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Cultura

Convierten mujeres arte en un medio para visibilizar a la comunidad lésbica del Istmo de Oaxaca

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Juchitán de Zaragoza.— La comunidad lésbica en el Istmo carga con un atraso en su lucha por la visibilización. A lo largo del tiempo han existido ejercicios individuales y colectivos aislados, sobre todo en la ciudad de Juchitán, que no prosperaron por un tema organizativo, a diferencia de la comunidad muxe’, que tiene más de 40 años organizándose para defender sus derechos y espacios públicos. Aun así la discriminación sigue presente.

Las lesbianas que se han organizado en los últimos cinco años son mujeres jóvenes que no rebasan los 30 años, mientras que las mayores de 40 y con relaciones estables lucharon contra la discriminación familiar y comunitaria de manera individual, razón por la que han decidido privilegiar la estabilidad emocional y familiar de la que gozan por encima de la movilización o la creación de redes de apoyo. Esa tarea se la dejan a las más jóvenes.
De esta última generación sobresale un grupo de creadoras que, aunque no utilizan su sexualidad como bandera de su trabajo, documentan el amor entre las zapotecas, así como sus experiencias con otras, a través de poesía, pintura y fotografía.
La poeta Paula Ya López y las fotógrafas Mich y Ana Xhopa ven el arte como una herramienta para visibilizar a una comunidad que resiste en silencio y a una de las poblaciones más discriminadas por su condición de mujeres indígenas y por su orientación sexual.
Paula
Ruuyadxie’ lii/Riguiidxu naa/Ne rundaatelu’ lu xieelade’/ti xiga Bixidu’ ne nguiili/Rusixooñe ludxilu’/Lu guiropa’ ique xidxe’/Ne rugadxenu larigueela/Xti bieque.// Te miro/Te abrazo/Viertes sobre mi piel desnuda/Una jícara de besos y caricias/Rozas mis pezones con tu lengua/Y mojamos las sábanas otra vez, escribe la poeta oaxaqueña.
Ana Paula López López, conocida como Paula Ya, es una joven zapoteca de 25 años originaria del pueblo de Álvaro Obregón, agencia de Juchitán que colinda con el mar, además de tener fama de “pueblo rebelde”, pues se levantó hace más de cinco años contra las eólicas.
En el pueblo, Paula atiende una farmacia que vende medicina convencional y tradicional. Esta joven es muy conocida por ser la única poeta del pueblo y una de las integrantes de la asamblea comunitaria.

Paula escribió sus primeros poemas a los 10 años. A los 17, su encuentro con el feminismo y su propia forma de amar la llevó a convertirse en la primera poeta que escribe sobre el amor lésbico en zapoteco.
No le gustan las etiquetas, pero si tiene que darle un nombre a su preferencia sexual, prefiere la de bisexual.
Su primer libro se llama Sti Guendaranaxhi / Otra forma de amar, en el que expone el amor filial, a la tierra, el pueblo y el amor romántico entre mujeres. Con este ejercicio se hace un homenaje a las mujeres de su pueblo que viven libremente su amor. “Yo amo a las personas, no me importa si son hombres o mujeres. En mi pueblo admiro mucho a las mujeres que viven con otras, las nguiu, aunque no esté de acuerdo en que desempeñen roles machistas, pero admiro esa libertad.
“Esa libertad, ese amor es lo que escribo y lo grito a través de la poesía. Le digo al mundo que aquí están, aquí estamos y no estamos solas.
“Es cierto, hay mucha invisibilización, pero ya nos estamos organizando desde todos los frentes”, comparte Paula.
Mich
Hace un par de años, Mariana de la Cruz adoptó el apodo de Mich, con el que se identifica en el mundo de la fotografía. Tiene 29 años y es originaria de la Séptima Sección de Juchitán. Su oficio como fotógrafa de eventos sociales la llevó a la fotografía de calle y documental. Comenzó por captar a mujeres comerciantes de su sección, luego a la comunidad muxe’ y últimamente a las nguiu, como llaman en zapoteco a las lesbianas con aspecto masculino.
Recuerda que durante la administración municipal de Saúl Vicente, hace siete años, se integró a la Dirección de Diversidad Sexual y le encomendaron levantar un censo de lesbianas en el municipio, pero no lo logró. “No quisieron participar, un poco por el miedo al rechazo social, aunque era visible que vivían con sus parejas, que hacían vida social como pareja.
A las nguiu mayores no les interesó, sigue sin interesarles. Creo que el problema radica allí, que no les interesa ser visible ni el activismo, por eso es importante insistir en la visibilización y organización, para lograr más espacios, tejer redes, que las que están en el closet se sientan seguras afuera, que aquí hay una comunidad que las apoya”.

Mich ahora ve con más frecuencia a jóvenes identificadas como lesbianas o bisexuales participar en marchas feministas y hacerse visibles. Para contribuir con esa visibilización, planea presentar su material fotográfico sobre nguiu.
“La fotografía es una herramienta poderosa para visibilizar no sólo las marchas, también exponer los problemas que se enfrentan, los prejuicios sociales y la discriminación.
“La fotografía puede ayudar a que la sociedad zapoteca nos escuche y nosotras escucharnos entre sí, para no seguir invisibles”, explica.
Ana
Entre las contadas artistas urbanas del Istmo de Tehuantepec está Ana Xhopa, muralista de San Blas Atempa. Aunque no oculta su preferencia sexual, a veces tiene que explicar que se considera una persona andrógina. Cuenta que últimamente se ha cuestionado el papel que debe asumir como artista frente al problema de la visibilización.
Explica que no existen apoyos institucionales para crear murales con temáticas lésbicas, bisexuales y otras formas de amar entre mujeres; la mayoría son encargos para hablar sobre la sororidad, por ello considera importante la organización de las lesbianas, para generar más propuestas visuales.
“Estoy muy contenta de ver y escuchar a más chavas hablando sobre sus experiencias y emociones a través de la poesía. Desde mi posición, estoy realizando un portafolio basado en fotografías sobre el tema lésbico, pero es una propuesta no para satisfacer al hombre, sino para hablar libremente, poner en la mesa de discusión la visibilización. Yo le apuesto a que los espacios sigan creciendo para que nos manifestemos más libres”, comenta desde su estudio.

La encomienda para las lesbianas jóvenes
“No quiero participar. Ya estoy grande. Ya estoy estable con mi pareja, no quiero problemas, que las chamacas luchen”, fue la respuesta que recibió Beatriz Ramos de una lesbiana mayor, cuando se le invitó a una red de lesbianas y bisexuales del Istmo, organizada por la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (Mexfam).
Fueron las mujeres de 16 a 30 años quienes participaron.
Mexfam Ixtaltepec señala que en el estado de Oaxaca las lesbianas siguen siendo una de las poblaciones más discriminadas e invisibilizadas.
La salud sexual de las mujeres lesbianas es un tema marginal en la oferta y disponibilidad de servicios educativos y de salud, indica la organización.
La invisibilización se traduce en una falta de información, servicios, trámites y ambientes inclusivos y seguros para su pleno desarrollo, lo que las hace más vulnerables aún.
Los retos y rezagos son mayores en estos tiempos de pandemia, en los que el hacinamiento, el aislamiento y los miedos acentúan la necesidad de atención, de participación y de ser escuchadas para su autocuidado, empoderamiento y participación social.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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