Conecta con nosotros

Cultura

Muerte de Juárez (1806-1872)

Publicado hace

el

Estamos un poco más de la mitad de julio, si no viviéramos en las condiciones que hoy conducimos nuestra vida, pensaríamos con emoción que el próximo lunes sería la Guelaguetza; esta fiesta oaxaqueña que ofrece al mundo lo diverso de su cultura, lo profundo de sus raíces, la diversidad de nuestros climas, las diferentes lenguas indígenas de nuestras regiones; lo sencillo y natural de la fibra de la que estamos hecho.


La verdad que el indígena oaxaqueño es un ser carente de esa complejidad social que se denota en el hombre blanco donde se atisba ese dejo de ser superior, de tener un color azul de sangre, de pertenecer otra élite, de dejar claro que lo blanco es signo de superioridad de su raza. No nos han mostrado en libros lo que en esencia es el ser indígena mexicano. No han divulgado su forma natural de vida, el disfrute de su despertar con el canto de las aves, el llamado profundo del sonido de su caracol marino, el percutor de sus tambores, la música festiva de su flauta de carrizo, el ritmo de los cuernos de venado percutidos sobre la caparazón de la tortuga; nuestro orgullo de brotar de las raíces de los árboles gigantes, de tener origen en las nubes formadas en la cumbre de las montañas; de bañarnos en grupo en las torrentes de nuestros ríos. De alimentarnos de la diversa herbolaria, y fauna de nuestras regiones, el vivir feliz al ritmo de la madre naturaleza con la creencia firme de que no se es eterno, que somos viajeros de paso en esta tierra, donde Dios da bienes, vida, belleza y poderío al que escoge para cumbrar y hacer brillar con su luz espiritual.
En verdad amigos, tener sangre de una etnia indígena, es nacer con una visión del mundo con un sentido y concepción natural de la justicia, del derecho, de la libertad, con una idiosincrasia de disfrutar la comida, la música, del aroma de las flores , de los frutos naturales de cada estación, de lo natural del sexo ; leer en las estrellas y en el firmamento nuestro destino como si fuera un oráculo. De ahí que se diga en zapoteco: gulebee neeza ñéebe: nació de pie, nació con suerte. Así nació el Indio de guelatao, que en su lengua indígena significa guee’la doo; que significa en zapoteco noche profunda en oscuridad y misterio. Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao- Guee’ladoo-; ahí vió que su madre murió al dar luz una niña que llevó el nombre de Longina. Así queda huérfano de madre y de padre que antes ya había fallecido, a la edad de 5 años. Bajo el cuidado de su tío Marcelino Juárez vive, sale con sus ovejas desde temprano a pastorear; le nace la idea de aprender a leer; le pide a su tío que le enseñe letras, le dice que no se preocupe por el rigor con que ponga al enseñarle, que si hay necesidad de una jalada de oreja que proceda con tal de aprender. No habiendo eco en esta petición decide dejar al pueblo a los amigos con quien se juega y se comparten afectos; toma la decisión de ir a la Ciudad de Oaxaca, buscar su hermana mayor Josefa Juárez quien trabaja como cocinera en una casa rica. Donde un hombre vestido con hábito de San Francisco visita a la familia Maza con frecuencia, tenía un taller de encuadernación de libros. Los libros leídos en ese tiempo La Enciclopedia de Voltaire; Emilio o la educación de Rousseau; su Contrato Social y naturalmente que La Biblia. En esa casa llega el niño Benito casi al anochecer, habiendo caminado todo el día; subiendo, bajando montaña. Hasta que por fin se encuentra con Josefa quien lo abraza, le acaricia su cabello de fibra gruesa y negro completamente, cabello indomable aún con aceite y peine. Este momento de ternura Juárez no lo olvidaría jamás.
Lloraría por ello en algún sitio del Palacio Nacional como presidente. Donde vivió con su esposa doña Margarita Maza; que de noche salían los dos a caminar por las calles aledañas a su residencia. Él cubierto su rostro con el chal de ella, sus corazones latiendo al ritmo de la historia del tiempo político que les tocó vivir. La Iglesia Católica ama, dueña de todo; de vida y voluntad del Indio mexicano. Un poder milenario de la Iglesia, desde la fundación de Roma como imperio. Julio César el gran emperador que murió en el año 44 A.C; sus sucesores como César se llega al año 363 D.C; cuando Juliano de Constantinopla se convierte al cristianismo y dispone que los cristianos ocuparan los templos de Minerva, Juno, Neptuno, Venus,… Mercurio. En los templos una cruz de Madero fundando así La religión católica que se expande en todo Europa siguiendo los caminos y puentes construídos por el imperio romano. Es así que La Edad Media inicia en el año 500 y termina en 1500 D.C. Con una Iglesia rica en lo material como en lo espiritual, pues funda su biblioteca con pergaminos que recoge de la humanidad.
Llega con Cortés a México en aquel noviembre de 1519. Domina y toma preso a Cuauhtémoc el 13 de agosto de 1521. Con la cruz construye catedrales, con sangre inculca la nueva religión a los indígenas. Impone su idioma; quema ídolos del Templo Mayor, transcurre 300 años México bajo está cruel dominación. Invade Napoleón Bonaparte España en 1808; los españoles no disparan un tiro. Se reúne la Corte en Cádiz; Napoleón pone a su hermano José como rey. Ordena la elaboración de la Constitución de Cádiz. En ésta se declaran libres las provincias anexas a la corona española; se extingue el feudalismo, desaparece La Santa Inquisición. Y todo ser humano no importando lengua, color; sin libres y tendrán como una religión La Católica….Amigos, es así que nuestra Independencia no se cristaliza en hechos. Hasta que Juárez llega a la presidencia de México en enero de 1857. Él tiene que aplicar las leyes de Reforma separando a la Iglesia del poder político. La iglesia se opone, arma a sus feligreses, lo reta y lo quiere desconocer con el Plan de Tacubaya; se va a la guerra contra Juárez de 1857 a 60; Guerra de los 3 años o de Reforma. Incita a Francia invadir a México. Trae a Maximiliano por invitación de los Conservadores en 1864. Juárez baja del Palacio y en su diligencia y con la bandera nacional en el pecho; coordina la defensa de México. El pueblo al lado de Juárez, Los Liberales que son el pueblo es mayoría. Fusilado Maximiliano en junio de 1867; Juárez regresa al Palacio Nacional escoltado por el jefe del ejército Gral. Porfirio Díaz. Amigos la historia de México es un campo de batalla huele a sangre. Doña Margarita de Juárez muere el 2 de enero de 1871. Juárez llora a su amada esposa. Él se queda sólo en el Palacio a la mano de Dios; no tiene a la esposa que lo protegiera, que lo cuidará. Tengo la impresión que él fue envenenado. La idea me vino al leer En nombre de la Rosa de Humberto Eco. Ahí en una abadía situada en la cumbre de las montañas, unos monjes morían al leer un libro cuyas páginas tenían polvo de veneno. Amigo, Juárez nos hizo iguales ante la ley, y nos dio la independencia soñada desde 1810. Juárez muere como hoy18 de julio; sirviendo, atendiendo asuntos de gobierno hasta las 9 de la noche en ese día. Muere con mucho dolor en el pecho esa noche. La Guelaguetza sería el próximo lunes. ¡Lástima! Vivimos días aciagos y de incertidumbre. ¡Cuídense! Mis amigos. ¡Suerte!

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia