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Los zapotecas llamaron Pitao, (sierra), Pitóo, (Valle) y Bidóo (Istmo) a cualquiera de sus múltiples divinidades. Porque con los datos que nos llegaron los misioneros que vinieron con la Conquista, examinando las palabras que nos ha transmitido la tradición para significar las deidades de dicha raza, no es posible llegar la conclusión de que existiera en ella la creencia en el Dios infinito de las religiones monoteístas.

El Padre Gay, citando a Burgoa manifiesta en su historia de Oaxaca que el Dios venerado en Mitla era “incorpóreo”, pues lo designaban con el nombre de Pitao; común a los espíritus; pero que no era un espíritu común; sino superior a todos los demás y dotado de atributos que le eran exclusivos: eran increados, porque le llamaban piyetao, piyexoo; era infinito, sin principio e inmortal, lo que expresaba llamándole Coqui – cilla, Xetaó Pollexo; había sido el creador del universo: Pitao Cozaana; especialmente era el autor de los hombres y de los peces, Huichaana; y por él se sostenían y gobernaban todas las criaturas, por lo que le decían Coquiza, Chibatuya, Cozaanatao. A este espíritu supremo, cuyos atributos que tan lacónica como enérgicamente caracteriza le idioma zapoteco, estaban subordinados todos los espíritus o genios superiores, cada uno de los cuales tenía su empleo en el régimen del mundo”.
El termino pitao cuya etimología ya hemos estudiado en alguna ocasión, está compuesto de dos voces. Pi, en la Sierra, es be o bi en el Valle y bi en el Istmo, y significa como ya lo hemos manifestado repetidas veces viento, soplo, aliento, alma. La desinencia tao, too que todavía se conserva en el zapoteco de Cajonos, denota cantidad y se aplica a todo lo que en esta categoría es superlativo. Pitao, pitóo, bidao bidóo, en consecuencia, en su connotación, más espiritualizada, por decirlo así, significa Gran Aliento o Gran Espíritu. Pero de que sea lo más grande que se quiera, lo más sutil que se pretenda, de ello no se deduce que sea increado, inmortal, absoluto e infinito. El pitao o bidóo zapoteca, no corresponde al concepto, ni con mucho, de Dios en su carácter monoteísta, según las religiones sintéticas. El termino pitao era completamente genérico y se aplicaba a la multitud de deidades patrocinaban y vigilaban todas las manifestaciones de la vida y los fenómenos de la naturaleza. Prueba de ello es que los formularios que utilizaron los misioneros que vinieron a evangelizar a nuestras razas nativas, cuando se quería designar al Dios del catolicismo, se empleaba la palabra Dios, degenerada más tarde en el término diuchi (ch francesa), o bien al vocablo pitao se añadía el nombre propio, Dios, para definir el concepto especifico de éste. ¿Has hecho actos de fe, esperanza y caridad en este año que pasó? Penillo chiña stenni quella rielilachy Bitoo Dios, stenni quella rybeezali quella conuachy, xtinni Bitoo Dios, yzry cottete? (Valle). Huyanachylo Diuxi, guidubi lachidolo n{e guidubi xialmalo? ¿Huayunnilo cree Diuxi; huabezalo Diuxhi, huyanachylo Diuxhi yza gudyi ry? (Istmo) ¿Has adorado a Dios con todo tu corazón y con toda el alma? ¿Has esperado a Dios, has amado a Dios durante el año que paso?
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En tanto que los padres de la Iglesia no tuvieron necesidad de emplear palabras castellanas para expresar as ideas de cielo o infierno, se vieron obligados a servirse de la dirección de Dios, o asociar a la voz de pitao la de Dios, para mencionar el nombre de la suprema divinidad monoteísta. No creo, pues que tenga fundamento serio el aserto de los padres de la Iglesia Católica que asignaron a la conciencia zapoteca el grado de evolución superior correspondiente al monoteísmo de las grandes religiones sintéticas. Tiene mayor base científica el criterio que sustentamos, sobre que la palabra pitao como genérico de la divinidad, abarca tan sólo la actuación personal de una diversidad de genios benéficos y protectores que presidian las principales manifestaciones de la vida y de la naturaleza. Las expresiones que nos transmite el Padre Burgoa como significativas del Dios increado, Piyetao, PIyexoo, no contienen ninguna idea que pudiera indicar esas circunstancias, pues Piyetao es igual a Pixoo, Piye según ya lo expusimos al tratarse del examen lingüístico del Tonalamatl zapoteca, da la idea de tiempo, de elemento generador del día, de la luz, pero este concepto, no es lógico derivar consecuencias míticas de las trascendencias que indica Burgoa en el presente caso: Xetao Piyexao, nada tiene que ver con lo infinito. Sin principio e inmortal, pues xe es lo mismo que chííe (che francesa) aliento, (Valle); xao es el mismo xoo de Piyexoo, pues en zapoteco las terminaciones en oo resultan en ao en sus diversos dialectos como en pitoó, pitao; guendarao, comer; yohotoo, yohatao, iglesia. El concepto del Piatao Cozaana tiene cierta relación, aunque con alcance completamente materialista, con la calidad o facultad creadora, pues puede traducirse literalmente al castellano con la divinidad que preside el alumbramiento de todos los seres. La palabra Huichaana no involucra nada que se refiera especialmente a hombres y a peces, y se deriva del verbo richaana (che francesa) y significa “parir” por último, en Cozaanatao volvemos a encontrar el verbo richaana y la desinencia tao que significa grandeza. La enormidad, siendo de creerse que la voz chibatiya quiere decir “que está arriba, o bien, aplicada a cozaanatao, después de la Conquista para denotar la relación diabólica, proceda de chibatée, condenado, maldito (valle), chibadii; (Istmo).
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Lo que puede asegurarse sin el menor atisbo de duda es que los zapotecas tenían un genio protector de la abundancia, Pitao Cocobi que llamaríamos hoy, de la primavera o de los renuevos, genio que preside la estación gozixigaa: cocobi es tanto como en el Istmo gucubi, raíz nueva, capullo vernal; un Dios de las Lluvias, Pitao Cosijo, (cosijo, rayo en la Sierra y en Valle); un Dios de la caza y de la pesca, Pitao cozana, de gozze. (z francesa) Valle e Istmo, caza o pesca; otra de los terremotos, Pitao Xoo, quizás el más poderoso de las deidades por su potestad, para sacudir la tierra, otro que prodigaba el sueño y los ensueños, Pitao peccala; becalla sueño, (Valle); bacanda (Istmo); otro que intervenía en los augurios, Pitao Peeci o Peezi, (de aquí viene Pezelao). El Dios Pezelao morador de santuario de Mitla, fue confundido después de la llegada de los españoles con el diablo de la religión católica, llamado en el Valle bezeldó y en el Istmo bazendó. A los idolatras les llamaban los misioneros en zapoteco del Valle, Benehuexoxibibezeló, gente que se arrodilla ante Pezelao, o el demonio.

Los zapotecas rendían también culto a los astros. El centro de la adoración principal era, sin duda, el Sol, denominado gopija (j francesa). Esta palabra es la que entra seguramente en Huichadoo, o Huijatao, nombre que se le daba al sumo sacerdote y encargado de Mitla. El Huijatóo es el Gran Sol. Por eso Burgoa lo llamó “El Gran Atalaya, el que lo ve todo”. Por eso los plebeyos se cubrían a su paso el rostro para no morir, de atreverse a mirarlo. El Sol también deslumbraba con sus rayos. Así como en la Indochina y en el Siam el Buda vivió en la reencarnación del Gran Gautama, entre los zapotecas, el Huijatóo de Mitla, era indudablemente la representación humana y viva del Sol.

*Tomado del Periódico “NEZA”, Órgano de la Nueva Sociedad de Estudiantes Juchitecos/Marzo de 1936/México D.F.

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Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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