Conecta con nosotros

Cultura

El “Chango” Betanzos

Publicado hace

el

Este singular personaje de nombre Juan de Dios es el sexto de ocho hijos de la dinastía Betanzos Espinosa. Nació el 8 de marzo de 1936, en Santo Domingo Chihuitán, Oaxaca.

Y la pregunta obligada: ¿de dónde le viene el mote de “Chango”?

La mayoría de las personas que lo conocieron dicen que, en una ocasión, en una carrera de caballos, de esas que se organizaban en las fiestas titulares en honor a Santo Domingo de Guzmán, quiso imitar a Celso Díaz y Donato Manola, quienes eran de los mejores jinetes que había por ese entonces en Chihuitán.

La suerte consistía en que, con el caballo a toda velocidad, parados en la montura, se llevaba a cabo el recorrido desde el partidero hasta la meta, en el centro de la población.

Juan lo quiso hacer, pero, por desgracia, perdió el equilibrio, cayó, y se fracturó el brazo derecho. Cuando se recuperó de la lesión, éste le quedó como “curvado” y de ahí el apodo.

Anuncio

Lo extraordinario de este hombre es que, a pesar de su defecto físico, eligió ser boxeador. Sí, aunque usted no lo crea ¡fue boxeador! Primero como aficionado o amateur y después como profesional.

En cierta ocasión le preguntaron de dónde sacaba poder su puño derecho, si tenía ese defecto, a lo que él respondía:

-Con la mano izquierda los distraigo, manejando el jab y cuando siento que es el momento de asestar el golpe, los remato con la mano derecha. El secreto es que, por la forma de mi brazo, con el guante y con el codo “saltado” por inercia daba doble golpe, sin que el árbitro lo notará.

El “Chango” Betanzos ha sido el único boxeador profesional chihuiteco. De niño radicado en Tonalá Chiapas, vivió con su primo Guillermo, dueño de una tienda de abarrotes llamada “Casa del Pueblo”. Es de ahí donde, además de ayudar como “dependiente”, también aprendió a boxear.

Cuando regresa a Chihuitán, ya se había convertido en boxeador profesional, tiene sus actuaciones en Chiapas y en el Istmo de Tehuantepec. Fue campeón regional de peso gallo.

Anuncio

Llevó a cabo varias peleas en los locales del cine “Lindavista”, propiedad de “Lipe Gato”, a principios de los años cincuenta. Fue todo un acontecimiento.

Comenta Eva Girón, quien en ese entonces todavía era soltera:

Recuerdo con agrado esos momentos. A la gente no importaba pagar la cantidad de cinco pesos la entrada, con tal de ver a su ídolo. ¡Con tal de ver al “Chango”! ¡Era toda una novedad!

Juan era una persona muy querida por los habitantes de nuestra comunidad. Sin embargo, para buscar su superación personal optó por emigrar a la ciudad de México. Debuta en 1953, y presenta su primera pelea en la Arena México, escenario de grandes batallas y campeonatos. Cada vez que peleaba, portaba con orgullo su bata con el nombre de Chihuitán en la espalda.

Alternaba su actividad deportiva con un trabajo más formal como “guarda” en la secretaría de Marina. Se retiró del servicio activo en 1969.

Anuncio

Como boxeador no alcanzó el éxito deseado. Lo que sí es un hecho es que fue sparring de José “Toluco” López, boxeador que a la postre fue un ídolo y campeón nacional de peso gallo. Los dos fueron grandes amigos.

El “chango” también trabajo en la Industria Cervecera Modelo de México (CORONA) como inspector de distribución.

Cuando se sintió mal de salud, prefirió regresar a su querido Chihuitán, tal vez por presentir su muerte.

Y así fue, efectivamente, pues el 29 de julio de 1982, fallece víctima de cirrosis, quizá como resultado de la profesión deportiva que ejerció durante sus años de juventud.

Siempre fue una persona sencilla y de comportamiento ejemplar. Nunca recibió un homenaje significativo.

Anuncio

Todos los honores que pudo haber recibido siempre salieron del pueblo, de su gente, porque cuando se le veía pasar por las calles, quienes lo conocieron y respetaron, decían sus hijos:

¡Ahí va el “Chango” Betanzos! ¡ese sí que sabía boxear!

Sirva este relato como un homenaje a este gran deportista chihuiteco.

“Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar”
Proverbio japonés

 *Tomado del Libro “Relatos y Retratos” /Autor: Rene Rueda Ruiz/Primera Edición 2014.

Anuncio
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia