Conecta con nosotros

Cultura

Xalapa Viejo, un pueblo que se perdió

Publicado hace

el

Yúdxi, le llamaron los zapotecos en su dulce lengua al pueblo que llegara a ser el granero del Istmo de Tehuantepec, al que los aztecas tradujeron como Xalapa que se deriva de las voces náhuatl xalapan: xali, arena; apan: río arenoso, agua arenosa. Su nombre oficial es Santa María Xalapa del Marqués, por lo que perteneció en la Colonia al Marquesado del Valle, propiedad de Hernán Cortes.

En su antiguo territorio, refiere la historia, fue donde se asentaron por algún tiempo los huaves, que la hicieron su capital, pues sus ricas tierras y su caudaloso rio garantizaban el sustento de esta cultura venida de América del sur.
Su alianza con los aztecas en la decisiva batalla de Guiengola en 1496, determinó su destino, pues hizo que los triunfadores zapotecas los desalojaran definitivamente del territorio que ocupaban, empujándolos a las tierras áridas junto al Mar Superior.

A partir de la victoriosa batalla, los zapotecas establecieron definitivamente su territorio y de aquel heroico ejército zapoteca, gran parte se estableció en Xalapa, en Yúdxi de los zapotecas, que llegó a ser la segunda ciudad en importancia de la nación zapoteca de Tehuantepec.
Tal fue su crecimiento político, económico y militar. Que el Señor de Xalapa se le insubordinó al Rey Cosijopíi, y en esa rebeldía estaban cuando llegó Pedro de Alvarado con su ejército, quien con el esfuerzo que le prestara Cosijopíi, su recién aliado, pudieron someterlo, matando a más de veinte mil almas en su campaña punitiva contra los xalapanecos. Llevándose Alvarado cuantiosas cargas de oro y piedras preciosas. Posteriormente llegaron los dominicos para predicar el evangelio, levantando más tarde el majestuoso convento de Santo Domingo.

Grande acontecimiento tiene registrado Xalapa en sus anales: la muerte de Pinopia, la hermana menor de Cosijopíi, a quien traída de Zaachila para que lo acompañara en su reinado de Tehuantepec, que, por herencia de su padre, el Rey Cosijoeza, había conquistado para la grandeza de la nación zapoteca. Allí agravó Pinopia, y allí mismo le dieron sepultura convirtiéndose más tarde en la virgen de la Magdalena que se veneró con gran pasión por los habitantes de aquel rico valle.
La importancia política de Xalapa en la Colonia, la llevó a tener la categoría de Villa, por lo cual contó en su administración política y económica con corregidores y alcaldes mayores.

En la guerra de independencia, fue en su convento done descansaron tras fatigadas marchas el ejército insurgente de Mariano Matamoros, quien traía por consigna expulsar a los invasores guatemaltecos de Manuel Dambrini, que habían invadido la Nueva España para tratar de recuperar la ciudad de Oaxaca, que había sido tomada por Morelos el 25 de noviembre de 1812, derrotándolo en abril de 1813, en la “raya de Tonalá”.
Es en Xalapa cuando las armas liberales al mando de Porfirio Díaz pudieron derrotar al conservador Cobos en febrero y septiembre de 1858.
En tiempos de la revolución, las fuerzas santibañistas de Tehuantepec, que más tarde integraran el Primer Batallón de Istmo, derrotan completamente a las fuerzas federales en la decisiva batalla de ”El Tablón” en 1914, lo que garantizo el triunfo del constitucionalismo en nuestra región.

Anuncio

El movimiento revolucionario había dividido a la población en “verdes” y “rojos”, los primeros revolucionarios, y los segundos simpatizantes del viejo régimen. Y como los principales logros políticos y económicos no se alcanzaran de 1910 a 1920, se prolongó en muchas ocasiones, siendo Xalapa el último lugar donde llegaba la reconciliación entre ambas partes hasta el 27 de marzo de 1932, cuando se da la Unificación de Xalapa, gracias al trabajo realizado por Misiones Culturales en las que se distinguió la profesora, Sara Valero de Marines, quedando en el pasado “verdes” y los “rojos” para dar paso ahora a los partidos políticos “Progresistas” y “Socialistas” por cuya reconciliación y unificación Xalapa se integra al trabajo y al progreso.

El rico vergel que fuera Xalapa, el Xalapa Viejo de nuestros recuerdos, se ve violentado por el “voraz progreso” que destruyó su vida en los primeros días de mayo de 1961 que dispersó a sus hijos, que empobreció a un pueblo netamente rico y garante del alimento de toda su región.
La construcción de la presa “Presidente Benito Juárez” se impuso, se empezó a hinchar un día , y quienes se resistían a dejar sus tierras labrantías, sus huertas, sus casas, y sus muertos, fueron lentamente desalojados cuando sus calles se fueron anegando; entonces se dieron cuenta que definitivamente les habían robado su valle y sus esperanzas. Muchos viejos no resistieron y la añoranza se adueñó de ellos, la nostalgia los fue consumiendo como la noche al atardecer. Y la tristeza de aquella gente heroica y trabajadora no fue la de morir, sino la de no poder sepultarse en el viejo panteón de sus mayores.

Tomado del libro: ¡Ay Nana!, ¿Qué pasó? Sucedió en el Istmo de Tehuantepec. 1a. Ed. 2018. Mario Mecott Francisco. Carteles Editores, pp. 29-31.

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia