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Cultura

Los Músicos de Ayer en el Espinal

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ESPINAL EN EL ARTE, LA CULTURA Y EL DEPORTE.

El hombre alimenta su espíritu, se manifiesta en arte y belleza. Recrea el cuerpo y la mente en la cultura física. En Espinal ha existido desde siempre gente con tendencia innata hacia la música, el único arte puro, se dice, expresión que brota del sentimiento. Allá por 1885, el Sr. Pío Ortega (1839- 1915) integró la primera banda musical. Antes, los músicos venían de los pueblos circundantes: de Tehuantepec y Juchitán principalmente. Don Pío tuvo la sensibilidad de aglutinar a los jóvenes de aquel entonces. Para adquirir los instrumentos tuvieron que buscar apoyo solidario. En su casa reunía para la escoleta a Onicéforo Toledo Ordónez Tá Chefo, clarinetista bohemio, Máximo Toledo, Efrén Pineda, Herculano Salinas, Félix Toledo, Jacinto Ulloa Orozco, Rafael Velázquez Rafé Lluvi, Nicolás López Nicu Mou, José Alvarado Ché-rita, Francisco Ordaz, José María Montero, Cristino López Ordónez, Elías Castillejos, etc. A cada uno se le dio el instrumento propio a su aptitud y poco a poco fueron consolidando la banda. Hubo quien al percatarse de que su vocación era ajena, desertó.


Posteriormente reforzaron el grupo otros elementos entre los que destacaron Timoteo Márquez Tá Teu Garipi y Perfecto Girón clarinetistas los dos, Constancio López, Isaac Alvarado, Valentín Ordaz, Vicente Toledo Ordónez, Samuel Castillejos Tá Mel, Juventino Pineda Tino Nisia, Emiliano Toledo, Severo Pineda, Cecilio Escobar, Daniel Sibaja, Bernardino Cueto, Bricio Toledo López, Ezequiel Toledo Castillejos, Miguel Peto, Francisco Alvarado Chico Chema, Gilberto Guzmán, Francisco Toledo Pancho Elías, Saúl Toledo, Cástulo Castillejos, Alberto Cabrera Beto Stiata y Nicolás Matus. Mención especial merece Alejandro Castillejos Llandu Café, primer marimbista y compositor; conocida hasta la fecha su marcha “Benita” en memoria de su madre que antaño se escuchaba triste en los cortejos fúnebres.

Esta primera banda de música tuvo como director al propio Onicéforo Toledo Ordóñez, cuyos servicios fueron solicitados para integrarse a la banda militar en Ixtepec, dejando la batuta al señor Máximo Toledo Píu, quien fallece el 2 de enero de 1922. Acéfala la dirección volvió don Onicéforo al frente de la banda y a su deceso dejó en el cargo a su hijo Juventino Toledo, quien muere asesinado siendo relevado por Perfecto Girón hasta 1938 en que fue disuelta. Debe decirse de Tá Chefo, que aparte su don para ejecutar el clarinete, era compositor. Solía salir de paseo mañanero en la ribera del río, escuchar el trinar de los pájaros canoros y convertirlo en trazos musicales como el canto que llamó “Virginia” dedicada a la compañera de su vida.

En el año de 1912, en plena revolución el Sr. lldefonso Álvarez Cruz (1880-1960), paralela a la agrupación ya citada, integró otro grupo. Tá Lloncho, como era conocido, fue hijo de don Hipólito Álvarez de origen tehuano, y de Felipa Cruz, modesta dulcera que iba de pueblo en pueblo en las ferias a vender su producto. Estudió música en Tehuantepec auspiciado por el entonces famoso filarmónico don Amado Chiñas. Seleccionó a los jóvenes de la época: Constancio Cruz, Salomé Márquez, Rutilo Márquez, Alejandro Toledo “Lijandro Loro”, Roberto Salinas “Beto Cañón”, Federico Cueto, Sebastián López, Fidencio Fuentes, Vicente López, Mauricio Toledo, Serafín Cortés, Benjamín Castillejos, Sixto López “Sixto Mico”, Julio Pineda, Adrián López “Adrián Mbioxo”, para formar lo que se conoció como la segunda banda de música de Espinal.

Al paso del tiempo, los descendientes de don lldefonso, sus hijos Odilón, Alberto, Antonino y Rufo Álvarez Cortés, así como Donato Álvarez Castillejos y los nietos Moisés Álvarez Márquez e Ildefonso Álvarez “Llonchito” se incorporaron por vocación al desempeño de este oficio. :
Famosas y recordadas sus oberturas, inicio de Io que sería la velada musical en el parque público los domingos. La música de viento emanaba de los instrumentos con sonora cadencia sensitiva para deleite de la concurrencia. El ámbito de la banda no era únicamente local, su fama abarcó la región. Transportándose en carreta tirada por bueyes llevaban su presencia musical a los pueblos vecinos.

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De Io que se pudo investigar con gente aficionada y que aún conserva fresca en su memoria las lecciones de los grandes de la música, lldefonso Álvarez Cruz, aparte de ser ejecutante, dejó constancia de sus composiciones como “Tomasa” y “Luís B. Toledo”, marchas fúnebres de esos años, que penetran emotivas en oídos y corazones dolientes cuando se acompaña al difunto a su última morada.

Esculcando en la memoria fiel, instrumento confiable para asentar hechos, diremos que la primera marimba en Espinal, fue “Ecos de mi tierra” en 1918 del señor Perfecto Girón y casi por la misma época Tá Lloncho tuvo también su famosa arpa musical teclada al que le llamó “Esparta” y más tarde allá por los años cuarenta del siglo pasado “Amelia”. Con posterioridad aparece en el escenario de este arte un instrumento similar de Francisco Márquez “Panchu Lluxe” al que puso por nombre “Urania”.

Por 1950, Gonzalo Matus “Salu Huini”, del equipo de Tá Lloncho junto con otros elementos, se desprendió del grupo para integrarse y alguna vez dirigir la marimba orquesta de los hermanos Matus, hijos de Ta Lipe “ziasi”: Beto, Toño morral”, Hui “guitu” y Tá Nel en la batería.
La inquietud musical seguía, no obstante disuelta lo que fuera reminiscencia de la primera banda, don Perfecto Girón la reestructuró por el año de 1945 y dio forma a una tercera banda de música, que a la postre fue desintegrando y perdiéndose en el tiempo. A mediados de este siglo, nació un cuarto grupo musical organizado por el señor Julio Pineda, entre cuyos ejecutantes destacan: Máximo Castillejos “Tá Mo”, Salomé Márquez, Gonzalo Matus, Odilón Álvarez, Antonio López “Toño músico”, Ángel Toledo “Yanque”, Germán Castillejos “Mán Marina”, Félix Castillejos “Feli Mín”, Saúl Toledo “Chavu”, Gregorio Castillejos, Donato Álvarez, Antelmo Toledo Cortés, Heriberto Cueto “Beto Ico”. Al deceso del señor Julio Pineda, recibió la responsabilidad su hijo Margarito Pineda Cabrera quien la encabezó hasta desintegrarse en1995, a Raúl Cueto Pineda, Leobardo Escobar “Chiquito”, Aureliano Castillejos “Cau”, Sabás Toledo, Roberto Matus Cabrera, entre otros. Esta parece ser la penúltima banda, 1995 que así puede llamarse, porque en estos tiempos pocos jóvenes gustan de aprender música y ejercerla como profesión. Como que esta vocación se está perdiendo, sin embargo la inquietud por la música no muere, siempre quedan uno que otro aficionado. Hoy en día en el escenario se han integrado conjuntos musicales que parece que se van consolidando, como la Banda Espinal, que inclusive ha grabado para la memoria de este arte sus discos y de cuyos integrantes podemos mencionar a Víctor Fuentes Rasgado como coordinador, Raúl Cueto, Raúl Castillejos Cruz, José Manuel Fuentes (Pelón), Rufo Castillejos, Armando el Moreno. Con otros elementos persiste otra banda, la San Marcos que dirige Rubén Fuentes y como ejecutantes Aureliano Castillejos, Ramón y Elmer Castillejos y el popular Chabelo Márquez.

Marimba Orquesta “Coronita”
una actuación en Chiapas.

Pioneros del Grupo Juárez 1982.
En 1955 nace el grupo musical “Cruz y Girón” marimba orquesta que en 1958 se le denomina “Coronita”, bajo la dirección de Ángel Toledo, saxofonista alto y como ejecutantes en la marimba Mariano Cruz “Xona” de gran habilidad y Baudelio Girón como bajista, Antonio Matus “Toño Morral”, Chente Villalobos baterista, Tavo Älvarez y otros elementos más. Allá por 2008, David Matus Toledo, integra su banda “Virgen del Rosario” con elementos del vecino Juchitán, con muy buena aceptación en la comunidad. En ese mismo año, nace una banda infantil, con el mismo nombre, sostenido por un Patronato y los propios padres de los niños, cuyos pioneros lo fueron el extinto profesor Raúl Matus Toledo, Roberto Ordaz y Joel Clímaco Matus, ahora aún lo representan Miguel Gómez, Eloy Matus, Raúl Nivón y Amando Toledo.
Ante la inquietud de adaptarse a la música cuya influencia es ejercida por los grupos de Rock and Rol, se adquiere una guitarra eléctrica y a este grupo se le denomina “Lira Espinaleña” dirigida por Julián Castillejos “Chito”, hasta 1970. Poco después se transforma el elenco, adoptando el nombre de “Orquesta Espinal” a cargo de Ángel Toledo y posteriormente se instituyó como “Grupo Espinal” bajo la dirección de Raúl Cueto Pineda, trompetista que en su niñez iniciara en la primera banda de guerra de la Escuela “Abraham Castellanos”.
El panorama musical se amplía, surgen “Ecos Nostálgicos” marimba de Ángel Toledo allá por 1980 y en esta misma época la de Sabás Toledo, así como el grupo musical “Los Búfalos” de Luís Matus “hui guitu”, que evolucionó como ”Tropical San Luís” y actualmente como “Digital Zarabanda” de Güicho Matus.
La música, arte que se adapta a ritmos y épocas, busca impregnarse de modelos a veces extranjerizantes. Aunque se intente darle originalidad no se despoja de su tendencia imitativa. A partir de la década de los sesentas, el ritmo moderno que quiso suplir al mambo picante, al danzón y al bolero nostálgico fue el rock y más tarde la “salsa”. Dentro de la influencia de este especimen musical surgen los grupos juveniles cuyo sello es más el estridentismo que irradian los aparatos electrónicos perdiendo la sonora originalidad.
Un día cualquiera de 1982, un grupo de adolescentes, en una esquina de la avenida Juárez, se juntaron para dar rienda suelta a su intuición musical. Con una guitarra acústica Miguel Ángel Matus Ordaz acompasaba el ruido sonoro que emitían los palmazos sobre latas y botellas de sus amigos y más tarde integrantes del grupo “Juárez” que así le denominaron, precisamente por el lugar en que incipientemente se formó.

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Este grupo musical con presentación regional e inclusive nacional fue integrado por el propio Miguel Ángel, los hermanos Roberto y Alfredo Márquez Fuentes como vocalistas, José Toledo Fuentes baterista y Rodrigo Ordaz Sánchez. Pero no se crea que con instrumentos sofisticados sino con latas y botes vacíos, de popote recortado para emitir sonidos. Creativos los adolescentes, no pararon, su inquietud y tendencia innata los llevó a pensar sería y organizadamente a consolidar el grupo. Tuvieron que pasar varios años de constancia, amenizando convivios infantiles, darse a conocer para atraer simpatía que coadyuvó a lograr su objetivo. Del grupo original unos se fueron, otros llegaron como Javier Ordaz Escobar, Luís Antonio Ordaz Ledezma y Miguel Escobar Castillejos y hoy con músicos de los pueblos vecinos. Con ahorro y apoyo de sus padres poco a poco fueron renovando sus instrumentos y paralelamente ubicándose al gusto del público. Alcanzaron fama y sus actuaciones rebasaron las fronteras del estado de Oaxaca, hasta Veracruz y el Distrito Federal. A partir de 2009, el súper grupo “Juárez” se convirtió y consolidó como una empresa musical respetable, con nuevos y más sólidos elementos como Martín Toledo Pineda, trompetista y vocalista, Roberto Guzmán Cueto en la guitarra, Adrián Aguilar Toledo, animador y trompetista cuyo paso en el grupo fue efímero y el sax alto Luís Eugenio Escobar Pulido entre otros. Al paso del tiempo, este grupo debería consolidar lo que en un ambiente de euforia inició, aunque en sana crítica debían compenetrarse en la música con disciplina sin apartarse del lirismo que los caracteriza, aprender los sones a la usanza de los que en su tiempo dieron brillo a este arte. Hoy, los elementos fundadores casi no quedan en el elenco, natural, pues es lógico buscar otra opción de vida.
En 1987 surge el grupo “Proyecto Latino” conformado en su inicio por Miguel de los Ángeles Sánchez, Rosmel Matus López, Rafael López Cartas, etc., bajo la asesoría y responsabilidad del profesor Eloy Matus Toledo. Jóvenes con impulso buscaron su consolidación y en este trance la empresa es adquirida por Tomás Castillejos Blas para convertirse en el grupo musical “Paty y su Proyecto Latino”, después como “Nueva Proyección”. En esta misma época surge el grupo “Revelación” de Vicente Pineda Fuentes que poco pudo hacer en esta tarea, hasta integrar un conjunto musical, que él mismo dirige.
La cultura también es preocupación en Espinal. En 1989 a iniciativa del doctor Francisco Javier Ordóñez Márquez (1908-1990) se dio forma al Concurso Anual de Oratoria en el que participarían jóvenes estudiantes de nivel medio básico. El evento debía celebrarse cada 25 de mayo y la Casa de la Cultura, a cargo del profesor Azael Matus Ríos, como sede y anfitriona en su organización. El objetivo, despertar el interés juvenil en el conocimiento de los grandes temas nacionales y en el arte del buen decir. Esta iniciativa por desgracia se perdió con los años.El Colegio de Bachilleres Plantel 02 quiso retomar la actividad, sin embargo quedó en eso, en buena intención.

”TRIOS CON GUITARRAS”
El tiempo cubrió en la memoria y en el recuerdo los nombres de los espinaleños aficionados cuya virtud innata, hacía que de las cuerdas de la lira vibrara la música nostálgica. Allá por 1945 cuando jóvenes bohemios cantaban en el quicio de la puerta y la ventana de la novia la serenata, cuando es por amor y también por el desprecio de la mujer, acompañados en arte magistral de la guitarra, nace el “TRIO ESPINAL”, integrado por Fernando Cueto “Fer”, el de la sonora voz, el requinto de Eduardo Pineda Toledo y la tercerola de Federico Fuentes “lcu xiguidi”. El trío, de acopladas voces tuvo sus andares por la zona sur de Veracruz y Tuxtla Gutiérrez donde participaron en la antigua radiodifusora XEON de la capital chiapaneca. Contratados por la empresa cervecera Corona en 1948 tuvieron presencia en Oaxaca hasta 1954. Aparecían en las veladas de inicio de matrimonio, “raa riapa bere” de donde salían a invitación de jóvenes enamorados a rondar a la novia renuente en los famosos “Gallos” o serenatas de pasada la media noche. En 1955 fallece Fernando Cueto a consecuencia de una intoxicación y lo suple Marcelino Sibaja con el que comparten Eduardo y Federico su ya arraigada afición musical y cuyo prestigio por la profundidad y calor de su música era reconocido regionalmente. El paso de los años, por 1975, la edad y el cansancio merman su emoción y se dispersa este Trío, que hizo historia en Espinal.
Lo bueno no se agota, otros aficionados surgen. Está presente en la memoria Roberto Matus Fuentes “Beto Midiu” (1915-1983), Vicente Castillejos “Chente Bizuriqui”, dúo que con arte envidiable y espontáneo en el manejo de la lira asistían a las veladas familiares y deleitaban con la añeja y dulce música de “La Pajarera” en la voz de Marciano Toledo López, así mismo se inspiraban del músico poeta Agustín Lara y del inolvidable bohemio ixtaltepecano Jesús Chú Rasgado, autor de “Naila”, “La Misma Noche”, y muchísimos cantos de la autoría de este prolífero compositor cuyo estilo, único, revela siempre la ingratitud y la traición de la amada. Chú Rasgado casi siempre se sentía derrotado e impotente ante la belleza del sexo femenino y más, si la dama era de alta posición social, como cuando compuso “Emperatriz”. Es de reconocerse que este arte corre en la sangre y se refleja como herencia innata. En este contexto habría de mencionar a José Antonio Castillejos Fuentes “Yombe” desaparecido lamentablemente a temprana edad, con un manejo envidiable de la lira, como requinto.
Al calor de las reuniones sociales era frecuente escuchar la voz melodiosa de Antonio Guzmán “Toño Llú, un buen amigo, que incursionó por los rumbos de Tuxtla Gutiérrez, sin faltar los trovadores improvisados como Eliodoro Fuentes “Tá Elio”, que compuso el corrido, desarticulado un tanto, de la inundación del año 1969, Higinio Matus cantante y compositor que hiciera famosa la canción “Regresa”. Otros aficionados se integraron: Jesús Sibaja, Teodoro Escobar, Héctor Cueto Aquino y la esporádica compañía de Gilberto Fuentes “Beto Ana”, Lorenzo Fuentes y Agustín Ordaz, para amenizar en convivios sociales. En este mismo espacio es de mencionarse a Arturo Pineda Fuentes y Gabriel Escobar el gran Yei.
En 1981 salen a la palestra para escribir un episodio de la música de guitarra Amando Toledo Castillejos, Eloy y Raúl Matus Toledo, quienes integran el grupo “Los Tres Maestros”. Más por vocación que interés lucrativo amenizan convivios familiares y de su voz y maestría con la lira sacaban del arcón del recuerdo las composiciones de Agustín Lara, Chú Rasgado y Álvaro Carrillo para el gusto hacia la música inolvidable. Por esta misma época, a pura sensibilidad e intuición Eduardo Matus “Kalimán” con su inseparable acordeón deleita gustoso en las tabernas a los clientes asiduos, a cambio recibe unos billetes pero más en especie etílica, que es su debilidad en el trajín diario. Para amenizar convivíos familiares se integró el dúo con guitarras, mas tarde cuarteto, de Juan Carlos y su hermano Luis Matus Toledo, el primo José Juan, con música variada, de aquella que está en el recuerdo, formaron el grupo, muy apreciado, al que denominaron “Voces y Guitarras”, especial para amenizar en familia.

Tomado del Libro “El Espinal”, Génesis, Historia y Tradición/Autor: Luis Castillejos Fuentes/Edición “2019/SECULTA/Gobierno del Estado de Oaxaca/pp. 106-110.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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