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Cultura

Saúl Martínez (1914-1969)

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En Cantares de mi tierra — de su autoría –:» En los rincones de mi tierra istmeña…Espinaleña de voces cantarinas; ixtepecana: Tierna y dulce en su querer; ixtaltepecana: La reina de la enramada y la tehuana con su ternura tan virginal. Ranchu Gubiña: Son tus mujeres lindas, vivo preso en sus huipiles guindas y en Cheguigo está mi amor, juchiteca en una flor: Dueña de mi arrullo que engalana mi terruño. Salina Cruz: La Perla de mi tierra, ahí es donde dejé mi alma prendida…San blaseña eres tú mi consentida…»

Nace en Juchitán, Oaxaca — en Cheguigo, en zapoteco detrás del río –, en la calle Pino Suárez Núm.25; el 30 de Mayo de 1914. Sus padres juchitecos: Felipa García – su madre -; Filemón Martínez, su padre. A fines de 1930 se va a La CDMX a estudiar, con el tiempo se gradúa como Contador Público y Auditor, en una escuela pública que más tarde sería la ESCA del IPN.
Se cree que no estudió música, ni tomó clase de guitarra. Fue lírico así de forma sencilla y natural. Su virtud de artista le vino de nacimiento. Tocó guitarra de 12 cuerdas, 2 en La Primera cuerda, 2 en La Segunda. Y así sucesivamente. Con el tiempo ya como artista consagrado, compartió aplausos con Los Hnos. Martínez Gil, Amparo Montes, Agustín Lara…En La XEW ahí el famoso locutor Pedro D’elille lo llamó El Trovador del Recuerdo. Grabó 10 discos de Larga Duración, la mayoría música yucateca, de Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín. La voz de Saúl es parecida a la voz de Guty Cárdenas; lo que le trajo un contratiempo, ya que decían que él imitaba a Guty. Siendo La Trova yucateca tan celosa de su prestigio, que no acepta hoy alguien que no sea yucateco interprete sus canciones. De modo que lo llevó a una suspensión en su grabación con la empresa Orfeón con la cual grababa sus discos. Teniendo así que someterse a un examen a su cavidad palatina, llegando así a demostrarse que su timbre de voz era natural. De ahí la mamá de Guty llegó a tenerle aprecio, ver en Saúl Martínez alguien que le recordaba la voz de su hijo. Difundió la música yucateca, mereciendo en 1968 Disco de Plata por el éxito de las canciones: Por un rayito de sol, Si yo pudiera. El Ayuntamiento de Mérida le otorga un reconocimiento, como también lo obtuvo de la Sociedad Artística Ricardo Palmerín; esto es en 1965.
Su hija doña Flor Martínez, fue llamada el año pasado para recibir una medalla de reconocimiento a su padre, por parte del La Sociedad Artística Ricardo Palmerín.
Su esposa, doña María Ramírez Carzo era juchiteca. Vivió en una casa en la ribera del río de Juchitán, de ahí que en Cantares de mi tierra, Saúl escribiera: Y en Cheguigo está mi amor.
Los istmeños emigramos a otras ciudades en busca de trabajo. Sólo que llevamos consigo nuestras tradiciones y nuestro idioma el zapoteco. En mi caso en 1964 me fui a Minatitlán, Ver. En una colonia llamada Chimolón. Pues de la casa de los vecinos llegué a escuchar música de Saúl. En especial un disco que grabó con la Banda ADA de Joel Velásquez, en ése grabó entre otras piezas El Fandango. En otro disco una canción: Cuando salí de mi tierra. Que a mí me venía como el anillo al dedo. Por la nostalgia por la familia y por Juchitán.
Recibe homenaje en Juchitán, como también en Salina Cruz, en 1964 y 1966 respectivamente.
Dentro del Metro de Quevedo de la CDMX, en una ocasión, oí que el locutor de la Radio dijo: » para ustedes en la voz del Trovador del Recuerdo, Saúl Martínez: Nunca, de Guty Cárdenas.»
Los jóvenes de la Secundaria que fuimos. Lo escuchamos cantar en un acto de la escuela. Era 1965, se había formado un Patronato Pro Construcción de lo que sería el Tecnológico del Istmo. El director de la Secundaria, el Profesor José Pineda López. Por cuya iniciativa se constituyó el Patronato con el fin de captar dinero, según esto para iniciar la construcción en los terrenos que hoy ocupa el Tecnológico. Esa tarde don Saúl dio su cooperación y fue de 1000 pesos — era mucho dinero –. Y lo hizo ante el público que éramos y los invitados al acto. Esto después de cantarnos, deleitarnos con su magistral actuación.
Los niños que lo son un día, no olvidan un acto donde tuvo que ver un detalle. Así le pasó aquel grupo de niños que jugaban en la calle José F. Gómez, de manera coincidente Saúl sale de echarse unas cervezas con sus amigos en la cantina de Duu’ga, lugar famoso. Y él ve que los niños jugaban, a uno le preguntó que le gustaría como regalo – respondió –: pelota de Base Ball forrada. Él anotó su dirección…Y es así que un día recibieron su pelota junto con cuadernos y lápices. En un paquete procedente de La CDMX.
La anécdota la oí narrar por uno de los protagonistas. Con emoción, de viva voz por Armando Castillejos.
En Juchitán tuvimos 2 Cines: Lux y Juárez. En el primero antes de iniciar la función, siempre escuchamos en sus megáfonos la voz de Saúl Martínez, las canciones como: Rosal enfermo, Flor, A qué negar, Son tus ojos negros…
Fallece el 3 de Enero de1969 en La Cd de Oaxaca. Lo trasladan a Juchitán para enterrarlo en el panteón de Cheguigo, Miércoles Santo. Esa tarde mi madre, que estuvo en el entierro, vio al Portalira Juchiteco Eustaquio Jiménez Girón, sentado al borde del pozo del panteón. Y le dijo en tono triste: Ya vinimos a enterrar y a cumplir con el gran amigo Saúl.
Los meses pasan y cuando Octubre llega, estos recuerdos se tornan polvo que el viento levanta en forma de caracol que gira y suena en tono grave como las cuerdas de la guitarra del gran Saúl Martínez: El Trovador del Recuerdo.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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