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Cultura

El maestro Andrés Henestrosa

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Sí! Efectivamente quien fuera a mostrar su trabajo de incipiente pintora al maestro Diego de Rivera, ahí donde trabajaba sobre los murales en la pared del regio edificio – de 3 niveles, corrijo – de la Secretaría de Educación Pública. Fue la joven Frida Khalo, hija de don Guillermo Khalo, de origen alemán, fotógrafo de profesión.

Tomó fotos importantes de los edificios históricos – íconos – de la CDMX y quien sufría de epilepsia. De ahí que su joven hija Frida tuviera que auxiliarlo en sus esporádicas convulsiones sin perder de vista la cámara fotográfica montada en un tripié. Si esta visita ocurriera en 1922, entonces Frida tendría 22 años. Ya que ella nace el 6 de julio de 1906, entonces en el pueblo de Coyoacán, cercano a la metrópoli.
La verdad es que hablar del maestro Andrés Henestrosa, su persona como río que fluye según aquel poeta español, vemos que confluye con otros ríos iguales de caudalosos. Mencionaré la ocasión que caminábamos sobre la calle de Hamburgo, en La Zona Rosa rumbo a un restaurante El Estoril, situado sobre la misma calle. En el camino don Andrés se detiene para saludar a una pareja: Él, un hombre de baja estatura y de facciones finas, delgado, con una voz modulada, fina y agradable al oído. Viendo con una sonrisa a don Andrés, el hombre dijo: hola Señor de la iniciativa privada…Don Andrés suavemente sonrió, le dio un beso a la mejilla a la señora que de brazo caminaba con
él. El hombre era don Alejandro Gómez Arias- aquel primer novio de Frida Khalo, que viajaba con ella en aquella tarde desafortunada en que el tranvía los embistió. Rompiendo en tres partes la columna de Frida – era el 17 de septiembre de 1925 -. Era aquel oaxaqueño que fuera el campeón de oratoria de todos los tiempos. El mismo que hiciera un viaje a Europa por un año, de joven; aquel mismo que Frida le escribiera postrada en su lecho de enferma en Enero de 1927: «Nací para maceta y no salgo del corredor Alejandro…Ahora que estás en Oaxaca, haz de cuenta que ahí está tu Frida…Para besarte la misma Frida de siempre…»
La señora que acompañaba don Alejandro Arias aquella vez, era doña Teresa Salazar Mallén, su esposa. Don Alejandro gana el primer lugar en el concurso de oratoria celebrado por el periódico Universal en 1928, su discurso cuajado de gran conocimiento de historia universal, literatura…Para su juventud resulta una excepción para su época y para todas las épocas. Y luego la pausa, el matiz de su voz, su seguridad… Estas cualidades y su triunfo en ese certamen de la palabra, hizo que él se convirtiera en líder universitario. Su inspiración en la figura del maestro Justo Sierra, su amor a México lo lleva encabezar la lucha estudiantil para lograr la autonomía universitaria. Autonomía que por fin lograron con mucho trabajo en 1929. Él es el orador ante el presidente Portes Gil, ya como Universidad Autónoma. Dijo en su discurso ese día:
“Habrá que llevar a la conciencia nacional, la convicción que el hecho ganado trabajosamente, de que la Universidad administre sus propios bienes, los subsidios y las aportaciones de todas las clases, su patrimonio en suma, no releva al Estado de la obligación de fomentar, dar vida, y sostener a la educación superior según las necesidades históricas del país.»
Caminamos un tramo más para llegar al Estoril. Al despedirse de don Alejandro y su esposa, él me comentó: “Has visto y saludado al gran orador, qué! Orador…”
Llegamos al Estoril y doña Margarita la dueña del restaurante recibe de besos a Don Andrés. Se saludan en inglés y don Andrés le cuenta un chiste y ella se río con ganas! Doña Margarita su madre era indígena mixteca y su padre inglés, sus facciones indígenas notables, de cutis trigueña y de ojos profundamente azules; alta.
Este encuentro de esta tarde fue a mediados de 1989, y don Andrés era Senador de la República.
De 1924 a 1925 qué! Pobreza…, la gente salía del cine en la última función del cine Máximo, ahí en La Lagunilla, yo entraba para dormir bajo techo. Es mejor dormir bajo techo por el intenso frío de la madrugada, vivía en la pobreza total. Si quisiera descansar en una cama tendría que visitar algunos paisanos que vivían sobre la calle Libertad, del mismo rumbo de La Lagunilla. Aprovechar su cama desocupada ya que a esa hora iban a la escuela. Un día Nato de la Rosa – Naa’tu Guii’xi’ – me dijo -: ya tengo 3 días que no defeco. Y le respondí: sí, pues, ya tenemos 3 días que no comemos.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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