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Cultura

Matías Romero: un liberal oaxaqueño.

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Las tareas que realizó Matías Romero a lo largo de su vida fueron muchas y diversas; señaló como diplomático, financiero y promotor de la economía, y aun cuando su obra es muy abundante –mucho más que la de otros individuos contemporáneos suyos- no incursionó en las letras y no creo que sea posible afirmar que fue historiador. Sin embargo, es de suma importancia su trabajo como compilador de documentos de la historia inmediata, realizado con el deliberado propósito de servir al conocimiento histórico.

Hombre distinguido de la segunda mitad del siglo XX, con una fuerte presencia nacional e intelectual, Matías Romero preparó importantes colecciones documentales sobre diversos temas imprescindibles para el estudio de la época.

Algo sobre su vida

Infancia y adolescencia en Oaxaca

Matías Romero Avendaño nació en la ciudad de Oaxaca el 24 de febrero de 1837, al parecer en el seno de una familia de ciertos recursos pues sus padres poseían propiedades en diferentes lugares del estado, recibían algunas rentas y prestaban dinero, aunque esto no significa que formaran parte de la elite terrateniente. Tampoco fue una familia numerosa, apenas otros tres hermanos: dos hombres y una mujer.1

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En la misma ciudad de Oaxaca transcurrió su infancia y realizó sus primeros estudios bajo la tutela de don Clemente Ramírez; después ingresó al Seminario de Santa Cruz. A los once años fue aceptado en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, al mismo tiempo que su hermano que era cinco años mayor. Pronto se señaló entre sus compañeros por su dedicación y talento. A los catorce años dictó su primera conferencia entre sus compañeros y maestros.

En el Instituto, Romero, enderezó sus estudios hacía la abogacía, y recibió la influencia de Benito Juárez, estableciendo una estrecha relación con él. En 1854 viajó a la ciudad de México. En ese mismo año empezó a manifestar su interés por las cuestiones públicas: hizo una propuesta a la Secretaría de Hacienda para pagar la deuda inglesa y dio inicio a sus observaciones sobre los asuntos internacionales. Aunque regresó a Oaxaca, al año siguiente se trasladó a la capital de la república a continuar sus estudios. 2 Todavía en 1855 intentó unirse al grupo que debía enfrentar al levantamiento organizado en su estado natal contra el gobierno de Ignacio Comonfort, pero Juárez lo convenció de permanecer en la capital.

Compromiso político e inicio en el ejercicio diplomático.

En la ciudad de México, además de atender su formación como abogado, se ocupó con ahínco de estudiar los idiomas franceses e inglés, pues había decidido dedicarse a la diplomacia con el deseo de desarrollar su actividad en Inglaterra, ambición esta última que nunca vio cumplida.

Juárez lo introdujo como meritorio, para ser nombrado después empleado suplente, en la Secretaría de Relaciones Exteriores. También recibió el apoyo de Ignacio Mariscal, otro señalado oaxaqueño.3 Romero se tituló y recibió permiso de la Barra de Abogados para ejercer en 1857. En este mismo año, preparó una Tabla sinóptica de os estados de México con otros países, que en realidad era una síntesis de la historia diplomática nacional.4

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Romero conocía bien las difíciles circunstancias por las que atravesaba el país: sabía cuál había sido y cuál era el costo político, económico y social de las guerras que azotaban incesantemente en territorio nacional; sabia de la bancarrota y la debilidad frente al exterior y la dependencia económica y comercial de México frente a las grandes potencias; reconocía también el interés que tenían sobre el territorio mexicano. Por ello, siempre –desde el inicio de su carrera hasta el momento de su muerte, durante 43 años- se entregó con tenacidad y pasión al estudió y búsqueda de soluciones para los problemas que el país afrontaba, siempre con el propósito de hacer de México una nación libre, fuerte y desarrollada. Matías Romero fue un hombre altamente comprometido con su patria, aun cuando no siempre sus propuestas fueron exitosas.

La lealtad de Romero hacía Juárez fue total, nunca hubo titubeos de su parte; por ello, a pesar de su juventud, no dudo de seguir a su maestro en 1858 cuando Félix Zuloaga se hizo del gobierno después de una breve alianza con Comonfort. Los liberales habían decidido hacer frente a los conservadores, sosteniendo a Juárez en el gobierno, en Veracruz, Romero hizo las veces, en ocasiones, de su secretario.

Al finalizar el año siguiente, Romero fue nombrado secretario de la legión mexicana en Washington, a cuyo frente estaba José Ma. Mata. Un año después se hizo cargo de la misma and interim, y para 1862 ya era Encargado de los Negocios.

En 1863 regresó a México, pues deseaba participar militarmente contra el Imperio. Durante un corto tiempo –sólo algunos meses- formó parte del Estado Mayor de Porfirio Díaz. Nuevamente se le comisionaron los asuntos mexicanos en la capital estadounidense y ahí permaneció por cuatro años más, hasta 1867. Su misión en Estados Unidos era dar a conocer los proyectos de Juárez para el progreso de México y ganar simpatizantes para su causa y el apoyo del gobierno estadounidense.5 También Romero debía ocuparse de conseguir préstamos y comprar armas y municiones para que el ejercitó juarista pudieran hacer frente a los invasores. Es preciso resaltar la edad de nuestro biografiado para apuntar sus cualidades –que no debieron ser pocas para tan alta responsabilidad-, pues entre los 22 y los 30 años se le comisionó –con cargos ascendentes- para atender los vínculos con la potencia más relevante para los liberales en su enfrentamiento con los conservadores y el Imperio.

Durante su larga estancia en Estados Unidos, que no fue la última, conoció muy de cerca la vida de norteamericana y estableció excelente amistad amistades. Este reconocimiento lo llevó a considerar que México, en su desarrollo, podía seguir algunas pautas políticas y morales semejantes. Adquirió la certeza de que,, en primer término, México debería de sanear y fortalecer su economía, y que la construcción de vís ferroviarias era de suma importancia para lograrlas. También vislumbró las posibilidades que para México podía tener la producción de petróleo, cuando apenas empezaba a explotarse.

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En la hacienda pública y después, empresario y legislador.

Matías Romero regresó a México para hacerse cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; la encabezó del 15 de enero de 1868 hasta el 15 de mayo de 1872, su gestión fue interrumpida algunos meses6 porque se encargó, en Washington, de la convención para el arreglo de las reclamaciones presentadas tanto por mexicanos como por estadounidenses. Salvó una cortísima experiencia fallida como empresario, su vida pública transcurrió en esas dos esferas; la diplomática y la hacendaría, en ambas su desempeño era impecable.

Cualquier proyecto era de difícil realización en el momento en que restauró la Republica, pero sin duda alguna uno de los que enfrentaba más problemas era el hacendario: México era un país pobre y endeudado. Romero intentó lo imposible: “pagar regularmente la deuda; aumentar los ingresos del gobierno, reduciendo el ejército para obtener recursos y así establecer escuelas y abrir caminos, e implementar una política económica que fortaleciera las finanzas.” 7

La propuesta económica de Romero era clara: producir prioritariamente materias primas y promover la calidad de la industria nacional para hacerla competitiva; para conseguir esto último, aconsejaba reducir los impuestos a las mercancías extranjeras. También proponía acabar con los impuestos locales que entorpecían y encarecían el comercio, e impulsar la exportación e importación de mercancías.8 Con tesón, y como si de una empresa particular se tratara, promovió la producción de caucho, 9 tabaco y azúcar en el sur del país, creía que en los productos tropicales, México podía fincar su crecimiento y riqueza y que en el sur –tan descuidado y despoblado como estaba- era donde podría encausar y consolidar su desarrollo. Por ello, en este momento, y después, como legislador -1857-1876- impulsó de manera particular esta zona.

Después de que el levantamiento porfirista de la Noria fue controlado, y poco antes de que Juárez falleciera, 10 Romero renunció a su cargo por encontrarse enfermo. Desde los veinte años padeció fuertes dolores de cabeza, mareos, nauseas, problemas estomacales, desmayos, que nunca desaparecieron y de manera constante se atendió, incluso se sometió a un tratamiento en Europa y a algunas operaciones oculares. Sus padecimientos se recrudecían en la ciudad de México y durante los viajes. Así, su estado de salud y su deseo de atender una finca que había adquirido en el Soconusco lo alejaron por tres años de las actividades gubernamentales.

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Congruente con sus sugerencias, deseaba cultivar en Chiapas café y caucho y explotar, para importar, maderas finas como el cedro y la caoba. Romero desistió de su empeño y regresó a la ciudad de México en virtud de los serios enfrentamientos que tuvo con el general Justo Rufino Barrios, 11 presidente de Guatemala, ocasionados por diversas razones, y que no podían resolverse ya los límites entre México y Guatemala aún no habían sido fijados.12

Al regresar a la capital, en noviembre de 1875, tomó posesión como senador suplente por Chiapas: cuando se incorporó el propietario, Romero regresó a la Cámara de Diputados como representante por Oaxaca. Como ya se mencionó, durante esta etapa insistió en la riqueza y las posibilidades económicas del sur si recibía inversión de capital y trabajo, y procuró beneficios para la zona, así logró que las rutas comerciales marítimas incluyeran al Soconusco a fin de lograr la movilización de los productos regionales. También como diputado, Romero defendió sus puntos de vista sobre el libre comercio, la suspensión de las alcabalas y la libre acuñación de plata, además que se interesó por las relaciones con China y Japón.

El desarrollo económico de México era vital para Romero, por eso, entre los liberales. Fue uno de los más fervorosos creyentes en el progreso material. 13

En noviembr5e de 1876 cesó sus actividades como legislador, al triunfar el movimiento acaudillado por Porfirio Díaz con el Plan de Tuxtepec.

Al lado de Porfirio Díaz

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La disputa por el poder político entre Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Porfirio Díaz, y el triunfo militar de éste, trajeron nuevas dificultades al país. Para resolverles los problemas que tenían que ver con la hacienda pública. Díaz llamó a su paisano no obstante que Romero nunca lo secundó en sus levantamientos.

Muerto Juárez cuatro años antes, de alguna manera no tomada en cuenta por Lerdo, y amigo de Díaz de tiempo atrás. Romero aceptó colaborar con el nuevo gobierno, cuando don Porfirio Díaz fue electo presidente.

Romero se hizo cargo del despacho de Hacienda el 24 de mayo de 1877 y renunció a él 19 de abril de 18779. De nueva cuenta se preocupó por recuperar el crédito de México en el extranjero, pagando la deuda y arreglando los convenios relacionados con ella. Atendió de manera especial lo relativo a los contratos ferroviarios y marítimos. Romero aseguraba que las líneas ferroviarias podrían reconstruirse en México sin necesidad de recurrir al pago de subvenciones, sin embargo su punto de vista no prevaleció cuando se otorgaron las concesiones después de su gestión.

Don Matías seguía sosteniendo que la economía del país debía basarse en la riqueza de ls productos agrícolas y mineros y su comercio. Nunca hizo de la industrialización una panacea. También planeo en esta etapa soluciones para el sistema bancario y la moneda circulante, pero sus opiniones no se discutieron sino hasta 1890, cuando ya no se encontraba al frente de la hacienda pública.

Cuando abandonó esta Secretaría se le ofreció la de Relaciones Exteriores, pero la rechazó por no estar de acuerdo con el gabinete. En 1880 se hizo de la Administración General de Correos, a la que renunció en enero del año siguiente.

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En el último año del primer periodo presidencial de Díaz, Romero participó en la reorganización del Partido Liberal Mexicano, empresa que fue considerada por algunos como “antigonzalistas y aun antiporfirista”. Tal vez por ello, la administración Manuel González se resistió a utilizar los servicios de don Matías, pero tuvo que hacerlo en 1882: no podía prescindirse de la experiencia y dedicación de un hombre como él. Mientras esto ocurría, trabajo como representante de algunas compañías ferroviarias, particularmente él estaba interesado en la vía transístmica que debía de comunicar el Golfo de México con el Pacifico a través del Istmo de Tehuantepec.

El 15 de mayo de 1882 se designó a Romero Ministro Plenipotenciario en Estados Unidos, y como tal participó en el tratado de límites con Guatemala.14 Al ocupar nuevamente Díaz la presidencia, mantuvo a Romero en la misma posición, sabía que los asuntos con el vecino del norte requerían de un experto y don Matías lo era.

Permaneció en Washington hasta 1891, pues otra vez se hizo cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, del 1º de enero de 1892 al 7 de mayo de 1893. En esta etapa contó con la colaboración de José Ives Limantour, quien lo sustituyó en el cargo.

Romero dejó Hacienda para regresar otra vez a Estados Unidos con el cargo de Ministro. Ahí permaneció hasta su muerte, acaecida en 1898.

Fueron muchos los asuntos de los cuales se ocupó como representante diplomático, ya se mencionó el relativo a los límites entre México y Guatemala, pero también intervino en los problemas fronterizos originados por robo de ganado y en las reclamaciones de mexicanos por abusos cometidos en su contra como trabajadores en Estados Unidos; participó en los proyectos de tratados comerciales entre ambos países, 15 en el tratado de paso de fuerza militares para combatir a los indios nómadas que amenazaban a los pueblos de ambos lados de la frontera y en los tratados de extradición; también promovió –y de manera muy intensa – la intervención norteamericana en México.

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La habilidad y tacto diplomático de Romero –después de señalar su franqueza y cortesía, además de su rectitud, fidelidad, firmeza y notable capacidad -, se resumen en este comentario:

Matías Romero Inspiraba en sus contemporáneos amplia confianza y una           amistad perdurable. Como resultado, y como lo indica claramente sus correspondencia, tal vez ningún diplomático de México y de los Estados Unidos, antes o después ha gozado de tan admirable y prolongado acceso a las personalidades de ambos gobiernos 16.

A pesar de su obsesión por el orden y el progreso –aun antes de que el porfirismo llegara al poder-17, Matías Romero nunca se afilio al positivismo ni al evolucionismo. Mantuvo posiciones muy distintas a las que sostuvieron “científicos” señalados, si bien es indudable que a Lamantour le indicó el camino para conducir las finanzas nacionales. A diferencia de muchos porfiristas, su modelo fue Estados Unidos 18 y no las potencias del otro lado del Atlántico; creyó que la única colonización que podría prosperar en México era la asiática, en particular la china,19 y no la europea, y sostuvo que los indígenas mexicanos podrían satisfacer con su trabajo las necesidades productivas de México siempre y cuando se le proporcionaran o permitieran mejores formas de vida.20

Además de sus voluminosas obras publicadas por el gobierno mexicano en la ciudad de México, los trabajos de investigación y divulgación de Romero vieron la luz y se reprodujeron o comentaron en los boletines de la Sociedad Agrícola Mexicana, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la American Geographical Society y la Philadelphia Academy of Social Sciencies –sociedades de las cuales era miembro-, en revistas tales como: North American Review, Review of Reviews, American Geographical Review, y en periódicos de México, Nueva York, Chicago, San Luis Misuri, Atlanta, Filadelfia y otras ciudades de los estados Unidos, e inclusive Montreal y Paris.

Matías Romero se casó en 1868 con una joven norteamericana protestante llamada Lucrecia Allen.21 no tuvieron familia. Romero siempre apoyó y atendió a la de sus hermanos y a la de su esposa. Al lado de esta viajó mucho, los viajes le permitieron ampliar sus conocimientos y puntos de vista que luego intentaba aplicar a México. Recorrió casi todo Estados Unidos, y viajo por Canadá, Guatemala: Francia, Inglaterra, España, Portugal, Alemania, Italia, Escandinavia, Rusia, Turquía, Palestina y África del Norte.

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Unos cuantos meses después de la muerte de su esposa, el 30 de diciembre de 1898, Matías Romero falleció en Washington. Sus restos fueron trasladados a México; llegaron a la capital de la Republica el 16 de enero de 1899 y se le rindieron los más altos honores militares. Su viejo amigo Ignacio Mariscal pronunció la oración fúnebre.

En opinión de Daniel Cosío Villegas, fue entonces cuando el público se dio cuenta que México había perdido “a uno de su más grande devotos servidores inteligente, laborioso, honrado, poco afecto a mezclarse en los enredos políticos.”22

*Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

1.- Harry Bernstein, Matías Romero , 1837, Trad. Margarita Montellano Arteaga. México, Fondo de Cultura Económica, 1982, (Sección de Obras de Historia).351pp. esta obra es imprescindible para cualquier acercamiento a Romero, ya que se trata de un estudio muy acucioso.

2.- Antonio López de Santa Anna, por entonces presidente de la Republica, redijo los Institutos a impartir sólo instrucción secundaría o preparatoria y estudios superiores para algunas facultades, sin posibilidad de conferir los grados mayores. Decreto de 19 de diciembre de 1854 en Juan Sánchez,, Vida Literaria de Benito Juárez, ed. facs., inter. Álvaro Matute Aguirre. México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM 1972, 23,XV, 61p., 50-53p.

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3.- Matías Romero, Diario personal, (1855-1865). Emma Cosío Villegas, ed., pról., y notas México, El Colegio de México,, 1960. En este libro Romero dejó constancia puntual y concisa de sus actividades cotidianas entre las que pueden señalarse de manera particular las prácticas religiosas y su asistencia a la ópera y el teatro, así como las tertulias con los amigos.

4.- Matías Romero, Tabla sinóptica de los tratados y convenciones celebrados por la República Mexicana con naciones extranjeras. Tabasco, Imprenta del Gobierno, 1859. 78pp.

5.- Su gestión la realizó primero ante el presidente Abraham Lincoln, y después del asesinato de éste, ante Andrew Johnson.

6.- Su ausencia duró de mayo a agosto de 1868.    

7.- Josefina Mac Gregor, selección, intr.. y notas preliminares, “Introducción” en Matías Romero; textos escogidos, México, Consejo Nacional para la Cultura y las artes, 1992. (Cien de México), p.22.

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8.- Para abundar en este punto pueden consultar las Memorias de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de los periodos en que Matías Romero estuvo al frente de ella.

9.- Matías Romero, Importancia dl cultivo del hule en el porvenir de la República, 3a. ed., México. Secretaría de Fomento, 1898. 51p. Este artículo fue publicado por primera vez en el Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana, y está fechado en diciembre de 1872.

10.- La muerte de Benito Juárez afligió sobremanera a Matías Romero, pues, según él mismo decía, Juárez había sido como un verdadero padre para él.  

11.- Daniel Cosí Villegas, “La aventura de Matías” en Historia Mexicana, vol. VIII, núm. 1, julio-septiembre 1958, pp. 35-59; Matías Romero, Refutación de las inculpaciones hechas al C. Matías Romero por el Gobierno de Guatemala. Anexo Núm. 2 a la Memoria del Ministro de Relaciones México, Imprenta Poliglota de C. Ramiro Ponce de León, 1876. 377pp.

12.- Daniel Cosío Villegas, Historia Moderna d México. El porfiriato. Vida Política exterior. Parte primera, México, Hermes, 1972 813 pp. A lo largo de este tramo, el autor da cuenta de los arreglos entre México Y Guatemala y la situación de Centroamérica, así como de la participación de Romero en la firma de los tratados.

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13.- Cosío Villegas, “La aventura”…op.cit.p.39.

14.- En 1877 tuvo lugar una Convención Preliminar para el arreglo de los límites entre México y Guatemala, que no tuvo éxito. La discusión sobre los terrenos de Chiapas y el Soconusco produjo una gran tensión entre los gobiernos de los dos países que, para ser resuelta, se exigió que en 1881 el arbitraje de Estados Unidos. Por desvanecidas entre Ignacio Mariscal, Secretario de Relaciones Exterior, y Manuel Ma. Zamacona, Ministro de México en Washington, éste renunció y aquel “fue a desterrar a Matías Romero, a quien el presidente González tenía arrumbado por haberlo creído hostil o indiferente en su candidatura presidencial. la prensa encontró la elección “no solo muy acertada, sino muy trascendental”, dada la larga y azarosa carrera diplomática de Romero en Washington durante la intervención y su conocimiento especialísimo de los problemas y de los hombres de Gautemala. “Cosío Villegas, Historia…Vida política exterior,,,op. cit, p. 189. Sin embargo, el arreglo diplomático fue lento y complicado; no fue sino hasta el 15 de mayo de 1895 que las ratificaciones del convenio de límites pudieron canjearse.

15.- Matías Romero, La promoción de las relaciones comerciales entre México y los Estados Unidos de América, Advertencia de Luis Chávez Orozco. México, Banco Nacional de Comercio exterior, 1961. XV,277pp. (Colección de documentos para la historia del comercio exterior de México). Matías Romero, Reciprocidad comercial entre México y los Estados Unidos. El tratado comercial de 1883, Romero Flores Caballero, nota preliminar. México, Banco Nacional de Comercio Exterior, 197. XXVII, 350, VI.pp. Se trata de una edición fascsimilar de la de 1890 publicada por la Secretaría de Fomento. En su nota, Flores Caballero hace un acopio de todas las cualidades y defectos de Matías Romero anotados por los estudios de su trabajo, y analizada de manera particular las condiciones del país durante la elaboración de este tratado y los argumentos para que no fuera aceptado en Estados Unidos.

16.- Matías Romero, 1867, Charles J. Pilliod, Jr., pref., Jeffrey K. Wilkerson, int. México, The United States Embasy in Mexico, 1988.ed. bilingüe J-129 pp.,p. 12.

17.- Mac Gregor, op, cit., p. 237.

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18.- Matías Romero, “La cuestión de brazos para el cutivo de café en Oaxaca” en El estado…, cit., pp. 133-148. Este artículo fue fechado en Oaxaca el 30 de julio de 1879.

21.- Su relación con el protestantismo en Estados Unidos y sobre todo su matrimonio con un protestante, alejó a Romero de la intolerancia religiosa, aún más de lo que lo había hecho su posición lieral. Por su actitud muchos mexicanos vieron en Romero un peligro para la religión católica.

22 Daniel Villegas, Historia Moderna de México. El porfiriato. Vida Política, Segunda parte, México, Hermes, 1972. p. 511. ¿Lo recordáis? Sin duda; ágil, pequeño./Mirada, al par que triste, indagadora; /abeja en la vigilia y en el sueño;/abeja en el crepúsculo, en la aurora.Ibid.

 

Tomado de la Revista “ Guchachi’ Reza” (Iguana Rajada)/ Septiembre-octubre Número 47, 1994/Cuarta época. pp. 2-7/Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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