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Cultura

Los Mártires Chihuitecos

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Por: René Rueda Ruiz

Mucho se ha dicho del fusilamiento de treinta y cuatro chihuitecos, ordenada por el general Mange. Sin embargo, es posible olvidar este pasaje triste que nuestro pueblo vivió en la posrevolución, precisamente cuando los partidos rojo y verde predominaban en el ámbito político y la inseguridad social estaba a la orden del día, y por eso, nuestros abuelos nos lo recuerdan a cada instante. Nos platican la versión de los hechos y cuando lo hacen tal parece que estuviéramos leyendo una novela. Pero ese hecho ocurrió en la vida real de nuestra comunidad.

En la idea que originalmente tuve para la elaboración de este libro, nunca pensé que al investigar este caso me iba a encontrar con un expediente tan lleno de sorpresas. Corrí con suerte, pues conté con el valioso e incondicional apoyo de las autoridades militares, que así demuestran que de lo ocurrido en años tormentosos no ocultan ninguna información, sino que, por el contrario, despejan muchas dudas gracias a la apertura y el apoyo que la Secretaría de la Defensa Nacional tuvo a bien proporcionarme a través de su Dirección General de Archivo e Historia.

Para ser mas escueto en el relato de la masacre, a continuación doy a conocer, por primera vez, dos testimonios escalofriantes e históricos que se dirigieron tanto a la Secretaría de Guerra y Marina, por parte de un grupo de chihuitecos, como al propio Presidente de la República, Lázaro Cárdenas, en 1936, por parte del Presidente Municipal de Chihuitán.
Se anexan fotografías de las cartas y se transcribe el texto con su ortografía original. Es importante aclarar que la primera carta habla de 34 fusilados y la segunda de 33.

Carta enviada al C. Presidente de la República, por el C. Eliseo Rueda Gutiérrez, Presidente Municipal de Chihuitán, Oax.

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“Ante esta Presidencia Municipal de mi cargo se presentaron las personas que en seguida se expresan: suplicando me dirija a Usted; como lo hago para pedir el castigo que merece el General Alejandro Mange; que el día 17 de marzo del año de 1929, fusiló sin causa justificada a (34) treinta y cuatro inocentes, personas pacificas y de reconocida honradez como sigue:
La señora Benita Rueda, se queja por su esposo Baldomero Zardaneta de 31 años de edad.

La señora Marcelina Morales por sus hijos; Andrés y Ángel Morales de 15 y 13 años de edad.

La señora Virginia Aquino, por sus tres hijos; Alejandro, Panuncio y Marcelo Guzmán, de 19, 21 y 23 años de edad.

La señora Guadalupe Vera, por su marido Antonio Girón y su hermano Domingo Chávez, de 33 y 22 años de edad.

La señora Damasia Morales, por su marido Sixto Márquez y su hermano Moisés Domínguez, de 40 y 35 años de edad.

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La señora Amada Morales por su hijo Amarante Aguilar de 20 años de edad.

La señora Celestina Sánchez, por su hijo Adalberto Jiménez de 25 años de edad.

La señora Asunción Moreno, por su esposo Adrián Cruz, de 45 años de edad.

La señora Aurea Cruz, por su esposo Mariano Aquino, de 30 años de edad.

El señor Emeterio Martínez, por su hermano Arnulfo Martínez de 20 años de edad.

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La señora Beatriz Guzmán, por su marido Silvestre Bustamante de 22 años de edad.

La señora Anastacia Morales por sus dos hijos Metodio y Benito Morales de 35 y 26 años de edad.

La señora Soledad Sánchez por su hijo Nicolás Torrez y sobrino Apolinar Hernández de 23 y 19 años de edad.

La señora Victoriana Palacios, por su hermano Félix Palacios de 40 años de edad; y por los hermanos Conrado Ledézma , Martín Ledézma y Felipe Ledézma de 20, 17 y 15 años de edad y por los sobrinos José Castro, Mario Salvador y Jesús Guzmán de 24, 16 y 14 años de edad.

La señora Emeteria García, por su hermano Elpidio García de 23 años de edad.

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La señorita Salome Alcalá, por su padre José Alcalá de 40 años de edad.

La señora Isidora Figueroa, por su hijo Maurilio Díaz de 14 años de edad.

El señor Abel E. Monola, por su hijo Vicente Monola de 13 años de edad.

El señor Julián Sibaja, por su hijo Faustino Sibaja de 11 años de edad.

El señor Eusebio Marín, por su hijo Rosalino Marín de 14 años de edad.

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La señora Margarita Pérez, por su hermano Delfino Pérez de 15 años de edad.

El General Alejandro Mange, viciando las garantías individuales y todos los recursos que concede la sagrada Constitución cometió un acto tan inquisitorial y bárbaro en haber fusilado a 34 (treinta y cuatro) personas pacíficas de este lugar, entre ellos algunos jovencitos de menor edad, que después fusilados fueron registrados extrayéndoles de sus bolsas, canicas y flechas de tirador que jugaban, amenazando a los familiares de los ejecutados que si llegasen a quejarse correrían la misma suerte, por lo que los quejosos descansan en la recta justificación de Usted; para el castigo del responsable Mange.

El indigno general Mange, solicitó de los familiares de los inocentes que tenía en su poder la suma de $500.00 (quinientos pesos); por cada individuo que pusiera en libertad; a lo que no pudiendo la familia obsequiar los deseos del árbitro General, recurrió al fusilamiento; de manera que se pudo llegar al grado inmediato “General de División”.

C. Presidente de la República, General de División Lázaro Cárdenas; los quejosos y el pueblo en general, tienen plena confianza en su Gobierno y esperamos se le aplique al responsable de la fusilata de estos inocentes el 17 de marzo del año de 1929 en el Panteón General de Cd. Ixtepec, Oax.

Por lo mismo para que Usted; Ciudadano Presidente de la República; no crea que venimos con quejas infundadas, suplicamos recabe informes de este hecho a las autoridades de Cd. Ixtepec, Oax. Y algunos comerciantes del lugar que quisieron intervenir para la libertad de los chihuitecos; a fin de que responda el árbitro militar Alejandro Mange de los crímenes que cometió en la fecha indicada y que tanto conmovió a esta región.

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Los familiares de los ejecutados esperan con ansia saber por mi conducto el resultado de la queja que ante Usted denuncia.

Protesto a Usted, mi sincera adhesión y respeto.
SUFRAGIO EFECTIVO NO REELECCION.
“Carreteras y Escuelas ”
Chihuitán, Oax. A 30 de enero de 1936
El Presidente Municipal
Eliseo R. Gutirrez

*Tomado del libro: Bixhahui
Autor: René Rueda Ruiz
Primera Edición 2006

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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