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Cultura

El Monumento a los Héroes Juchitecos hace 50 años

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Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.- El brillo de sus ojos encendidos de alegría, refleja el gozo de abordar el tema; la Construcción del Monumento a los Héroes del 5 de Septiembre, Alejandro López Ferra, en ese entonces apenas despuntaba a la vida, estudiaba el cuarto año de la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional Autónoma de México, tenía 24 años.

Cuando se dio el Centenario de la Batalla de 1866 y el comité de Festejo de la gloriosa fecha y el gobierno del Estado emitieron una convocatoria para la erección del monumento.
Entonces, — recuerda López Ferra – era gobernador del Estado; Rodolfo Brena Torres, el presidente del Congreso Local Mauro Gómez Ruiz. Juchiteco.
Entre los meses de julio-agosto de 1966 entregó su proyecto con el que concursaría y el 4 de agosto de ese mismo año, mientras estudiaba en la ciudad de México, recibió un telegrama donde se le notificaba, la adjudicación de la obra, un concurso, refiere Alejandro López Ferra, donde habían participado cinco ponentes.
Inmediatamente se entrevistó con el Gobernador del Estado, y le presentó el proyecto, remodelado y lo que se implementaba para el monumento.
monumento heroes 5DeSeptiembre Juchitan Oaxaca 2El proyecto contemplaba, refiere Alejandro, un muro recto, un obelisco y el muro cóncavo, donde Moisés Cabrera Orozco, (juchiteco extraordinario, escultor internacional, que en ese entonces también se encontraba en los inicios de su carrera artística).
Moisés implementó una obra artística y supo plasmar la idea de Alejandro López Ferra en su totalidad.
Aunque la mayoría de la población, conoce la obra como el “Monumento a los Héroes del 5 de Septiembre”, su nombre original, explica Ferra, es “Monumento a la Victoria de los Juchitecos sobre los Franceses, Centenario”.

Y sostiene que el relieve representa las siguientes características; la agricultura, el comercio, la industria la educación y la patria, esa fue la idea desarrollada en el simbolismo del monumento.
Describe que destaca el rostro de Don Benito Juárez, que viene luchando por la patria, la imagen de un hombre que en una de las manos sostiene la antorcha de la libertad y en la otra el pueblo, la patria se encuentra representada por el águila que protege al pueblo, explica Alejandro López Ferra mientras se agacha y mese su hamaca, que cuelga en la amplia sala de su casa, que aún conserva la antigüedad de su edificación.
El ingeniero comenta que el monumento es de cemento hidráulico, donde participaron alrededor de 25-30 personas para su construcción, quienes eran de las secciones 1ª,2ª,7ª, 5ª y del centro de la ciudad, la mayoría de ellos ya de edad un poco avanzadas, a quienes se les dijo cuales eran las necesidades y se tenía que hacer en el menor tiempo posible. Afortunadamente todos comprendieron.
El pleno recuerdo indica que el material utilizado para la construcción es en su totalidad de la región, el piso es de ónix de Tequisistlán, la piedra de los laterales es piedra rodante del río de las Nutrias
Fue describiendo y como si sus ojos volvieran a ver ese momento, señala con movimiento de manos, que Cabrera Orozco armó toda la estructura en el lugar, donde se encuentra, y desde ahí lo colaron.
Para la edificación se llevaron un tiempo de entre 25-27 días, debido a que el contrato se lo entregaron entre los días 8-9 de agosto de 1966, dando inicio los trabajos de construcción el 11 de agosto. Concluyendo el 4 de septiembre, aproximadamente a las 5 de la tarde.
Las bases del cañón se habían terminado también, y el pueblo en una procesión que partió desde el Parque Benito Juárez hasta el monumento, por las calles 5 y 16 de Septiembres, los hombres y las mujeres llevaban entre sus brazos el histórico cañón, con música de banda y cohetes, el músico Aristeo Robles encabezaba una de las procesiones que venían sobre 5 de Septiembre.
Alejandro López Ferra recuerda el pasaje y se le dibuja una sonrisa en su rostro, que en ese momento es alegría pura en un círculo de evocación histórica.
Y rememora una de las tantas anécdotas que ocurrieron durante la construcción del monumento: “todas las tardes iban muchos paisanos a la obra y hablaban en zapoteco creyendo que yo no hablaba zapoteco ni lo entendía y decían, si este paisano no termina el monumento para ese día mejor que no regresé, y yo les contestaba en zapoteco, que sí lo íbamos a terminar y se quedaban sorprendidos”.
Recuerda que siendo presidente municipal Jaime Ferra. la Secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA), junto con el gobierno del estado de Puebla, solicitó a Juchitán los cañones para exhibirlos en el fuerte donde se dio la Batalla del 5 de Mayo de 1862, Jaime Ferra, le preguntó al pueblo si se daban los cañones a lo que toda la comunidad dijo que no, y continúan en el lugar donde los colocaron desde 1966.

Se mira las manos, ve en ellas el avance inexorable del tiempo, alza la mirada y sonríe,“Estoy orgulloso de haber dejado la obra para Juchitán”, comenta mientras termina el diálogo con su pasado.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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