Conecta con nosotros

Cultura

RODOLFO CRUZ DEL PUERTO.

Publicado hace

el

Originario de San Juan Guichicovi, Oax., nació el 19 de abril de 1908. Su padre Lucio Cruz formó en el pueblo una banda musical que atrajo el interés por la música de su pequeño hijo Rodolfo; pero fue su tío Eligio Villarreal quien le enseñó solfeo y a tocar el saxofón.

Más tarde aprendió a ejecutar otros instrumentos como el trombón y el clarinete. Ese aprendizaje lo guiaron a integrar su propia banda que marcó su inicio como director de orquesta. Con su tío Raúl del Puerto emigró a Coatzacoalcos, Ver., donde radicaban sus otros tíos Miguel Cruz y Ricardo Rosas Ocaña. Con un panorama más amplio y mejores oportunidades para trabajar en su pasión por la música, fue integrante en esa ciudad de la orquesta «Águilas de México» que después se transformó en la orquesta «Coatzacoalcos».
Cuando tenía 32 años, por 1940 llegó a Salina Cruz y se integró a la orquesta «Oro Negro» que integraron entre otros René Espinosa, Ricardo Rosas y Manuel Orozco, hermano del «Negro Laydo»; sin embargo, este grupo en busca de mejores condiciones de trabajo emigró a Mazatlán, Sinaloa en donde participó con mucho éxito al lado de las orquestas de esa ciudad; sin embargo la muerte de un integrante provocó que el grupo regresara a Salina Cruz. Nuevamente establecido Rodolfo formó su orquesta «Hilda» con elementos como Daniel Sánchez, Quirino Sánchez, Miguel Ortega,» Chévere, Saúl Sánchez y otros más. Después con ellos y otros más, la orquesta «Hilda» pasó a llamarse «Rodolfo Cruz del Puerto».
Tuvo un signo musical muy característico diferente a lo acostumbrado en ese momento en la ciudad. En su afán de ofrecer la música que se difundía en los Estados Unidos, don Rodolfo transcribía los éxitos de las grandes bandas como Glen Miller, Ray Anthony y otros de fama mundial. Sobre esa base hacía sus propios arreglos que le dieron el reconocimiento del público local y de la región, principalmente, e incluso de otros estados cercanos al nuestro.
En su orquesta participaron talentosos músicos de la región como el «Negro Laydo», Gustavo Álvarez, Javier Cacique, Roy Luis, Moisés Villalana, Rodolfo Osorio, Jesús García y otros de la localidad como Daniel y Quirino Sánchez, Frumencio Gutiérrez, Miguel Ortega, Héctor Gallegos, Víctor Contreras, Freddy León, Limón y otros más que con el tiempo se fueron agregando.
Rodolfo Cruz del Puerto fue partícipe de los bailes de gala de las ciudades donde era contratado como Tierra Blanca, Nanchital, y Agua Dulce, Ver., asimismo también de Tehuantepec, Juchitán, Matías Romero y obviamente en el puerto de Salina Cruz. Aún se le recuerda en los bailes de los barrios de Santa Rosa, San Francisco de Asís, Espinal en el festejo del santo patrón San Diego de Alcalá, San Pedro en Barrio Nuevo, entre otros. También aquellos inolvidables bailes en el antiguo Club de Leones, el Salón de los Cristales del Dique Seco y en la cancha del Palacio Municipal, principalmente los días 24 y 31 de diciembre.
Los años 50 y 60 del siglo pasado fueron testigos de los «mano a mano» con otra excelente orquesta, los «Hermanos Carlock», cuyos encuentros musicales generaron preferencias y partidarios entre uno y otro. En las diferentes ciudades alternó con orquestas nacionales como Carlos Campos, Gamboa Ceballos, Arturo Núñez, Pablo Beltrán Ruiz, Pérez Prado y otros de gran renombre.
Don Rodolfo fue el primero de la región en introducir a su orquesta instrumentos diferentes como la guitarra eléctrica, así como el órgano que revolucionaron el gusto del público por la buena música. Melodías como Mirando una Estrella, Tico – Tico y muchas más formaron parte del repertorio de la orquesta.
Cantantes como Jimmy, Alma Grande, Amable Avendaño hija de Daniel Sánchez deleitaron con sus voces a los salinacrucenses e istmeños. En algunas ocasiones Jesús Moreno «Tiota» se sumaba al grupo de cantantes.
A finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado nuevas corrientes inundaron el ambiente musical del país, los nuevos ritmos como el rock and roll, el twist y la música tropical con la influencia de la televisión transformaron el gusto del público. Los nuevos grupos rockanroleros de la juventud, la aparición de Acapulco Tropical, Rigo Tovar y otros más acapararon las preferencias y en Salina Cruz «Lando y los Futuros» y «Tropical San Juan» fueron desplazando a las orquestas y las músicas de antaño.
Finalmente el maestro Rodolfo Cruz del Puerto se dedicó a tocar con un pequeño grupo en lugares pequeños. Se le recuerda en «Las Tres Hermanas» a la salida de la ciudad.
El 19 de enero de 1979, un accidente en la carretera truncó la vida de este inolvidable director de orquesta en el ámbito de la música de la segunda mitad del siglo XX.
Fue padre de Lilia y Fidelfa Cruz; Óscar, Esperanza y Claudio Cruz López y, Martha, Rodolfo, Raúl, Jorge y Marco Antonio Cruz Sánchez.
(Agradecimientos por la entrevista a la señora Martha Cruz Sánchez y a su hermano Óscar Cruz López).

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia