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Cultura

A un año de la muerte de Toledo: el mejor homenaje, difundir su legado

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Sábado 5 de septiembre de 2020. Hoy se cumple un año de la partida de Francisco Toledo, el maestro oaxaqueño querido y admirado por propios y extraños, quien nos dejó un legado inconmensurable en su extraordinaria y profusa creación artística y con su incansable labor filantrópica, de mecenazgo, promoción cultural y activismo social a lo largo de más de cinco décadas.

Oaxaca es la región más vibrante de nuestro país en términos culturales gracias al impulso que el maestro le dio con la creación de museos, bibliotecas, centros educativos y culturales y un sinfín de proyectos dirigidos a la concientización del medio ambiente, la preservación de la identidad por medio de las lenguas autóctonas y el rescate de las tradiciones. El maestro, como cariñosamente se le llama en su terruño, ha dejado un hueco insustituible y qué mejor manera de honrar su memoria que con la difusión de su legado, producto del incesante trabajo apasionado de toda una vida.

CaSa, espacio de confluencia de tradición y vanguardia

El Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) abrió sus puertas en la localidad de San Agustín Etla en 2006 y en la actualidad ha alcanzado el reconocimiento internacional por ser el primer centro de arte ecológico en América Latina y por su programa académico de talleres multidisciplinarios único en su género. Su director, Daniel Brena, nos comparte los logros y retos conseguidos tras la partida del maestro:

–Considero que uno de los logros más relevantes en este año es la ampliación y consolidación de los Premios CaSa, cuya primera convocatoria tuvo lugar en 2011 por iniciativa del maestro Toledo con el fin de difundir la creación literaria en lengua zapoteca. Desde entonces se ha llevado a cabo ininterrumpidamente, y hace tres años comenzamos a trabajar con los gobiernos de Guerrero y Puebla con la idea de rebasar las fronteras geográficas y unirnos en la difusión de nuestro lenguaje común: el mixteco.

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“Al año siguiente, el maestro decidió acelerar el proceso y renunció a su Beca Nacional de Creadores para dirigir los fondos a la incorporación de más lenguas: la mixe, la triqui y la ombeayiüts. Ahí nos quedamos el año pasado y, para nuestra sorpresa, hemos recibido el apoyo de más aliados, y este año pudimos lanzar otra convocatoria que incluye los idiomas chatino, chinanteco y mazateco. Con estos ocho premios se consolida uno de los sueños del maestro, y estoy seguro de que estaría muy emocionado.

“Algo muy importante de señalar es que se trata de una convocatoria en creación literaria creada por un artista visual, y además del premio monetario de 30 mil pesos, el ganador recibía una obra gráfica del maestro. Ahora hemos invitado a otros artistas oaxaqueños a sumarse y donar una pieza para cada categoría: contamos con la participación de Sergio Hernández, Joel Merino, Eddie Martínez, Filogonio Velasco Naxin, Demián Flores e Israel Montes; la familia Toledo seguirá aportando trabajo del maestro. Es extraordinaria la respuesta que hemos tenido de los creadores y de las instituciones.

–Esto no es fortuito. Francisco dedicó su vida, su energía, su talento y sus recursos a formar y sensibilizar conciencias y es tiempo de cosechar los frutos.

–En febrero también dimos a conocer el Premio Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO)-CaSa Emiliano Cruz, en alianza con Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), con el fin de reconocer a las personas que trabajan de manera independiente a favor de las lenguas indígenas. Emiliano Cruz fue un joven zapoteco de San Bartolomé Loxicha, que desafortunadamente murió hace unos años, pero trabajó fuertemente en la documentación y promoción de su lengua. En su honor premiaremos cada año a un promotor destacado. También hemos lanzado la convocatoria al Premio CaSa Infantil de Cuento, dirigido a niños y niñas de siete a 11 años hablantes de las lenguas originarias, cuya remuneración no es monetaria, sino que consiste en un acervo de libros por el valor de 50 mil pesos, que el ganador podrá donar personalmente a la institución que él elija. Esta iniciativa da seguimiento a lo que el maestro nos recalcaba continuamente: los premios no han de ser para nosotros, sino para la comunidad.

–Ahí su espíritu filantrópico. Es una bella manera de motivar a los niños a compartir con la comunidad. ¿Se hacen publicaciones de las obras ganadoras?

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–El maestro coordinó en 2017 una antología de los premios de poesía 2011-2015 y se hizo una presentación muy bonita en el Palacio de Bellas Artes, donde, por cierto, participó un grupo de rap en zapoteco. Ahora seguimos trabajando en la recopilación de las siguientes antologías que quedaron pendientes.

–¿Cómo va el programa de exposiciones en el CaSa?

–Antes del confinamiento alcanzamos a presentar el trabajo del fotógrafo chileno Mauricio Toro Goya, quien trabajó en residencia en CaSa una temática relacionada con la literatura de María Sabina. Y siguiendo uno de los grandes intereses del maestro, que era la colaboración entre los artesanos y los diseñadores, presentamos la obra de Rufina López, creadora de Atzompa, que en años recientes ha estado trabajando en muchos de nuestros talleres.

–Los talleres en los que participan artistas de todas las disciplinas, diseñadores, artesanos, alumnos mexicanos y extranjeros, es el centro medular de CaSa, como lo concibió el maestro. ¿Cómo han sorteado el reto de continuar activos en el confinamiento?

–Tuvimos que buscar una salida en línea, pues la idea de CaSa es que sea ante todo un espacio de convivencia presencial tanto formal como informal, pero ante la imposibilidad de juntarnos, hemos tenido que buscar acciones alternativas. Justo ahora estamos lanzando una actividad con la bordadora Julia Santos, que trabajó muy cerca del maestro, y nos va a acompañar en un taller en línea. Esta situación nos ha hecho ver que es una manera de llegar a muchísima más gente, por lo que vamos a seguir desarrollando la infraestructura. Y otra cuestión es la dificultad de conseguir los materiales, y para esto estamos recibiendo el apoyo de Amigos del IAGO, por cuyo conducto se están enviando a las comunidades kits de materiales para los talleres de rótulo, afelpado con agujas, acuarela y fotografía estenopeica para que los participantes no tengan que salir de sus casas.

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El esfuerzo de Francisco Toledo de toda una vida dedicada a fomentar el desarrollo cultural permanece vivo en la comunidad oaxaqueña que absorbió las enseñanzas del maestro y sigue su ejemplo de solidaridad, compromiso y espíritu filantrópico.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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