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Los pozos indicadores de temblor

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En Juchitán muchas personas conservan todavía sus pozos. Cuando llegó el agua potable – agua de tubo – como también le llaman. Muchas personas taparon sus pozos. Los llenaron de basura y si hubiere escombro pues ahí lo vaciaban en el pozo. Hoy observo el pozo de la casa que su agua se pone turbia si hay réplica o de plano temblor como al de ayer en la mañana. Lo sucio del agua nos da el grado de intensidad del temblor.

Ya se imaginarán lo sucio del agua los días 8 y 9 de septiembre pasado. Lo mismo han dicho de los ojos de agua de Laollaga, Chihuitán, Tlacotepec en los primeros días después del terremoto. Estos Ojos de Agua están en lugares muy bellos, arbolados y en días normales, antes del terremoto su agua cristalina. Son muy concurridos. En uno de ellos como al de Tlacotepec ahí se puede acampar y quedarse a dormir. Disfrutar de la luna, los luceros que traspasan el espacio de lo tupido de las hojas de los árboles gigantes que rodean El Ojo, bajo un techo de cielo azul estrellado que el agua clara refleja en silencio. Sin más! Un paraíso.
Aquí en el Istmo en los tiempos prehispánicos, tuvimos un rey llamado Cosijoeza (1450-1502). En zapoteco cosijo es rayo; gueeza = es cigarro. De modo que algunos lo traducen: adormecedor como el cigarro y otros como: tormenta de puñales de jade…Era un gran conversador y buen político. Sus antepasados de Zaachila. Cuentan que llegó a pedir la mano de su esposa Coyolcatzin, a su Señor padre Ahuítzol. Y éste vio lo conveniente de esta unión, de modo que se concretó el enlace matrimonial. Ella en andas adornadas de ramos de Guiee Xoó’ba como dicen los tehuanos – Guiee Xúuba para nosotros los Tecos -, en hombros de guerreros zapotecas y aztecas, así llegó al Istmo. La blanca Coyolcatzin llegó adorar a su esposo Cosijoeza. Tuvieron como primogénito a Cosijopi – veloz como el rayo -, único rey en el Istmo; su reinado duró poco. Ya que Cortés el español desembarcó en Veracruz el 21 de Julio de 1519. Y terminó venciendo a Cuauhtémoc el 13 de agosto de 1521; de esta manera concluye La Conquista de México. En otro tiempo los aztecas habían establecido en 1486 un destacamento militar al lugar que llamaron Huayacac que en náhuatl significa lugar de huajes. Éste lugar los españoles en 1524 llamarían Oaxaca, siendo los primeros soldados españoles en llegar aquí:
Hernando de Badajoz y Francisco Cedeño, originarios de La Antequera, España, situada al sur de este país, cerca de Sevilla — el tren que va a Granada pasa ahí –. Es así que ellos nombran a Oaxaca la nueva Antequera.
Volviendo al tiempo de Cosijopi nuestro único rey quien muere en 1562; a la llegada de los españoles al Istmo, él entrega su reino a los españoles. Aunque sus hombres cercanos le aconsejaron hacer frente a los conquistadores. Él no aceptó; más tarde fue procesado por La Audiencia Real de la Nueva España con el cargo de apostasía, es decir, negar creer en la religión católica. Es así que es detenido, incautado sus bienes y condenado a ser encarcelado en su propia casa; que se ubica en la calle Guerrero, hoy en Tehuantepec. Casa que se conoce con el nombre de Cosijopi. Tuvo como su hija primogénita a Donaxii- Donají-, que significa en zapoteco la más adorada, y a la que él hereda “los ojos de agua” citados al inicio. Y cuando los sacerdotes españoles bautizaron a Cosijopi lo llamaron Juan Cortés y a su hija Donaxi -Shuunáa’shi – Magdalena. Ella iba con su séquito de jóvenes doncellas a bañarse al Ojo de Agua de Magdalena Tlacotepec, hoy. En este lugar se instala ya en nuestra época reciente – aproximación 1958 –, una planta hidroeléctrica por parte del gobierno Federal aprovechando la caída del agua que ahí había. Es así que personas originarias del lugar hayan tenido preferencia de ser contratadas por la CFE; siendo los pioneros don Ramón Martínez y de ahí sus hijos Eusebio y Ramón Martínez, que contrajo nupcias con Marbella Altamirano – ixtaltepecana -, amigos de la familia.
Del lugar donde se instaló esta pequeña Planta de luz, partió de ahí una sucesión de postes de concreto, que para colocarlos había que abrir caminos entre árboles. Este camino los del lugar lo llamaron Camino de Luz – Neza biáa’ní -. Y muchos espinaleños, como ixtaltepecanos fueron por ese rumbo por carretadas de leña; y por ahí mismo los alfareros de Ixtaltepec iban por tierra para hacer ollas de todo tamaño: cántaros, tinajas, alcancías, platos…
Con el terremoto pasado los alfareros ixtaltepecanos tuvieron grandes pérdidas: muchas ollas se quebraron; y lo más grave de su situación hoy, los hornos donde cocían sus ollas se derrumbaron con el temblor. Hoy, la situación es difícil para estos hombres, y mujeres que se dedicaban a la alfarería. En otro tiempo los trailers llegaban a cargar sus mercancías para llevarlas en otros estados de la República. Hoy no hay producción, no hay trabajo. Y con deuda por la mayoría de las mercancías rotas, como también sus hornos de trabajo derrumbados.
Hemos sido afectados la mayoría con el terremoto pasado de Septiembre. No se sabe de apoyos a los artesanos: caleros, hamaqueros, tejedores en bastidor, tortilleras en comal como al horno…Y lo de siempre que los Partidos hacen: otorgar apoyo a los que no tienen nada que ver con esos oficios.
Esperemos ya ver con más luz nuestro panorama y porvenir. Echémosle! Ganas, caminemos sobre los escombros con fe y esperanza hacia nuestro nuevo porvenir. Enhorabuena! Al llegar ese día esperado por todos nosotros. Amables lectores, vamos! Arriba corazones!

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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