Conecta con nosotros

Cultura

CHELE

Publicado hace

el

Por: Gilberto Orozco

Ignacio Nicolás, conocido en la historia juchiteca, con el apodo de chéle (valiente), fue tan célebre como Melendre y Binu Gááda; pero mas audaz. (También se le decía Méxhu Chéle, porque en zapoteco, Méxhu es güero, y él era güero o rubio y chelé mismo parece significar rubio).

En 1882, Chéle se sublevó contra la Jefatura Política a la que calificaron como tirana del pueblo. En los primeros días de agosto de ese año, planeó vengar a su pueblo y, con este fin, repartió comisiones de dos en dos de sus hombres. Escogió varias casas para que en ellas se castigara a los responsables de aquella tiranía. De tal manera, a una misma hora, las siete de la noche, se oyeron los consiguientes disparos por distintas partes de la ciudad y se produjeron incendios por varios rumbos, lo cual causó gran escándalo. Al momento se propagó la versión, inmediatamente confirmada, de que habían resultado muertos Cesáreo López, que era el Presidente Municipal; Sebastián López; el párroco juchiteco Cecilio R. Vera, en quien se confirmó la regla de que paga un justo por un pecador, puesto que murió por una lamentable equivocación, ya que no era a él quien iba a matar. Algunos más escaparon , pero otros cayeron , resultando ser siete los muertos. Este fue el primer eslabón de una cadena sangrienta de fatal memoria.

Para someter a los alzados, fue destacado desde Oaxaca el 17º batallón, que vino al mando del general Albino Zarduche. Este señor, que en 1870 estuvo en Juchitán, en las filas del gobernador Félix Díaz, con el grado de coronel, venia ahora como general y en esta ocasión trató al pueblo con la misma dureza que antes.

Anuncio

Las orillas del pueblo fueron el teatro de la batalla, en donde sostuvo chéle, por largo tiempo, encarnizados encuentros con las tropas, que aprovechaba para aprovisionarse de armas y municipios, hasta que después se retiró a los pueblos vecinos, pero siempre en actitud hostil.

El 8 de diciembre del mismo año, al enfrentarse con el coronel Marín en Ranchugubiña( hoy Unión Hidalgo), fue rechazado con pérdidas.
Como consecuencia de haber sido muy hostilizado por Zertuche, la mayor parte de su gente se presentó a deponer las armas ante este alto Jefe militar. A los de la plebe , que eran los desarmados y que iban a la retaguardia para reemplazar a los muertos de la primera línea y armarse con el arma que dejaran, los obligó a pagar cien pesos, valor de un rifle y a quien no podía pagarlos lo encarcelaba para ser rescatado hasta que diera los cien pesos.

En esa época era Jefe político el energético coronel Francisco León y en aquel caos muchos ricos rancheros perdieron sus intereses como Manuel López Néhe Lííttu y María Higinia López, porque Pancho León ordenó la concentración de sus ganados en la población, para el mantenimiento de la tropa.
En 1883, Francisco León inició la construcción del hermosos Palacio Municipal de Juchitán, de dos pisos, con una caseta para el reloj, contando con la cooperación de grandes cantidades de ladrillo y de trabajo sin remuneración, llamado tequio, en el que se turnaban los pueblerinos por semanas enteras. Aprendieron a ser ladrilleros, aserradores, carpinteros y albañiles, porque Francisco León les puso maestros para cada arte y oficio. La dirección arquitectónica estuvo a cargo del italiano Esteban Cioti. Cuando el palacio se terminó, el pueblo estaba fatigado, pero había adquirido conocimientos en artes y oficios.

Chéle nunca se presento a rendirse. Rompía fácilmente todos los cercos de fuerzas militares que le ponían para aprehenderlo. En una ocasión en que era perseguido muy de cerca, su situación se hizo muy apremiante; Sólo lo acompañaban quince hombres, igualmente valientes y buenos tiradores como él. Con su acostumbrada audacia, les ordenó que cambiaran de postura sus guaraches, a manera de que el talón fuese por la puntera y ésta por el talón; así logró desorientar a sus perseguidores que se regían por la pista, pues tomaron el camino contrario por seguir las huellas invertidas de los que se escapaban.

Llegó un día en que el Jefe Político lo cercó con catorce mil hombres en una inmensa área que fue estrechándose poco a poco. El, orillando el cerco y guiado por su fino oído montés, advirtió hasta dónde llegaba el final del cordón juchiteco, por el idioma zapoteco hablado que era el suyo. Al llegar al punto de la línea en que ya se escuchaban voces castellanas, rápidamente, como acostumbraba hacerlo de noche, rompió el sitio sin hacer disparos, para evitar el escándalo que podría ser funesto. Cuando se dio la voz de alarma era porque ya se había colado e la línea, dejando a su paso algunos cadáveres degollados.

Anuncio

Chéle, en todos los combates, demostró su valentía rayana en temeridad y, por indómito, fue mil veces perseguido. Cuando se vió muy hostilizado, se internó en la Sierra noreste de Juchitán. Fue alcanzado por las fuerzas enemigas, con las que todavía libró un último y encarnizado encuentro en Santiago Guevea, de la Sierra Madre del Sur. Resultó gravemente herido, por lo cual se retiró del combate, dicen que para morir al día siguiente. Otra tradición refiere que lo de la muerte fue nuevo ardid para que lo dejaran en paz con su tremenda herida, pues sólo mando sacar una caja mortuoria llena de arena, que fue la que enterraron, y tuvo tiempo de sanar y ausentarse para Guatemala, en donde dicen que murió anciano.

*Tomado del libro: TRADICIONES Y LEYENDAS DEL ISTMO DE TEHUANTEPEC
Autor: Gilberto Orozco.

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia