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Cultura

La rebelión de Tehuantepec 22 de Marzo de 1660

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Un fecha como hoy 22 de marzo pero de 1660, aquí, en la antigua Villa de Guadalcázar Provincia de Tehuantepec, tuvo lugar una de las más importantes rebeliones ocurridas en el Virreinato de la Nueva España: la Rebelión de Tehuantepec.

Las causas que originaron particularmente esta Rebelión fue la rapacidad de su alcalde mayor, pues este, teniendo claramente establecido su relación de labores como servidor público, se dedicó a hacer todo lo contrario, solapado por un sistema corrupto y por la indiferencia que propiciaba la distancia en la que se encontraba la sede de la Real Audiencia. Partiendo del conocimiento de que el alcalde mayor era Jurisdicción Civil y Criminal de Primera Instancia; también era el que cobraba los tributos para la Corona; procuraba que los indios crecieran al amparo de la verdadera fe y que no fueran utilizados como tamemes; vigilaba las tasaciones y las elecciones de la República de Indios; se le prohibía recibir comida, regalos y comprar propiedades, así como el de tomar dinero de la caja de comunidad. Contrario a esta disposición, el alcalde mayor Juan de Avellán no permitía la libre elección del cabildo de indio, ya que imponía a los que les convenía, de igual manera no permitía el libre comercio, pues con la imposición del repartimiento de mercancía, se generaba un monopolio comercial que dejaba en gran desventaja a los naturales, esto, sin contar de que cada vez los requerimientos de mantas y los excesivos pagos de tributo iban en aumento, so pena de que si no se hacía en tiempo y forma, los caciques, señores y principales de los pueblos eran reprendidos y azotados públicamente.

En la mañana de un Lunes santo 22 de marzo de 1660, la Villa de Guadalcázar, Provincia de Tehuantepec, entre las once de la mañana y una y media de la tarde, se insurrecciona y dan muerte a su alcalde mayor Juan de Avellán, a un español llamado Miguel de Buenos Créditos, a un esclavo negro y al cacique indio de Quiechiapa, Gerónimo de Celi. Posterior a esto, los naturales depusieron a sus autoridades indígenas y nombraron otras nuevas; despacharon mensajeros para alentar la propagación de la sublevación; atajaron caminos y pusieron vigilancia. Mientras tanto, del lado español, comenzaba a gestarse la represión.

El escrito fechado el 31 de marzo de 1660, que el cabildo de indios popularmente electo dirigió al Virrey, dice que el motivo que incitó el amotinamiento fue la muerte del cacique del pueblo de Tequisistlán, la cual fue provocada por los azotes que le propinaron. Christobal Manzo de Contreras, nos dice que fue un alcalde del pueblo de la Mixtequilla el que aguijoneo la ira del alcalde mayor cuando a propósito le llevó unas mantas mal hechas y sin las medidas correctas. Tal fue su enojo que lo mandó a azotar; pero los naturales ya estaban prevenidos y divididos en tropas a común acuerdo con los del barrio de Santa María y con otros conjurados. Los indígenas actuaron con tal organización que de las once de la mañana a cinco de la tarde se habían insurreccionado.Rebelion2

La cruz seguida de la espada.

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Durante un año y dos meses que los indígenas estuvieron en rebeldía, le insistían a la Corona, por medio del Obispo de Oaxaca, tres cosas: El perdón para los inculpados en la rebelión; la legitimación y la conservación de sus gobernadores, alcaldes y justicias, a quienes los pueblos habían entregado las varas, y tercero, que se les proveyera de un alcalde mayor que los gobernara con desinterés en el repartimiento y que fuera “de condición benigna”.

Después de apresar en Tequisistlán a la mayoría del cabildo de indios de Tehuantepec. El Oidor Juan Francisco Montemayor de Cuencas entra a la Villa de Guadalcázar, en la tarde del 23 de mayo de 1661. Se desviste de su actitud benevolente y ordena la aprehensión de todos los inculpados. Restituye en sus oficios al cabildo de indios depuesto en la rebelión y se vale de ellos para que estos señalen a más indios que intervinieron en la refriega. Abre juicio, desahoga pruebas y dicta sentencia por cinco días: 27, 28 y 30 de junio y el 1 y 2 de julio, concediéndole el perdón general el día 4 de julio de 1661, dicho perdón ya había sido concedido por el Rey Felipe IV en enero de 1661, a través de una Real Cédula en donde concedía el perdón general a todos los indios que habían intervenido en el tumulto. La disposición del Rey era el perdón general, pero los deseos del Virrey y del Oidor era castigar severamente a los insurrectos, como finalmente sucedió.

Entre los castigos estaba la pena de muerte (ahorcado o arcabuceado), azotes, destierros, trabajos forzados en minas, mutilación del cabello, orejas y mano.

PAISANOS, MIENTRAS QUE EXISTA INJUSTICIA SOCIAL EN EL MUNDO, LA SANGRE EMANCIPADORA SEGUIRÁ PARIENDO A LOS JACINTO CANEK, A LOS JERÓNIMO FLORES, A LOS HIDALGO, A LOS MORELOS, A LOS ALLENDE, A LOS JUÁREZ, A LOS MADERO Y A LOS ZAPATA.

¡VIVAN POR SIEMPRE EN LA MEMORIA COLECTIVA, LOS HÉROES DEL LUNES SANTO 22 DE MARZO DE 1660!

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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