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Cultura

El Palacio del Olimpo 2

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La verdad es que en nuestra mitología zapoteca aquí en la región del Istmo oaxaqueño, se cree que todo ser humano al nacer nace con un Guenda, es decir- no es un símbolo como pueden considerarlo los europeos-, ¡no! Es un ser que tal vez sea su alma, su esencia representado en un animal tan basto y diverso como la fauna de la tierra. De ahí que Víctor Hugo el gran escritor francés-1802-1885-; haya escrito en su memorable obra de Los Miserables, que en todo ser humano habita un animal o más. Por ejemplo mi señora madre Na Chión Cheemaa’du- Concepción hija de Ta’ Maado- aféresis de Amado-; su Guenda es felino, de ahí sus ojos cafés profundos y además con un carácter notable de felino pronto a rugir mostrando sus afiladas garras.

Ahora una coincidencia con su Guenda felino, adoraba a los gatos. Bien, en la obra del maestro Andrés Henestrosa, “Los hombres que dispersó la danza”- editada en 1929 -, en el transcurso de la Campaña de José Vasconcelos para la presidencia de la República; en la Ciudad de Monterrey se presenta el editor y le pregunta al maestro Vasconcelos si tiene alguna obra terminada para su edición. El maestro le responde que no; solo que el joven Andrés Henestrosa tiene una que merece ser editada. Doña Antonieta Rivas Mercado interviene para decirle al editor que ella le pagaría su edición. Ese fue el regalo de doña Antonieta a Andrés Henestrosa, con motivo de su Cumple el 30 de noviembre.

Bien amigos, en esta obra príncipe del maestro Andrés propone: el hombre en el Istmo, no es él quien habla, baila, canta, vive, ama, trabaja, muestra irá, come, ríe…!No! Es su Guenda, de ahí nace el verbo en zapoteco: Guenda r’iní -hablar -, Guenda r;aanaxíi -amar-; Guenda r’uunda -cantar -, Guenda r’aanaxí’ – amar -; Guendana’báani’ – vivir, vida -. De modo que en el Istmo hará 800 años las casas en Tehuantepec, Juchitán, eran de techo de palma, y cuyas paredes de lodo mezclado con fibras vegetales. El piso de tierra; así cuando la mujer va parir, rociaban alrededor de su cama polvo fino de tierra -yúu dee’-; así el ser por nacer imprimir su huella para conocer con qué Guenda nació. Él o ella vivirá con su Guenda, se mostrará al mundo según su Guenda, así Napoleón Bonaparte su Guenda el águila, en mi caso un ave que vuela un poco alto, no águila, tal vez el halcón. En el caso de mi hija Angélica su Guenda es el búho- daa’ma en zapoteco-; en el caso de mi amiga Silvia Ibarra- la paloma-; un amigo me declaró que su Guenda es el lagarto, de niño se mecía como un lagartito acostado sobre su pecho balanceándose en el piso y los trabajadores de su padre, orfebres, decían al verlo mecerse:- beé’ñe huí’ni’> lagartito-. Volviendo amigos al mundo mitológico griego, Zeus el dios supremo, su Guenda el águila, y el pájaro carpintero – cháa’ka- , y hacía honor a su Guenda porque mujeriego en el Istmo se le llama Chaa’ka- pájaro carpintero-. Así la diosa madre Hera, su Guenda la vaca, la más maternal de todos los animales; Hefesto el dios de los artesanos, herreros, orfebres, hijo de Zeus y de Hera, su guenda la codorniz- un ave que baila a la pata coja en el mes caluroso de mayo–, además que para más acorde con su físico, ya que era cojo. Bee’r’e’ xunaaxi’-codorniz-. Poseidón el dios del mar su Guenda un caballo blanco; Atenea la diosa de la sabiduría y de la guerra, el búho, un ave que encarna sabiduría, lenta en su movimiento, rápida en la oscuridad de la noche. Apolo, el dios de la música y de la medicina, el ratón; su hermana gemela Artemisa quien ve por el buen parto de las mujeres embarazadas, su Guenda es el oso, un animal fuerte y bélico; Artemisa nadaba en lagos en noche de luna, pidió a su padre Zeus ser eterna virgen, odiaba el matrimonio. Afrodita la diosa de la belleza y del amor, quien usaba un cinturón de oro que al ceñirla provocaba lujuria, gran deseo carnal en los hombres; los enloquecía; su Guenda la paloma- bee’xu o bii’xu, en zapoteco-. De ahí que aquel billete de un peso por tener dos palomas en su margen superior, le decíamos en zapoteco, ti bee’xu’> un peso; que hasta hoy se usa aunque los malos gobiernos que hemos tenido hasta 2020 lo hayan convertido en una monedita sin valor. Ahora, el Guenda de Deméter la diosa de las frutas, vegetales, de la agricultura,su Guenda el amapola, una flor roja que crece entre la cebada. De modo que hay Guenda vegetal. El maestro Henestrosa un día me comentó que el único vegetal con Guenda es el maizal -gue’él’la-. De ahí Levanto, el lingüista parece que del siglo XIX, haga surgir del maizal la palabra Guenda, por un detalle lingüístico: que las dos _eles, de la palabra gueé’l’la, pasaban a ser nd; gueé’l’la > Guenda. Amigos. Disfruten su día. Suerte.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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