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Cultura

Divorcio, Relato de una mujer (1ra. Parte)

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acoso Laboral

– Se transcribe íntegramente el relato de esta mujer que omitimos sus datos, a petición de ella.

Cuando me separé de mi marido tenía como veintidós o veintitrés años, no recuerdo exactamente, era una mujer muy joven, con dos hijos, el mayor un niño de tres años y la más pequeña dos.

Mi marido se fue de la casa, porque era muy “cabrón” según él, tenía varias mujeres, tomaba mucho, y siempre que llegaba borracho me pegaba, decía que no servía, porque no tengo ni una profesión, pero siempre le animaba mientras estudiaba en la UPN para ser maestro, me decía, aunque él nunca estudió en la normal, un señor le ayudó a colocarse como maestro, y de ahí se sintió grande cuando ya lo llamaban “profe”.
Cuando se volvió maestro con más ganas tuvo mujeres, no podía pedirle dinero para la comida o ropa de sus hijos porque se enojaba y me pegaba, para todo era pleito, hasta que un día me pegó y me dejó medio muerta, los vecinos llamaron a mis papás y fueron por mí, y se dieron cuenta cómo vivía, todo lo oculté para que nuestro matrimonio estuviera bien, desde ese día no termina mi peregrinar.
Primero cuando intenté denunciarlo por maltrato, me exigían que presentara testigos, mostraba los moretones y los golpes, certificados médicos, para la autoridad no significaba nada, porque siempre me exigía testigos y como nadie quería problemas, nadie quería ir de testigo.
Cuando él me demandó “abandono de hogar”, fue otro problema, acudí con un abogado, le entregué los papeles que me habían dado del juzgado, me dijo que era un problema fácil de resolver, eso me provocó mucha alegría, me dio gusto saber que al fin podría liberarme de ese infierno, toda la explicación era agradable, el problema surgió cuando le pregunté cuánto me cobraría, el abogado sonrió y me dijo
– no se preocupe, no le costará nada.

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Eso me dio mucho gusto, sin embargo, el licenciado remató diciendo:
– usted es muy guapa.
– Tiene bonito cuerpo y, bueno si usted accediera a que fuéramos amigos, no se tendría de qué preocupar, eso lo atendería yo, y usted solo firmaría los papeles.

Aunque soy medio analfabeta entendí perfectamente lo que pedía, ¡acostarme con él para llevar mi caso!, con toda la educación que tuve le agradecí sus atenciones, no sin antes, decirle que me ofendía y le dije dos o tres groserías que salieron desde el fondo del alma.

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Salí indignada, con muchas ganas de llorar, el mundo se me cerró, mi madre, porque para ese entonces mi papá ya había muerto, me preguntaba cómo me iba ayudar, yo que podía esperar, si echaba tortillas para mantener a mis otros cinco hermanos, si yo era la tercera de una familia de ocho hermanos, su apoyo era moral y físico.
Palabras de aliento que me permitían salir adelante. Una amiga con la que trabajé en la casa de una señora que hacía huaraches me recomendó otro abogado, que según ella era bien “chingón”, fui con la ilusión de resolver mi problema.
Recuerdo que estaba en su oficina, según él atendiendo sus asuntos, le dije que me habían recomendado con él, sonrió cuando escuchó esto y me dijo:
– Mis trabajos siempre me recomiendan.
– Este problema lo resolveré en un dos por tres, y del pago no te preocupes, espero que sepas “portarte bien” conmigo por un tiempo, y ya vamos resolviendo todos los problemas.
Me quedé fría al escuchar esta propuesta descarada, sin ni una sola compasión, me veía como un objeto sexual, una perra en brama o una “puta” que buscaba hombre, y luego todavía dijo:
– Tomas…vamos a tomar una cerveza, platicamos y nos ponemos de acuerdo, más tarde a ver que hacemos.
Mientras hablaba sus ojos brillaban, sentía sus miradas que ya me estaban desnudando, libidinoso, puerco, le menté su madre y salí de su oficina, con más coraje que nunca, preguntándome qué pasaba, ¿Acaso ser mujer dejada, abandonada o divorciada es sinónimo de sexo disponible?, o quién da más.
Esa situación me dolió mucho, el tiempo para contestar la demanda se agotaba, busqué los grupos que dicen defienden a la mujer, ahí sentí alivio, porque creí que era el lugar adecuado, me recibieron con cariño, palabras afectuosas que me indicaba que había llegado al lugar correcto, espere por más de una hora, hasta que por fin llegó el abogado, que se concretó en decirme:

– Tenemos que ir al mitin de la compañera, para apoyarla y tu caso lo vemos después con más calma.

Sin saber cómo y porqué, repentinamente me vi ya en una redila y con una bandera en la mano, que encendió su motor y se fue con rumbo a las colonias más alejadas de la ciudad.
Volví al segundo día con la esperanza de ser atendida, pero no tuve suerte, mi caso sería atendido hasta después de no sé cuánto tiempo y me invitaron a continuar con el apoyo.
Ya con el tiempo sobre mí, me dijeron que viera a un defensor de oficio, para empezar, me explicó que no tenía tiempo, sin embargo, por ser un caso apremiante por el tiempo solo contestaría la demanda si le daba un dinero, bueno dije; y cuanto me costara eso licenciado, bueno como apoyo me darás cuatro millones, eso fue de cuando Salinas no le quitaba los tres ceros al peso y se pagaba con millones.
Le pagué, me contestó la demanda y ya nunca supe de él, me cobró como cualquier abogado.
(Continuará…)

 

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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