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Callejón Mina

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Es el camino que nos lleva a la laguna, aquí en Cheguigo Norte, atravesando el canal. Hace ya muchos años es el camino de los campesinos y sus carretas. En época de cosecha de sandía, melón, elote, calabaza – a la que se atribuye hoy de dar salud al hombre que la consume; en el Istmo todavía se prepara el » caldo de calabacita» con carne de cerdo-; tomate, redes de mazorca y en diciembre las carretas repletas de costales de ajonjolí. Éstas cuando transportaban sandía o melón los vecinos del callejón pedían una sandía o un melón al campesino. Y éste ya traía apartado un montoncito para regalar o compartir, que en sí es la gran virtud del gran ser humano de compartir el producto de su cosecha.

En una tarde llegó a la casa, mi amigo el Contador Baltasar Torres trayéndome una red o una «carga» de elote. Y en la casa con participación de toda la familia se preparó el elote, el atole; y los tamalitos de elote en hojas de totomoxtle al horno. Acompañado de queso fresco y crema… Una delicia al paladar. En este callejón vivió Emeterio Vásquez Vera, que era un solterón trabajador que iba al día por 2 carretas de leña de mezquite. Iniciando su jornada de trabajo de madrugada, para terminarla al mediodía. Entonces había monte y una variedad de árboles fuertes y duros, parecidos al guayacán; que en nuestro rumbo ya no se ve. Emeterio descansaba en el corredor de su casa mientras desgranaba maíz, que su madre doña Tomasa Vera vendía en su tienda de abarrotes, además de azúcar, café, pan y velas de cebo; vendía » petróleo» combustible para las linternas. La luz eléctrica sólo la tenían las casas del Centro.

Don Emeterio dejó un día Juchitán, se fue a La CDMX, llamado por su hermano el médico Mariano Vásquez Vera. Al llegar inició sus estudios desde lo básico, para después ingresar como estudiante de medicina. Cuando lo conocí en el año de 1970, llegué en su consultorio en la colonia Sn Felipe. Esta colonia iniciaba su colonización. Él con su bata y maletín me decía: acompáñame! Vamos a dar una consulta a domicilio. Y en otro momento fuimos al cine Tlatelolco; antes me mandaba a comprar palomitas, gaznates y helados. También para su novia, para él y para mí. Qué felicidad! Entrar a la sala del cine así. Del doctor Emeterio recibí todas las atenciones que un padre puede ofrecer a su hijo. Debo decirles, que hasta puso a su chofer a enseñarme a manejar. Qué hombre! Tan bueno y generoso.
Del lado poniente del callejón Mina se llega a la laguna. Es esta el inicio de la temporada de nenúfares-ztaa’ga bée’ñe-; aquella y La Mudubina que su triste leyenda nos llegó a través de la letra del maestro Andrés Henestrosa. Juchitán de ese lado se ha extendido en nuevas colonias. En la laguna era normal que garzas paradas estuvieran picoteando en sus aguas. Y de vez en vez pasaran unas aves de pico aplanado, del tamaño de los patos, graznando: » correo correo…»
Es sobre este callejón Mina, nace el Profesor Germán López Trujillo, hombre culto y gran orador; es el que pronuncia el discurso ante el féretro del General Charis, en el día de sus funerales.
En el lado oriente el callejón Mina atraviesa la prolongación Cuauhtémoc para desembocar al río. Ahí se está terminando de construir un muro de contención de 40 m de longitud, y de altura 2.70 m; la parte que se ve mide 1.20 m con un espesor de 40 cm, éste en profundidad 1.50 m, con una base de 1.20 m. Esta información me la proporcionó el Ingeniero Miguel Sánchez Aquino. Esta obra beneficia de manera inmediata las 3 casas que están a la orilla del canal del desagüe del callejón. Claro! Además de todos los vecinos. Este punto del callejón y Cuauhtémoc es muy transitada, valdría la pena al concluirla, adoquinar o empedrar el área junto a la tiendita de Tomasita. Echarle ganas! Pues…Con tal de ofrecer algo bello a la vista de los que por ahí transitamos. En esta época de crisis, no sólo es hacer la obra. Sino! Hacerla bien y que se vea bien! Porque si terminan poniéndole pavimento, éste es muy caliente. Vale la pena embellecer ese espacio para el disfrute de quien lo vea. Antes la basura que traía el agua ahí quedaba estancada en parte y la otra al río.
Ahora, ¿quién fue Mina? Fue un español que vino a México a pelear al lado de Hidalgo, Allende en pro de la independencia de México. Llama la atención que haya muerto a los 28 años en Guanajuato, fusilado por los realistas paisanos suyos que obedecían al rey español Fernando VII. Él nació en Navarra en 1789 el 1° de Julio, y muere el 11de noviembre de 1817. Francisco Xavier Mina, estudió leyes en Pamplona, con un gran espíritu de libertad, ésa que da la cultura. Su Manifiesto vale la pena transcribirlo en esta hora de crisis patriótica, hoy que el país, su gobierno está vendiendo todo! Y archivando su historia: » Mexicano permitidme participar de vuestras gloriosas tareas, aceptad los servicios que os ofrezco en favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas ¡ojalá! Acierte yo a merecer ese título, haciendo que vuestra libertad se enseñoree o sacrificándole mi propia existencia! Entonces, en recompensa, decid a vuestros hijos: » Esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos abyectos de un rey; pero hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por nuestro bien.»
Proclama de Francisco Xavier Mina, al desembarcar en el puerto de Tampico, el 25 de abril de 1817.
Sobre el callejón Mina han nacido mujeres de belleza excepcional. En mis recuerdos y reflexiones les comparto este detalle. Será la belleza y el aroma de los nenúfares? Serán los jardines que ahí se cultivaron? O es Cheguigo como un todo que ha comunicado su esencia en flor. Verdad que sí! Mujeres de gran belleza. Hasta pronto! Si Dios quiere mis amigos. Cuídense!

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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