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Cultura

Chihuitán: Referencias sobre el municipio

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A la llegada de los españoles, se encontraba relativamente poblado por diversos grupos indígenas, algunos de los cuales habían alcanzado un alto grado de desenvolvimiento cultural, particularmente el zapoteco, que antes de la Conquista había expulsado de su territorio a sus primitivos pobladores, los huaves, quienes a su vez habían vencido a los mixes, relegando a estos a las montañas, donde se encuentran actualmente.

Los principales centros de población correspondían a los asientos de los antiguos señoríos zapotecas de Tehuantepec, en donde, en la época de la conquista española, residía Cosijopí, rey de la alianza mixteco-zapoteca, hijo de Cosijoesa y Coyolicatzin. Ésta, era hija del rey mexica Ahuitzotl, quien, al no poder conquistar a los zapotecas, la dio en matrimonio mediante un tratado para tener influencia con ellos.

En las faldas de Guiengola, al sur de Santo Domingo Chihuitán, a 25 kilómetros aproximadamente, se localizan las ruinas de la antigua ciudad zapoteca, de cuyos vestigios se deduce fue una gran ciudad.

La composición étnica del Istmo de Tehuantepec es bastante heterogénea, pues se ha formado de muy diversas razas, pero principalmente de indios, blancos y mestizos. La comunidad se ubica en el contexto de este último grupo de pobladores.

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A la llegada de los primeros misioneros evangelizadores de la orden de los dominicos, este lugar se convirtió en uno de los centros estratégicos para difundir la religión católica y el idioma español a otros lugares apartados, y se cree que fue la razón de fundamental por la que los pobladores de este lugar dejaron de hablar la lengua zapoteca, salvo rarísimas excepciones.

Respecto al nombre de Chihuitán existen tres versiones:
a).- La primera, dice que es una palabra compuesta de raíces zapotecas, que se traduce de la siguiente manera: Bi: Viento, y Xhahui; urraca; por lo que su descripción sería: “Viento de la urraca”. Esta versión es la que sostiene Manuel Martínez Gracida, en su libro Colección de cuadros sinópticos de los pueblos, haciendas y ranchos del estado de Oaxaca, y que no se contrapone en lo absoluto con la que dan los pobladores que cotidianamente hablan la lengua zapoteca, quienes comúnmente nos identifican como “Bixhahui”.

Por otro lado, al realizar una investigación en el Archivo General de la Nación, en documentos de 1598, se encontró que Pejague, era la forma colonial como se escribía Bixhahui.

En uno de los diccionarios más conocidos del vocabulario zapoteco – El Neza Diidxa’- de Enedino Jiménez y Vicente Marcial Cerqueda, simple y sencillamente dice que la traducción de Bixhahui es Chihuitán. Así Bixahui ha venido a convertirse en el gentilicio o sinónimo de los habitantes de Chihuitán.

b).- La segunda versión dice que significa “Lugar entre yerbas”,y que proviene de la raíz náhuatl, xihuitl-yehuite: yerba, y tlan: entre. Asñi lo explica José María Bradomín en su libro Toponimias del Estado de Oaxaca. Y por cierto, si pretendemos observar al pueblo desde algún lugar alto, cercano, efectivamente, no se alcanza a distinguir la zona urbana, sino únicamente su arboleda al propio tiempo que se refleja un azul intenso donde sobresalen únicamente las cúpulas del templo que se refleja un azul intenso donde sobresalen únicamente las cúpulas del templo, lo que confirma la definición descrita anteriormente.

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c).- La tercera versión es la que dan algunas gentes ancianas del pueblo, pero que ha sido bien acogida por las nuevas generaciones, ya que entre comentario y leyenda, hay una fiel coincidencia. Veamos. Se sostiene el hecho de que hace muchos años, sin precisar cuántos – se deduce que es después de la Conquista – un día lluvioso los naturales del pueblo encontraron un Cristo negro dentro de un chiquihuite (cesto de carrizo que se utiliza por los campesinos para la recolección de mazorcas y frutas tropicales) y por tal motivo se le denominó Chiquihuitán, al pueblo en formación. Con el tiempo, este vocablo sufre una modificación y pierde la segunda silaba por lo que actualmente se le conoce como Chihuitán. Al Cristo se le denomina Señor de Chihuitán y se le festeja en el cuarto viernes de Cuaresma.

Al respecto de la primera versión, surgen las siguientes interrogantes:
Se ha discutido mucho sobre el significado de la palabra Bixhahui, ya que gente que habla la lengua zapoteca, no está de acuerdo con la versión que sostiene Manuel Martínez Gracida, en virtud de que Bi, realmente significa “espíritu” o “alma” – de ahí que este investigador lo haya descifrado como “viento” -; pero cuando nos referimos al termino Xhahui, es decir, al pájaro de color azul gris, éste no tiene relación con el color negro de la urraca.

Por otro lado, cuando de igual forma consultaba con personas muy enteradas de la lengua zapoteca – de donde sin duda proviene esta palabra – no encontraba una explicación convincente. Porque algunos sólo se limitaban a decir que es un animal que hace mucho ruido y produce un gran miedo. Esto último, lo afirmaban los campesinos de la región. Sobre todo, cuando caminaban solos por el campo. Y es que ¿será superstición?, ¿o qué en realidad tendremos que de darle crédito a las leyendas que surgieron hace tiempo? Como por ejemplo la que cuenta Andrés Henestrosa en su libro Los Hombres que disperso la danza. Porque él allí dice que el bello color de esta ave se debe a que la Virgen María, la madre de Dios, le dio su túnica, su collar y dos plumas finísimas que tiene como crestas, a cambio de su silencio por no delatar a cristo cuando iba a ser atrapado por lo judíos. Y ocurrió que al no cumplir la urraca su palabra, su grito se convirtió en su eterno castigo, a tal grado que lo hace ahora con más fuerza cuando ve pasar a algún hombre por el camino. Leyenda o no, es la creencia que aún perdura entre la gente de mi pueblo.

Quise hacer este preámbulo, porque al investigar algunos Vocabularios de la Lengua Zapoteca, como el de fray Juan de Córdova, escrito en 1578, y como el de Wilfrido C. Cruz, editado en 2004, tomado a su vez de un documento inédito de 1935, y donde éste último aporta definiciones de palabras y diferencias fonéticas entre el zapoteco del Istmo y el zapoteco de la Sierra o el zapoteco del Valle.

Confirmó que, efectivamente, la palabra Bi, si significa “espíritu” “alma”. Córdoba la escribe, por cierto, Pig, y Xhaui, cuya ortografía en la época de la Conquista era Xihui, este autor la define como “daño, mal, oscuridad, voces que entrañan idea de mal y pecado”. Por lo que, de esta manera, en su conjunto, la voz vendría a significar “ave de mal agüero” o “espíritu del mal” o, en todo caso, “espíritu que trae el pecado”.

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Esta definición, Córdova así lo asevera. Pero, ¿será porque así convenía a los interese de los conquistadores españoles o porque, aprovechando las leyendas, con ellas infundían más miedo a los indígenas? Porque no hay que olvidar que a pesar del enorme interés que fray Juan de Córdova mostró por traducir las palabras zapotecas, éste forma parte de la Santa Inquisición y esta se imponía a todo lo que fuera contrario al dogma católico, pues lo consideraba como expresión del maligno o demonio. Y yo, al contemplar esta ave tan singular, tengo de ella un concepto tan diferente, que más que delatar, pienso que con su grito ella previene, señala o advierte el peligro. En otros términos; avisa, comunica. Por eso, ¿no será que lo que en realidad sucedió fue que ella presagió el peligro y el cambio de vida de los zapotecas a la llegada de una nueva “civilización”? Quien sabe, pudiera ser.

Lo que sí es seguro, como sucedió con otros pueblos de la región, por el tiempo y por la inadecuada pronunciación de los conquistadores, fue que el nombre varió hasta llamarse actualmente Chihuitán.

En documentos del siglo XVI y XVII, se encuentra con tres ortografías distintas: Xiguitlan, Xuitan y Siguitlan.

Los paleógrafos del archivo General de la Nación, en algunos casos, al hacer la transcripción utilizan y agregan la letra h.

El nombre que se le antepone, Santo Domingo, obedece a la influencia que ejercieron los misioneros dominicos, quienes a su vez recibieron este nombre, en honor de Santo Domingo de Guzmán.

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Otro dato relevante es que el pueblo fue fundado aproximadamente en el año 1500, época en que se estableció el Señorío de Tehuantepec, gobernado por el rey Cosijoesa.

Chihuitán adquiere el rango de municipio libre y soberano por decreto del 27 de septiembre de 1825, en acuerdo con el Congreso 1º Constitucional del Estado.

• Tomado del Libro “Bixhahui, Chihuitán. Un relato” /Autor René Rueda Ruiz/Primera Edición 2006.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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