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Cultura

Andrés Henestrosa, Parte 7

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“Los libros no solo nos abren el mundo, sino nos permiten verlo más hermoso». Andrés Henestrosa

Cuando don Andrés me preguntaba un viernes:- ¿qué vas hacer mañana?- mi respuesta-: no tengo nada qué hacer. Entonces él me respondía, pasas por mí a la casa las 2 de la tarde. Para irnos a Coyoacán a comer, así la gente nos verá y nosotros veremos a la gente. Es así que un día le pregunté un viernes: -que le parece si vamos al cine mañana? Iremos a ver una película cubana llamada “Buenavista Social Club”, que relata la llegada de un gringo llamado Ray Cooper a la Habana, con un solo fin de rescatar a los cantantes cubanos ya olvidados por el gobierno de Fidel Castro. Su respuesta fue: -¡suave!-. Pasas las 2 de la tarde. Es así que le hablo a la Pfra. Yolanda Antonio una amiga mía, paisana muy bella que nació en esa pequeña ranchería cercana a Unión Hidalgo llamada Cerro Iguana. Le pedí que sí podía hacer un Guuche Guii’ña- parecido al Amarillito de Oaxaca -, con carne de res y epazote para el maestro Henestrosa, ya que lo llevaría a comer a su casa y después iríamos al cine. Su respuesta fue: – con mucho gusto Armando, para mí será un privilegio de recibirlos mañana en mi casa. Es así que ese sábado llegamos en la Colonia Nueva Santa María en la calle de Nueces con Clavelina. Ella y sus 3 hijos nos recibieron, sus hijas Alondra, Reina y Antonio, a quien yo llamaba El Licenciado; él vestido de guayabera blanca y pantalón oscuro, ellas de enagua y huipil. La mesa preparada en el garaje dispuesta para nuestra comida, que se nos sirvió llegando, llegando.
Como aperitivo don Andrés bebió una copa de tequila. Fue una comida exquisita, que transcurrió entre relato de anécdotas y palabras en zapoteco, que por cierto don Andrés comento que luna llena en zapoteco, se dice Beu’; ya que galáa’ Beu’, es media luna; tindá Beu’, es un pedazo de luna. Terminando de comer, el, maestro Henestrosa pidió a Yolanda, si podía recostarse en su cama unos minutos. Cosa que ella accedió con gusto. De ahí salimos para la Cineteca Nacional; la verdad es que la película “Buena Vista Social Club”, ya la había visto 3 veces, una vez con mis hijos Angélica y Armando.
Bien, durante la película dormité tantito y de vez en vez, veía de reojo al maestro Andrés Henestrosa sumamente atento a la película; a las canciones como “Dos Gardenias, Quizás quizás”, interpretadas por Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo, amén a las interpretaciones de ese hombre que nació en la parte Oriente de Cuba, Siboney donde según él mismo relata que de niño siendo él de 5 años su abuela le pedía prender un Puro, era Compay Segundo. Que de este detalle él comenta que de niño era ya fumador de cigarros.
Amigos, al terminar la película don Andrés de inmediato me dice emocionado: Iremos a Cuba Armando. Es así que pasando los meses un viernes me dice, este domingo compras Uno Más Uno, lees ahí un artículo mío.
Se trataba que él escribió que como bibliófilo, él era coleccionista de dedicatorias, que de sobremanera apreciaba las bellas dedicatorias de los autores; que en su biblioteca tenía un libro de José Martí, edición príncipe, comprado en una librería de Viejo, sobre la calle de Donceles del Centro Histórico de la CDMX. Era días de penuria económica para mí, esto es por el año 1924-1926; lo último en centavo que traía lo pagué por el libro. Su dedicatoria de puño y letra de José Martí dice así: “A Manuel Gutiérrez Nájera, marfil en el verso, en su prosa seda y en su alma oro. Su José Martí”.
Amigos, terminó el texto del artículo periodístico ofreciendo regresar el libro a su país de origen, aunque con ello dejara un gran hueco en su biblioteca particular. Amigos es así que nos fuimos a la Habana, nos acompañó doña Claudia Haro, que más tarde fue o es directora de la Casa Lam. Un medio día en la biblioteca Nacional el maestro Andrés entregó el libro Versos Sencillos de José Martí, al compañero de guerrilla de Fidel Castro y el primer Secretario de educación de la revolución cubana, don Armando Hart- un hombre blanco y alto-. Ahí don Andrés dijo unas palabras que me pareció el más bello discurso que le oí. Lo digo porque le oí hablar en muchos foros y en diversas ciudades y pueblos. Como los de nuestro Estado de Oaxaca por ejemplo, cuando fue candidato para contender por la senaduría por Oaxaca. Minutos antes de entregar el libro a la Biblioteca Nacional, tomé el libro y leí la dedicatoria de José Martí y su firma, como una despedida mía inexorable del histórico libro. En otro momento en un acto arriba de esa torre alta de la plaza de la Revolución, la cámara de La Tele, nos enfocó y es así que a cada rato aparecíamos en la televisión cubana, anunciando la visita del escritor, periodista y académico de la Lengua, el maestro Andrés Henestrosa. Y otro medio día, estuvimos en el célebre Bar La Florida, donde el premio Nobel Ernest Hemingway inventó el cóctel Daiquirí. Y en otro día en el corredor del Hotel Nacional, bebiendo unos mojitos con vista al mar mientras unos pelícanos conformaban una V en su vuelo, mientras la brisa mecía las palmeras borrachas de sol. Amigos, cuídense. Continúa.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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