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Cultura

El bicho mexicano que conquistó a los pintores del mundo y… ¡está de regreso!

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De Vicent Van Gogh a Coubert, pasando por Renoir, Monet, Cizanne, Velazquez… cayeron rendidos ante su popularidad

Si la Ciudad de México no fuera la urbe de más de 20 millones de habitantes que es hoy sino la Nueva España de hace unos siglos, esta tarde estarían repicando las campanas de la Catedral tan fuerte que el sonido alcanzaría al Palacio de Bellas Artes donde se presenta una exhibición de orgullo nacional: el uso de la cochinilla entre algunos de los pintores más famosos del mundo.

De Vicent Van Gogh a Coubert, pasando por Renoir, Monet, Cizanne, Velazquez… Tantos cayeron ante sus encantos de grana que, a pesar de que en el siglo XIX la anilina llegó para hacerle la competencia y arrasar el mercado, el insecto siguió en uso con menor popularidad hasta tiempos recientes que tiene un repunte porque es un colorante de origen natural no tóxico.

La cochinilla es un bicho de 3.5 milímetros que crece en las pencas de nopal, se seca, tritura y cocina para potenciar el ácido carmínico hasta obtener colores grana, del rosa, pasando por todos los rojos y hasta el vino o morado.

México afirma que domesticó a la cochinilla antes que Perú (con quien ha mantenido una rivalidad sobre el tema) y por ello la muestra “Rojo mexicano. El uso de la grana cochinilla’’ tiene un doble propósito: demostrar la fascinación que causó en al arte desde la conquista española hasta el siglo XIX y dejar claro de una vez por todas que lleva la delantera.

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Así que lo primero que encuentra el visitante en la muestra del Palacio de Bellas Artes es un textil elaborado con corteza de árbol y salpicado de cochinilla que data del año 300 antes de cristo localizada en una cueva del estado de Morelos, según constatan las prueba científicas a las que fueron sometidas las piezas.

En los análisis de las obras participaron la National Gallery, de Londres; National Gallery, de Washington; Metropolitan Museum of Art; en el Centro de restauración e investigación de los museos de Francia y en Museo Nacional del Prado.

No es cualquier cosa eso de la domesticación, “solamente tres insectos ha sido domesticados en la historia de la humanidad: la abeja para miel, el gusano de seda para las telas y la cochinilla para el colorante de alimentos, textiles y el arte’’, reza uno de los letreros que auxilian el recorrido.

El curador Georges Roque no cabe en sí de la emoción mientras se pasea entre las 70 obras (49 procedentes de 16 colecciones nacionales y 21 piezas de 11 acervos internacionales, incluyendo el museo Hammer de Los Ángeles), entre los cuadros titulados Dormitorio de Arles de Van Gogh; la Deposición de Cristo, de Tintoreto y la Virgen de Guadalupe, de Cristobal Villalpando.

“Saber que había cochinilla en esas pinturas es algo que no se hubiera podido hacer ni siquiera hace 10 años, porque es gracias a la tecnología actual por la que hemos podido recopilar todas estas aportaciones’’, dice en la sala que explica la relación que tuvo el bicharraco con el poder desde que se fue de México por Veracruz para saltar el Atlántico.

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En tiempos prehispánicos, la cochinilla incluso se usó como tributo entre los pueblos conquistados por los aztecas, principalmente de la región de Oaxaca, donde se concentraba la producción.

En Europa, reyes, políticos, arzobispos cotizaban sus trajes con la grana cochinilla y de ello hay pruebas en los retratos de Fernando El Católico y en pequeños pasajes de la historia como el que en este momento suelta Rouque, el curador: María Estuardo, de Escocia, la prima que Isabel I mandó a ejecutar por traición, decidió usar el color rojo como símbolo de poder, el día de su muerte.

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“Cuando digo que la cochinilla era el color del poder es la realidad: se necesitaba mucho dinero para vestirse con ella’’.

Luego en el siglo XX vino la invasión de la anilina y la industria cayó hasta que en las últimas décadas tuvo un repunte en la industria alimenticia y farmacéutica por lo que comienza a ser un negocio de exportación en México que se siembra en 15 estados de norte a sur, de Chihuahua, por todo el centro y hasta Oaxaca.

“Se usa en muchísimas cosas, desde el mezcal, el tomate, el yogurt de fresa en la industria cosmética con los rubores, lápiz labiales y cada vez más en los alimentos y los textiles“.

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Algunos pintores como Francisco Toledo (Juchitán, Oaxaca) ha reconocido el uso de la cochinilla en algunos elementos en su obra y, aunque el insecto aún no tiene el auge de antaño porque tiende un poco a la decoloración, no se descarta un fuerte retorno. Tiempo al tiempo.

Con información de La Opinión

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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