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Cultura

Lugarda Charis Luna

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Primera entrega. La priísta de hueso verde

Las maneras de Na Lugarda son de una nobleza ancestral, propia de las mujeres zapotecas bien nacidas, de las que tienen la palabra florida y delicada, su sonrisa beatífica se acrisola cuando penden de sus hombros su chal, que en ella es como una estola de sacerdotisa, no por nada proviene de una estirpe de juchitecos ilustres: hija del militar más connotado de su pueblo: el general Heliodoro Charis Castro y tataranieta del valeroso Binu Gada.

 

Con esa presencia nos recibe en su patio, en la que normalmente recibe a sus visitantes, que esta vez es el músico Carlos Robles Nicolás, asiduo visitante desde los tiempos de su padre. Generalmente en este patio cercano a la pequeña cocina es donde ha concedido entrevistas, que han versado sobre política, la participación de la mujer y la historia de su padre. De hablar fluido, sincero, aunque a veces cuidadoso, sin negarse a las preguntas aunque algunos comentarios las ha preferido fuera de grabación.

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Esta vez la entrevista se realiza en el corredor de la casa, en donde permanecen pegados a la pared los butaques de madera y cuelga una hamaca. Abordamos su filiación priísta, la historia de su candidatura a la alcaldía de Juchitán, de su esposo Teodoro “el Rojo” Altamirano, de su padre en casa, de las costumbres del general, de sus gustos, de sus amigos, de los personajes que han desfilado por este corredor en donde estamos sentados, y cuyos fantasmas no logra captar la cámara de Armando Vásquez que acciona el obturador a cada momento.

Al finalizar la charla, salpicada de risas por las anécdotas chispeantes, se deja retratar en una silla apropiada. Al final nos enseña la galería de fotos del general, de sus títulos militares, de la familia, de los hijos. La despedida es con la misma cortesía. Salimos a la calle como si las casi dos horas del encuentro hubieran sido dos minutos.

Gerardo Valdivieso.- Tengo una imagen de usted en una campaña de Ulises Ruiz cuando lo de la ola roja, la tengo muy fija en la memoria porque todos fueron de rojo, las mujeres priístas, muy disciplinadas, todas fueron de huipil y enagua roja, y usted se rebeló y fue la única de verde. ¿Por qué no quiso ir de rojo?

Lugarda Charis.- Porque mi papá era chegomista, por eso nunca me pongo rojo.

G. V.- ¿Nadie le dijo, su hija por ejemplo, que fuera de rojo?

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L. Ch.- Me dijo ‘mamá todo mundo va de rojo’, le dije soy priísta, soy charista y como dijeran antes soy chegomista. Cuando Ulises sacó la consigna que se pusieran rojo, cuando antes, y tú lo sabes muy bien, las del PRI todas iban de verde y las de la coalición todas iban de rojo. Te contaré una anécdota: una vez me invitó Lupita López Lena a desayunar y ahí me entrevistó un gringo que me hizo una pregunta muy peculiar: ‘Dígame señora ¿Quién es mas combativa una mujer coceísta o una mujer priísta?’ lo quedé viendo y me reí, mire -le dije- ‘yo creo que ambas, porque ambas somos juchitecas’ ya no dijo nada el señor (se ríe).

lugarda web2Siempre cuando hacíamos mítines íbamos de verde, y esa vez que refieres todos fueron de playera roja y las mujeres de traje regional rojo. ¿Y ahora por qué? pregunté y me respondieron que el rojo significa la fuerza, tendrá mucha fuerza –les dije- pero yo no voy a ir de rojo, voy a ir como siempre he ido. A mi no me gusta ponerme el verde, cuando voy a una fiesta muy pocas veces me pongo un traje verde, pero para esas ocasiones tengo mis huipiles. Cuando recibí en Juchitán a la presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes, ambas llevábamos trajes, en esa ocasión no llevé collar de oro, llevé un collarcito color verde y un chal del mismo color.

G. V.- Su esposo Teodoro “el Rojo” Altamirano al final de su vida, luego de militar muchos años en el PRI, se pasó al PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) y había dicho que tras luchar casi toda su vida en el PRI nunca le habían dado un puesto popular, y que apenas se había afiliado a la oposición le daban el puesto de diputado ¿Ni con ese argumento la convenció de abandonar el PRI?

L. Ch.- Jamás, jamás. Me decía ‘ya se que no me vas a seguir, pero prepárame todas las cosas’. De acuerdo Rojo –le dije- pero yo no voy a ir, te preparo toda la comida que quieras, te voy a ayudar en todo, menos en el voto, perdóname pero yo nunca voy a ser infiel a mi partido. Preparé todo, preparé sándwichs, hice la comida. Todas mis vecinas, mis comadres, mis familiares, sus familiares, mis amigas, cargaron las cosas, las repartían pero yo nunca fui.

G.V.- ¿Aparte de la candidatura a la alcaldía, no le han ofrecido alguna otra candidatura o puesto?

L. Ch.- No, nunca. Quizás porque saben que no voy a aceptar. Me dijo una vez un primo: ‘ve a pedir la diputación y te la van a dar’, mira –le dije- yo no soy gente que pide, si alguna vez me la vinieran a ofrecer aquí, lo pensaría dos veces. Yo ya conozco la política.

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G. V.- ¿Cómo llegó a aceptar la candidatura del PRI a la alcaldía, quienes se lo propusieron?

L. Ch.- Una serie de personas que ni quiero acordarme. Cuando fui candidata no sabía que estaba amafiado todo, después lo comprendí, ya era tarde y decidí seguir. Estábamos en un desayuno con el licenciado Murat, delante de las candidatas de San Blas, Niltepec, Zanatepec, Ixtaltepec y de Ixhuatán dije que todas iban a ganar menos yo, ‘no diga así doña Lugarda, también vas a ganar’ me dijeron, vamos a suponer que gane, pero no me lo van a reconocer les dije, y así fue. Por el machismo en Juchitán nunca van aceptar que una mujer sea la presidenta.

G. V.- Que en ambos bandos ha existido

En ambos. Los periodistas y escritoras escriben que aquí existe un matriarcado, que no es cierto. Si existiera un matriarcado ya hubiera ganado una mujer. Escriben así porque ven que en el mercado están puras mujeres, en las fiestas se notan más las mujeres, en el padrón electoral más del cincuenta por ciento son mujeres. Tanto hombres como mujeres trabajan igual, lo que pasa es que al contrario de los hombres que despilfarran el dinero, aquí la mujer porque es buena administradora tiene su oro, porque sabe que puede surgir alguna necesidad. Aún así nunca han querido que una mujer sea presidenta municipal, han llegado a ser candidatas y en otros pueblos han llegado a ser presidentas, pero aquí no.

G. V.- ¿Cómo fue su campaña a la alcaldía?

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L. Ch.- Caminé. Tienes que caminar para que te vea la gente, te conozcan y se unan a ti. Yo salí ganando en la campaña una conjuntivitis, en esa época había una epidemia y me contagié. Pero descartando eso, caminamos mucho, caminamos por todo Juchitán. Caminamos muchísimo. ¿Sabes quién me acompañó?: Jaime López Cosme, él fue de prensa de la campaña. Había partes que en mi vida había conocido, llenos de lodo y que ahora están muy bonito, creo que los propios colonos lo mejoraron, hay casas muy bonitas. Gente que jamás había participado en política nos siguió, eso me dio mucho gusto y satisfacción. Por eso no me sentí muy mal cuando se lo dieron al otro partido, si él (Leopoldo de Gyves de la Cruz) ganó pues adelante, yo no quise pelear, ya siendo presidente me ofreció una regiduría, pero no acepté, coloqué a la gente que me apoyó en la campaña. De ahí ya no quise participar en política.

G. V.- ¿Cómo vivió esa época de confrontación tan apasionada en los 70 y 80, cuando había familias que se dividían por el PRI y la COCEI? ¿Qué hacía cuando pasaban las marchas de la COCEI frente a su casa?

L. Ch.- Insultaban al Rojo, puras majaderías. No me asomaba para nada, me sentaba y los dejaba pasar. Pero las vecinas les contestaban, no sé qué tanto se decían. A mi en lo personal nunca me faltaron al respeto. Nadamás una vez en una casilla que una joven insultó al Rojo, cometí el error de contestarle, le dije que no insultara a mi esposo y casi se me va encima, pero siempre fue a él a quien insultaban.

Segunda entrega: Mi esposo el Rojo Altamirano, el agitador

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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