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Cultura

De peces (II)

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OAXACA.- En la colaboración anterior se hablaba de la presencia de los peces en mi pintura y compartí textos de S.M. Eisenstein y del naturalista Hans Friedrich Gadow, quienes abordan el pez “Cuatro ojos” que recuerdo haber visto de niño. Nosotros vivíamos en el Atlántico y mi padre tenía preferencia por los pescados del Pacífico.

El haberme bañado en el río Los perros y acarreado agua hace que estas imágenes vengan desde mi infancia. Algo que llamó mi atención en ese entonces eran los muchachos que pescaban las anguilas, estos peces al ser muy resbalosos eran difíciles de atrapar.

Las anguilas quedaban atrapadas en grandes charcos de agua, los muchachos desnudos las pescaban y la manera de hacerlo era sentándose sobre ellas. Una vez que se sentaban, las agarraban entre las piernas y las nalgas, después las tomaban y tiraban fuera del charco para que alguien más las metiera en una bolsa o un canasto, esta escena fue un tema en mis cuadros.

Mi padre tenía una tienda de abarrotes y vendía productos enlatados, en las etiquetas de éstos veía los pescados, las sardinas, el atún y el “Salmón vaquero”; de alguna manera ver esto influenció mi trabajo porque fueron las primeras muestras de arte que vi.

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Las latas venían de distintas partes del mundo como Portugal, España y Dinamarca, se podría decir que mi primera enseñanza artística surge de esos productos.

Otra de las etiquetas que recuerdo es la de la “Emulsión de Scott”, por el horrible sabor de ésta, además siempre la tuvimos frente a nosotros a la hora de la comida, porque algún médico o alguien le recomendó a mi madre que nos la diera a tomar, ella la compraba en alguna farmacia, y estábamos obligados a tomarla, porque según con eso íbamos a crecer sanos.

En esta colaboración se reproduce la imagen de la etiqueta, en ella se ve a un hombre con un gran pescado, un bacalao, la imagen me impactó, me marcó y hay en mi pintura hombres cargando peces e incluso le he puesto piernas de mujeres y zapatillas.

En el fondo la vida de mi familia fue entre la tradición y lo nuevo; todo lo que mi padre comía venía de Juchitán, pero al mismo tiempo en nuestra mesa ya había muchas cosas que no eran tradicionales como la “Emulsión de Scott” y toda la latería que comíamos cuando no nos gustaba lo que habían cocinado.

Comíamos lo tradicional y al mismo tiempo estábamos cambiando de alimentación, porque mi mamá leía en las revistas o no sé cómo se informaba de toda esta alimentación, nos empezaba a dar “Chocomilk” en lugar de chocolate tradicional.

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Todas las etiquetas de las latas fueron muy importantes para mi formación como artista, las veía con mucho interés y en ese tiempo no pensaba en que podía ser pintor.

Aquí también comparto la letra del son “Behua Xiña”, la cual la escribió mi amigo Eustaquio Jiménez Girón, quien también realizó un vocabulario en zapoteco, que recientemente sus herederos donaron al IAGO.

La letra que Eustaquio escribió del son tiene doble sentido y se toca al día siguiente de un casamiento en el Istmo de Tehuantepec, que es cuando enseñan la sábana que da muestra de la virginidad de la mujer recién casada.

En el libro Popol Vuh aparecen los hombres-peces, esta imagen también está entre los cuadros que he hecho, por ello comparto el texto “La resurrección de Hunahpú y Xbalanqué”.

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Behua Xiña

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–Parga colorada o pez rojo–, especie de Guachinango. Son istmeño tradicional

Behua xiñá, canesu rini, pur ti gudo xhaatu biduá chita ma gudxe lii “ora cuindíni” ni la biduá ne nin la dxita. Yanna bitopa zudi huínu guihuini xi birá xóu gueela
pa núu balaana núu guenda xheela ne pa la co…guzáa chubinu. Ndi zanna guié ne zanna guidxi ma ca culuí ni gúca gazi naa que zutide ndí nabidxi zaxudxe táata cadi láa sí. Laguya chahui de pe guiratu napipidó, nahuini guichu nguén na xa xquípi zaqueca xpíchu dxela xa liáa pa nga pe náa tu. Yanna ma zanda guidé nu riini xhidxi ti son, guicáa ti diana xhidxi son badu dxaapa huini tu que guyáa zucaa nu yáaga. Lagué, laxhudxi, diti diti la gáata zaa ti pipi huini ni núu xaguete jmá pe nanixe sica ora xhupi bicu huíni.

Traducción

Pez rojo, estás sangrando de tanto comer plátano macho cuando se te pare, te he dicho, nada de plátano ni de huevos. Ahora levanta tus enaguas para ver cómo amaneciste, habrá casorio si eres virgen y si no, anda vamos a casa. Lo sabrán las flores, el pueblo lo sabrá, bien se ve lo recién abierto, esto se festejará, no en seco, beberé y todos me acompañarán. Miren bien los presentes, primorosos y menudos vellos enhiestos bajo el vientre, igual su sexo; marido y mujer, ni quien lo dude. Ahora bebamos el vino, que se toque un son, una diana, que se entone el son de la niña virgen y quien no dance tendrá su castigo. Beban hasta lo hondo, alégrense con todo el cuerpo, el que quede abajo, qué gozo, como si lamiera el perro.

Letra de Eustaquio Jiménez Girón (Staquiu Nigui)

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Lutapa’ lutapa’

xi cayuuyu’

lade ñee badudxaapa’.

Lutapa’ lutapa’

xi canaguyubu’

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lade ñee badudxaapa’.

Traducción

Pez cuatro ojos, pez cuatro ojos

qué miras

entre las piernas de la muchacha

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Pez cuatro ojos, pez cuatro ojos

qué buscas

entre las piernas de la muchacha

Canción popular

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La resurrección de Hunahpú y Xbalanqué

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Al quinto día volvieron a aparecer. La gente los vio en el río, porque los dos aparecieron como hombres-pez. Cuando los de Xibalbá vieron sus caras, comenzaron a buscarlos por los ríos.

Y al día siguiente aparecieron de nuevo como dos pobres huérfanos. Llevaban harapos por delante y harapos en la espalda. Así que lo único que tenían para taparse eran harapos. Pero no se portaban de acuerdo con su apariencia cuando los de Xibalbá los vieron. Porque hicieron el Baile del Chotacabras y el Baile de la Comadreja. Bailaron el Armadillo y el Ciempiés. Bailaron la Herida. Hicieron muchas maravillas entonces. Incendiaron una casa como si estuviera ardiendo en verdad, y en seguida la recrearon, mientras los de Xibalbá los miraban con admiración.

Entonces volvieron a sacrificarse. Uno de ellos moriría seguramente arrojándose a la muerte. Entonces, habiendo muerto, revivió de inmediato. Y los de Xibalbá sencillamente los miraban mientras lo hacían. Pues todo esto era sólo una estrategia para que ellos mismos pudieran derrotar a los de Xibalbá.

Del libro Popol Vuh

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De cómo fue capturado el rodaballo

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¡Que no, Ilsebill! De verdad que no voy a contar esa patraña. Recordaré en el papel verazmente lo que Philipp Otto Runge anotó como otra verdad; aunque tenga que descifrarlo en las cenizas palabra a palabra. Porque lo que la parlera vieja dictó al pintor adicionalmente en el verano de 1805 fue quemado con luna llena entre el prado de los ciervos y el estanque del bosque. Así quisieron aquellos señores proteger el orden patriarcal. Lo que explica que los hermanos Grimm sólo lanzaran al mercado de cuentos de hadas una de las dos versiones de Rügen de El pescador y su muxer. Desde entonces Ilsebill, la mujer del pescador, se ha hecho proverbial: una mala pécora gruñona que siempre quiere más, tener más, mandar más.

Y el rodaballo, que el pescador ha capturado y puesto en libertad otra vez, tiene que dar y que dar: la cabaña más grande, la casa de piedra, el palacio real, el cetro imperial, la tiara papal.

Por último, Ilsebill pide el poder divino de hacer salir y ponerse el sol; y la rapaz Ilsebill y el baldragas de su marido son castigados, y tienen que rascarse otra vez mutuamente la roña en su choza, llamada La Bacinilla. Una verdadera arpía insaciable. Sus fauces nunca se hartan. Siempre un capricho más. Así es la Ilsebill del libro.

Del libro El rodaballo, de Günter Grass.

Con información de Proceso

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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