Conecta con nosotros

Cultura

De peces

Publicado hace

el

OAXACA, Oax.- Los peces han estado presentes siempre en mi trabajo, los primeros peces los vi en el río Los Perros en el Istmo de Tehuantepec, los llamados “cuatro ojos”, para los niños era muy extraño porque esos peces nadan a ras de agua, sus ojos sobresalen en la superficie y parece como si alguien lanzara una piedra y ésta va levantándose bajo el agua.

Siempre creíamos que alguien tiraba una piedra al río y no, era el pez que iba nadando.

Estos peces son los que yo pinté en una obra que Olga y Rufino Tamayo compraron para la colección del Museo Tamayo, en la pieza los “cuatro ojos” están espiando a una muchacha que se está bañando.

El título original del cuadro era Mujer atacada por peces verga, pero a Olga y Rufino Tamayo les parecía muy agresivo y se lo cambiaron a Mujer atacada por peces (1972). Esta pieza en una exposición en el Centro Pompidou fue atacada, le dieron un navajazo, no sé si por el tema o por descuido del museo, para restaurarlo tuvo que viajar Manuel Serrano a París y ahí estuvo una temporada.

Anuncio

cuando estaba orinando decía:
–Yo orino plátanos de distintas clases.

Con todo lo que ahí creció, bejucos y plátanos, los hermanos no podían bajarse del cerro. Esa imagen me ha acompañado desde hace mucho tiempo y me recuerda un poco la historia del monje tibetano que comparto en esta columna.

“Anécdota de Soriano”

Juan Soriano contó en París una anécdota sobre un cuadro de Rufino Tamayo, se trata del retrato de María Izquierdo, en el cual aparece detrás de ella un pescado, muy inesperado pero ahí está.

Soriano platicó que Xavier Villaurrutia vio ese cuadro, le impresionó y después le comentó: ¿ya viste el último cuadro de Tamayo?, es el retrato de María Izquierdo y la pintó con todo y su olor.

Anuncio

El mercado de Tehuantepec constituye un espectáculo interesante. Si uno mira hacia esa esquina le parecerá que está en la India.

Si vuelve la mirada, las grandes ollas de barro que circundan a su joven vendedora le harán sentirse en Bagdad.

Y aun hay otros lugares parecidos a los mares del Sur. No obstante, hay aquí algunos sitios que no se parecen a ninguna parte del mundo, ya que los peces de cuatro ojos se venden solamente en Tehuantepec.
________________________

Del libro ¡Qué viva México!, de S. M. Eisenstein.

Anableps dowei, un ciprinodonte, el pez de cuatro ojos (tapa lu). En español este pez se conoce como cuatro ojos; en zapoteco lo llaman tapa-iyaloo, que significa lo mismo, y de allí ha ido a Tehuantepec la curiosa palabra híbrida tapa-ojo, que también hace sentido. Los chontales en Tequisistlán lo conocían como palgan-divi (divi =‘ojo’); no pude averiguar el significado de palgan, excepto que no es ‘cuatro’.

Anuncio

Que yo sepa ninguno de los que han descrito este maravilloso aparato ha observado nunca un Anableps vivo. El globo ocular, que sobresale mucho en la parte superior de la cabeza, es tan libremente movible como la articulación de la rótula. Puede girar en casi todas las direcciones; el pez, igual que el camaleón, lo sube y baja, lo adelanta y repliega. Cuando el ojo está vuelto hacia arriba, todo el blanco de la mitad superior de la córnea desaparece; puede volverse hacia abajo de nuevo, tanto que la parte superior de la pupila está casi horizontal, y entonces el aparato inferior se oculta en la cavidad.

TAPA LU

poso aparente sobre sus robustas aletas delanteras, con sus ojos como botones asomados a la superficie. Son tímidos, en seguida se escabullen o se adentran en aguas más profundas, donde forman grupos, nadando río arriba impulsados por la cola, con la mitad anterior del cuerpo erguido, y algunos hasta saltando; pero siempre están deseosos de abandonar la corriente del agua, y después de unos minutos vuelven a su rincón favorito, en el que también deben de pasar la noche. Como muchos de los peces mexicanos de agua dulce, son vivíparos, y aunque una hembra grande raramente alcanza los 25 centímetros, las crías desde unas pocas hasta una docena miden dos. En el macho el canal excretor y sexual se prolonga en un largo cono perforado cubierto de escamas y dirigiendo hacia atrás; la aleta anal, más reducida, va sobre el dorso.

El Anableps de Dowe se da sólo en las tierras bajas, por toda América Central, desde Panamá al istmo de Tehuantepec, tanto en el lado del Atlántico como en el del Pacífico. Los mayores ejemplares los vimos en el río San Juan; muchos, más pequeños, había en el de Tehuantepec y sus afluentes.

En Suramérica están representados por otra especie, A. tetrophthalmus.
________________________

Del libro Viajes de un naturalista por el sur de México, de Hans Friedrich Gadow.

Anuncio

PECES 2

A orillas de un río, un monje tibetano se encontró con un pescador que cocía en una marmita una sopa de pescados. El monje, sin decir palabra, se bebió la marmita de sopa hirviendo. El pescador le reprochó su glotonería. El monje entró en el agua y orinó. Salieron los peces que había comido y se fueron nadando.

Alexandra David-Neel

Parmi les Mystiques et les

Magiciens du Tibet (1929)

________________________

Anuncio

Del libro Antología de la literatura fantástica, de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.

PECES

Mundurucú: la curación por las nutrias

Un cazador oyó un día en el bosque que una rana hembra, llamada Wawa, croaba cantando: -Wa, wa, wa, wa. Se acercó al animal, agazapado en la cavidad de un tronco, y le preguntó: –¿Por qué gruñes así? Sé mía y gruñirás de sufrimiento cuando mi pene te penetre. Pero la rana siguió cantando y el hombre se fue.

No bien volvió la espalda, Wawa se volvió una encantadora joven vestida de azul. Surgió delante del hombre, en medio del sendero, y le pidió que repitiera lo que acaba a de decir. Pese a sus negativas, reprodujo ella sus palabras exactas, y como estaba dispuesta y era bonita, el indio aceptó tomarla por esposa.

Continuaron así juntos el viaje, y el hombre pronto tuvo ganas de hacer el amor. –Sea –dijo Wawa–, pero adviérteme cuando estés a punto de gozar de mí. En el instante en que hablaba, Wawa recuperó el aspecto de una rana y se alejó dando saltitos y estirando el pene de su pareja, que tenía preso en la vagina. Incapaz de reaccionar, el hombre miraba cómo el pene se le estiraba desmesuradamente. Cuando tuvo quince o veinte metros, la rana aflojó y desapareció.

Anuncio

El desventurado hubiera querido volver a casa, pero el órgano se le había hecho tan pesado que no lograba arrastrarlo ni llevarlo enrollado a los hombros o a la cintura. Unas nutrias que pasaban lo encontraron en el colmo de la desesperación. Se enteraron de su condición y ofrecieron remediarla por aplicación de un pez /caratinga/ rápidamente expuesto a la lumbre para entibiarlo. En el acto empezó a acortarse el pene. –¿Basta así? –preguntaron las nutrias. –No, otro poco– contestó el hombre. La segunda aplicación redujo el miembro al tamaño del meñique. La locución mundurucú que designa dicha especie de pez evoca esta aventura. Y si el /caratinga/ sólo es negro en parte, es por haber sido asado a medias (Murphy 1, p.127).

MUJER ATACADA POR PECES

Tukuna: la piragua del sol

Solitario, un indio joven pescaba. Pasó el sol en piragua y le preguntó si había atrapado algo. El muchacho respondió que no, y el sol lo invitó a embarcarse. Pues –dijo– era tiempo de que la pesca fuera buena. El muchacho se puso a proa en tanto que el sol timoneaba a popa. Preguntó a su pasajero si sabía dónde estaba el “camino del sol” y éste comprendió entonces, pese a que el astro había cuidado de hacerlo insensible al calor, en qué compañía iba. Siguieron el viaje pagayando. El muchacho creía seguir en tierra, pero en realidad el viaje era ya por el cielo. Vieron un pez pirarucu (Arapaima gigas) de un metro de largo. El sol lo atrapó, lo echó en la piragua y lo coció con el calor que le irradiaba del cuerpo.

Poco después se detuvieron a desayunar. El indio se sació en seguida y el sol insistió en vano para que comiese más. Le mandó que inclinara la cabeza y le dio al joven en la nuca con la mano; cayeron abundantes cucarachas: –He aquí la causa de tu falta de apetito –explicó el sol. Otra vez se pusieron a comer y acabaron con lo que quedaba. El sol recogió cuidadosamente las escamas y raspas, reconstituyó el pez y lo tiró al agua, donde recobró vida al instante (Nim.13, p.142).

Con información de Proceso

Anuncio
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia