Conecta con nosotros

Cultura

Mba’Layuzu’

Publicado hace

el

Hace muchos años (algunos ancianos argumentan que esto sucedió en la época del diluvio universal) nuestra comunidad tenía una princesa y Mazatlán, la tierra de los mixes, tenía un príncipe y ella le correspondía. Llegaron a entenderse a tal grado que fueron novios y todas las tardes iba a visitarla. Así pasaron muchos años. Él estaba muy enamorado de ella y dedicaba mucho tiempo a cortejarla. Ella siempre lo esperaba con ansias. Los pobladores de ese entonces sabían de la relación de su princesa; sabía que el príncipe era un nahual extremadamente poderoso y vengativo y que la princesa también era un nahual que protegía a su pueblo.

Un día de tantos el príncipe le pidió matrimonio a la princesa. Ella aceptó casarse con el príncipe. Con más emoción, el príncipe viajaba desde Mazatlán hasta esa comunidad para cortejar a la princesa, con la esperanza de que sería su esposa. Los jóvenes fijaron fecha de matrimonio. El príncipe se estaba preparando para el momento con las costumbres y los ritos de ese entonces, pero a unos días de la boda, la princesa se arrepintió. Le dijo que ya no quería casarse, le ofreció sus disculpas, pero no estaba preparada para el matrimonio. Todavía el príncipe le rogó que fuera su esposa, pero ella con firmeza nuevamente se negó. El pueblo se preocupó porque conocían el gran poder del príncipe-nahual que quería casarse con su princesa.

Mostrando su lado vengativo el príncipe amenazó a la princesa: “Si no quieres casarte conmigo, entonces yo destruiré tu tierra, no tendré compasión de ustedes, sufrirás las consecuencias de tu burla y tu traición, tu gente y todos los pueblos zapotecos perecerán bajo el agua, tú y todo lo que tus ojos ven morirá”.

En su defensa y la del pueblo, con mucha valentía, la princesa le preguntó al príncipe-nahual que día pasaría tal desgracia, qué día se hundiría bajo agua toda la comunidad. Él respondió con extrema rabia: “Día, fecha y hora, lo sabrán todo a su debido tiempo, pero la creciente llegará con fuertes lluvias, truenos y relámpagos, y será por el lugar en donde ustedes llaman Guigulajna”.

En aquel tiempo en nuestra comunidad era común ver a los nahuales. Estos, la princesa y el pueblo en general, organizaron muchas asambleas para encontrar la forma de defenderse contra esa terrible amenaza. Discutían las diferentes formas, pero no era fácil llegar a un acuerdo positivo.

Anuncio

Un día de pronto los ríos empezaron a crecer, a lo lejos se escuchaba el poder de la creciente, la tierra temblaba, todo alrededor retumbaba. El príncipe-nahual había prometido desaparecer al pueblo la mañana del día siguiente.

En esos momentos, entre la multitud dos hombres aparecieron, diciendo que ellos podían darle fin a esta amenaza. Ellos ubicarían el punto de donde salía tanta agua. Estos hombres eran nahuales (el pueblo lo sabía). Estas dos personas dijeron que el príncipe-nahual se había transformado en un enorme Mba’layuzu’ (serpiente-toro) y que era el causante de tanta destrucción. Uno de los nahuales fue por una enorme piedra a muchos kilómetros, hacia el sur de la población, a un lugar llamado Mesquite. El otro nahual escogió una gran roca en algún lugar del Norte llamado Peña Blanca.

“Si a medio día el rio trae mucha sangre y mucha espuma significa que hemos ganado. Celébrenlo. Por el contrario, si ven agua y lodo esperen lo peor”, así dijeron los nahuales y partieron hacia Guigulajna. Cada uno subió a un cerro, uno por el Norte y el otro por el Sur. Cuentan los abuelos que el cuerpo del animal era de la misma altura de los cerros. En el momento justo, los nahuales soltaron las enormes piedras destruyendo la cabeza del Mba’layuzu. Cada uno de los nahuales se integró a la piedra, convertido en su misma piedra para siempre (en la cañada de Guigulajna se encuentran dos enormes rocas chocadas entre sí. Es ahí en donde los pobladores dicen que murió el Mba’layuzu).

Los pobladores vieron que el río traía mucha sangre y mucha espuma, por lo que corrieron a avisarle a la princesa. Esta ordenó que le arrojaran mucha sal a la cabeza del Mba’layuzu. Cuando los nahuales de Mazatlán intentaron recoger el cuerpo, ya era demasiado tarde, pues la sal había destruido la posibilidad de que resucitará. En el instante en que le arrojaron la sal, desapareció el cuerpo del príncipe-nahual o Mba’layuzu.

*Tomado del libro: “Los viejos hablaron”, Relatos Dominganos sobre nahuales, encantos y otros seres. /3-abril-2018/Cd. de México

Anuncio
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia