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Cultura

Juchitán: Ciudad de escombros

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Hoy domingo Juchitán amanece con viento ligero y frío; y con ese ruido que traspasa el aire y viene de la Quinta Sección, de la Octava…El ruido ya clásico desde aquel 7 de Septiembre, noche del terremoto : el ruido de la » mano de mono» de La Excavadora» que ya conocemos, que lo tenemos metido en el cerebro. Ya que lo hemos escuchado desde entonces de día y de noche.


Y siguen las excavadoras de todo tipo: pequeñas con llantas de hule, de oruga las grandes…Y el operador con habilidad y eficacia manejando su máquina, a veces con audífono, gafas y su chalequito verde claro limón con cintas fluorescentes parece que blancas. Los Volteos haciendo filas esperando su turno para cargar el montón de escombros que hace una loma, de lo que fue una casa. La excavadora de oruga deslizándose sobre el escombro y con sus dientes poderosos tumbando un árbol, barda si estorba.
Por las calles de Juchitán sólo te encuentras con Volteos de toda capacidad en toneladas de carga. Así subas en la carretera, delante o atrás va un Volteo. De repente ves un punto en este Juchitán nuestro, por ejemplo: Calle Venecia y callejón de Rosales, en Cheguigo:- Las casas situadas en este punto del callejón, todas demolidas, sólo una sucesión de lomas de escombros se ve a lo largo del callejón hacia el sur, tocando callejón Mina que va hacia la Laguna Biahui doo’, donde ya no es posible nombrarles el nombre de los dueños, la familia tal, porque la verdad casi todos! Hemos perdido nuestras casas.
Ahí veo al Profr. Norberto Villalobos sentado triste en la banqueta de enfrente lugar donde estuvo su casa, con un paliacate desteñido amarrado a su cabeza. Sentado sólo, ahí antes que el sol salga. Viendo los escombros que fue su casa, que él construyó con su trabajo honesto diario, con un dinero que él ganó a pulso. Y luego sus plantas que él regaba a esa hora, que eran su orgullo, que asomaban a la calle sus corolas y sus pétalos, su árbol de mandarina que daba frutos repletos,…Son sus recuerdos ahora sentado ahí, para unírsele dicen, más tarde su esposa trayéndole el desayuno y juntos comer ahí sobre el callejón Mina donde un día ahí tuvieron su casa. Casa en la que tuvieron la firme idea de heredar a sus hijos. Y sobre todo morir ahí.
A lo largo del callejón Mina hacia la laguna, los escombros continúan. Y si fueras a La Riviera- colonia de ricos-, la Séptima, la Cuarta Sección, la Tercera, la Segunda- que es una de las colonias más grandes-, ahí está el Tecnológico del Istmo, que se inaugurara en el año de 1965, con sus primeros 5 salones, alineados de oriente a poniente iniciando con la Dirección construida al lado de un árbol de morro y terminando con talleres electromecánicos de techo alto de domo y su corredor viendo hacia el poniente. Ah…! Y el laboratorio de química situado junto a los 5 salones para los grupos de tercero de la Secundaria que éramos nosotros, los de la generación que ahí concluimos La Secundaria.
Pues hoy,…Ahorita, sólo verás piso de cemento partiendo del árbol de morro. Ya recogieron los escombros. El Tec es albergue hoy, ahí hay servicio médico con atención eficaz y con entrega de medicamentos al paciente. Hay casas de campaña, el ejército da seguridad y en un tráiler convertido en Cocina Comunitaria sirve desayuno, comida y cena para los damnificados que ahí están albergados y para los que gusten en forma externa tomar sus alimentos- ahí hay comedor-; o llevarse sus alimentos en recipientes que ellos llevan. Varias tarde- noche- he llevado ahí mis sobrinos a merendar, nos formamos como todos las 7 de la noche, y las 7 en punto los soldados empiezan a servir, nosotros llevamos cada quien su plato y su vaso para el atol de avena, para el café, según lo que hayan preparado.
Bien, amigos, les deseo un feliz domingo donde quiera que estén, desde este Juchitán nuestro, querido por siempre. Y nunca olvidado.
Sólo para terminar con la buena noticia que ayer entregaron las 2 tarjetas de apoyo. Con una ceremonia sobria donde estuvieron presentes autoridades federales y estatales. Las municipales no las tomaron en cuenta. Qué bueno! Porque con este terremoto han ampliado su descrédito y exhibido su falta de vergüenza y de servicio. Y sí! Mucha ambición material, ignorancia y avidez de láana! Pobrecitos…
Estas tarjetas van a reactivar nuestra economía, va circular el dinero, ya habrá gente en el mercado comprando- porque ahorita no hay-. Muchas personas ya emigraron a otro lugar, por miedo, por falta de trabajo. Enhorabuena! Pues la entrega de estas tarjetas. Donde cada damnificado con apellido A lo acompañó una linda edecán a la mesa correspondiente. Levantando nuestro autoestima – que lo traemos bajo-, este detalle de decoro y de dignidad por parte de las autoridades federales y estatales: A ellos: Gracias, gracias…

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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