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Cultura

Fin de los juegos Olímpicos de Tokio

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«Todo tiene su final, nada dura para siempre.
Tenemos que recordar que no existe eternidad…»

Así reza una canción al ritmo de salsa que canta Héctor Lavoe. Amigos, todo final es triste, melancólico. Termina con luces de fuegos artificiales configurando en el cielo los 5 aros de los Juegos Olímpicos: ahí el verde, amarillo, azul, rojo…Los aros enlazados, enlazando la atención, la emoción, la alegría del mundo en esta hora de la Pandemia. Aquí recuerdo una anécdota cuando alguien le dijo a Zenón el sabio griego – 334a.C-260 a C-.: Ustedes los griegos no son más que unos niños…: Cierto le respondió el sabio: Sólo que de nuestro juego, el mundo está pendiente. Así es amigos, aquellos juegos organizados por Heracles – al que los romanos llamaron Hércules-; casado ya con Deyanira la hija del dios del vino Dionisios; él Hércules organizó los primeros juegos Olímpicos coronando al ganador en las distintas disciplinas deportivas de entonces con una corona de laurel a su cabeza- no dinero como premio, porque él después de realizar los 10 trabajos peligrosos impuestos a él, por Hera; él no cobró-.
Amigos, queda pues sólo el recuerdo de estos juegos Olímpicos de Tokio 2020, según el presidente del COI Thomas Bach- comité olímpico internacional-: fueron unos juegos sin precedentes; ora llevado a cabo con estricto protocolo de seguridad y de higiene por la Pandemia que azota al mundo. Agradeciendo el servicio, la atención de Seiko Hashimoto, la presidente del COI local: «Siempre atenta, amable, con nosotros; sobre su gran responsabilidad como coordinadora aquí en Tokio, en todo lo que concierne a los juegos.
Agradezco también los casi 71,000 voluntarios que con su servicio dentro del estadio olímpico y fuera, hicieron posible estos juegos aquí sin precedentes.» Amigos qué decir de la participación de los mejores deportistas del mundo, las chicas de hermosos trajes de natación artística; l@s atletas de Jamaica; los hombres de casi 2 m de altura y de casi 120 Kg de peso de los lanzadores de discos martillo; hombres gigantes y bonachones, amables, siempre risueños. L@s gimnastas, l@s grandes nadadores; los de pentatlón, l@s volibolistas, l@s cargadores de pesas, las luchadoras de karate, l@s de baloncesto; ciclistas, boxeadores… Aquí los güeros, los rubios, los morenos con barbas como los turcos, los negros grandes atletas.
Fue emotivo que en pleno ritual de la clausura de los juegos de Tokio 2020, el mundo viera la premiación con medalla de oro de Kenya- mujer y hombre-. Los juegos Olímpicos son del mundo, vinieron a distraernos de la angustia, tensión en nuestras vidas por la Pandemia. Es mejor el deporte que la guerra, es mejor la paz entre las Naciones. Ver hondear la bandera de cada país, escuchar el himno del país del ganador o ganadora. Aquí se exaltó lo justo de cada competencia, con respeto, sin discriminación; de ahí que el país con más medallas de oro- E.U; 39 y China, 38, seguido de Japón-; no hubo preferencia para entrar al estadio olímpico; entraron sin orden de ganador o triunfador. Y la verdad que me llamó la atención que la gobernadora de Tokio, entrega la bandera olímpica a la alcaldesa de la Ciudad de París; sede de los juegos Olímpicos en el 2024. Sin que tenga que ver reflexiono que la Ciudad de Roma también es alcaldesa. Es hora de las mujeres en el mundo. Enhorabuena! En mi caso como juchiteco, estoy habituado ver que es la mujer la que manda, hasta gusto me da que así sea y en mi caso cuando necesito ser aconsejado de algún asunto o tema especial, acudo al mundo de las mujeres. No hay racismo, no hay diferencia por color de piel o por idioma. Todo es bello, todo es armonioso. Aquí agrego con el permiso de ustedes; que estudié en la primaria y en la Secundaria con Ciro Shibayama, hijo del japonés don Óscar que vino a vivir entre nosotros los tecos, pasada la segunda guerra mundial. Ahora, Ciro Shibayama habla zapoteco, imagínese oír un japonés hablando zapoteco.
Nosotros los tecos practicamos o jugamos el porrazo, un juego cuerpo a cuerpo entre Taekuandó y lucha libre. Eso sí! Vi de niño a Juan Chee’nu alzar un hombre y azotarlo al suelo- éste llorando después como un niño-. Era usual que en las peleas callejeras un hombre baje la cabeza y arremeta contra su oponente, alzarlo y luego rápido azotarlo en el suelo…Algunas palabras en zapoteco como: gudáa’- ven-;xi nou’- qué dices?-; ja!…guiixaa’ – qué? idiota!-; udoó’- come-; ti’ bixiidu’- un beso; náa’- yo-; li’- tú-. Ha mí me suenan un poco ha japonés. Las banderas del mundo, el nuestro: verde, blanco y rojo, y un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente. Los himnos del mundo cuando se entonan nos hacen llorar, porque han sido la herencia espiritual de nuestros abuelos, viene de muy lejos, vienen de muy hondo de nuestros corazones.
Los sentimientos de la humanidad son los mismos en cualquier parte del planeta: la sonrisa, la tristeza como el llorar; son sentimientos universales, como el aire que todos respiramos, por eso: Por quién doblan las campanas?… Están doblando por ti. Cuídense. Gracias.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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