Conecta con nosotros

Cultura

Nandu Bata: el artista que impresionó a Staquiu Nigui

Publicado hace

el


“Bata” en nuestra lengua zapoteca connota lo corriente, lo tosco, lo ordinario, lo chabacano; pero porqué se le dio ese apodo a Ta Nando, si su persona, si su trato, sus pensamientos, que son el reflejo de sus composiciones revelan todo lo contario.
Él asegura que no sabe cómo le vino este mote a su familia, tampoco sabe en qué momento empezaron a llamar a Ta Modesto, su padre “Bata”. Creemos que este mote es más que describirlo a él, refleja la picardía de nosotros los zapotecos.
Su primer maestro fue el profesor Quirino Saynes, quien fue asesinado en un movimiento político allá por la década de los treinta. Este profesor advirtió facultades artísticas en Ta Nando, por eso lo recomendó ampliamente con el profesor Ferrando Hüeru Ruxhi, a quien le dijo: “Rune recomendar lii chamacu ri’, purti’ laabe nabe naya’ni’ iquebe”, recuerda este cantautor zapoteca.
De allí continúo sus estudios, según él padeciendo y sufriendo porque su segundo profesor le exigía muchos trabajos, mucho estudio, no lo dejaba descansar, ni a la hora del recreo. En estos momentos bendice aquella rigurosidad y comenta que ahora le es benéfica pues se acostumbró a la disciplina que recibió en aquellos años.
Tenía 15 años cuando conoció a Eustaquio Jiménez Girón , Taquiu Nigui, y de inmediato se identificó con él, transitó por la senda de que había andado, adoptó sus modos, o como él mismo dice: “Gucuaa stilu sti hombre que”. Esto lo podemos apreciar en su primera composición musical que tituló La’ pa guié’ , en donde se advierte la inferencia bienhechora y enriquecedora de su maestro.NanduBata2
La’ pa’ guié’
Nia’ rari’, xunaxi stinne’, sti’ ladxidua’,
Nia’ ti son, ni gudixhe’ xidxi guyoou’.
Runi lii nga, xunaxi, ti gu’yu’ naa:
bizalulu’ casi ti biaani’
belegui ni nuu guibá’.

Fernando Sánchez Aquino nació el 30 de mayo de 1924 y cuenta que compuso alrededor de 64 canciones, la mayoría de ellas dedicadas a las mujeres que trató y conoció : Donaciana, Rosa, Veronica, Tomasa. También en sus composiciones refleja sus avatares amorosos; sus logros, sus triunfos, pero también sus desalientos y fracasos. En esta entrevista realizada hace un par de años, observamos en los ojos cansados de Ta Nandu Bata lejanías y hallamos nuestro pasado musical. Las canciones de Ta Nandu Bata nos llevan a la época dorada en donde se le cantaba a la mujer, se evocaba las costumbres y las tradiciones como caminos a seguir.
Las composiciones de este gran señor nos remonta a los treinta y no ubica a lado de Juan Stubi, Satquiu Nigui, Ta Secu Bidxi, Ta Rey Baxa, nuestros grandes maestros de la música indígena zapoteca.
Ta Nandu Bata también se enfrentó y conoció de cerca la informalidad de algunos políticos, quien toman todas las cosas a la ligera restándole seriedad, viendo todo, desde una óptica simplista.
El compositor recordó el engaño que el causó un político juchiteco, quien lo llevó con un productor para grabarle unas canciones y cubrir el costo del material, pero gran sorpresa se llevó, “cuando el grabador le dijo que pagara él no quiso y dijo que después lo haría y nunca pagó. Tuve que cubrir el costo, fue más de seis mil peso en ese entonces. No tenía el dinero, por lo que tuve que vender cuanto de valor tenía en casa.”
El anciano zapoteca hace una pausa y fija su mirada en un punto como hurgando en su corazón y tratando de acordarse de aquel suceso desagradable que ya casi había olvidado y prosigue su relato.
“La vergüenza que pasé es indescriptible, porque yo no estoy acostumbrado a esas mañas, mis padres no me enseñaron eso, ellos me decían -cuidado hijo, no engañes a la gente. No nos revuelvas en la basura-“ Ta Nandu Bata aseguró que nunca le entregaron el máster que se le quedó al productor.
La narración de este suceso recuerda los problemas similares que vivió el maestro Eustaquio Jiménez, quien pasó gran parte de su vida componiendo y luchando contra aquellas personas que buscaban aprovecharse de su trabajo. A los istmeños no les queda más que deleitarse con las composiciones de Ta Nandu Bata, que encierran toda la sabiduría de los binnizá y el pulso musical de los grandes músicos zapotecas.

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia