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Cultura

La apostasía del último Rey Zapoteca

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COSIJOPI, -zi-ca-si-vi- ligero como el viento, fue hijo de COSIJOEZA, -zi-co-si-guéza- narcotizante como el tabaco, último Rey de Zaachila, Capital de la región zapoteca del Valle; y reino en Tehuantepec, colonialmente Guadalcázcar, Capital de la estirpe zapoteca del Istmo. Después de la conquista de esta región por las huestes de Hernán Cortés, cuéntase que el monarca Cosijopi se convirtió falsamente al catolicismo con el nombre de Don Felipe Cortés, por los años de 1527 a 1528.

La falsa conversión se relata en la siguiente leyenda, tan hermosa en las preciadas rimas del poeta oaxaqueño, Esteban Maqueo Castellanos, de muy llorada muerte.

Empezaba un crepúsculo vespertino. Venus, votiva comenzaba a enviar sus incipientes rayos; el shahui –urraca- escandaloso, buscaba abrigo entre el bosque umbrío: lentamente se desgranaban las flores del framboyán y de su charco se retiraban perezosos los caimanes en busca de lecho más seguro en el juncal.

Las palmas y cocoteros dibujan sus siluetas en el limpio horizonte azul, entre iluminaciones zigzagueantes de fugases bacuzagui –cocuyos- Sobrepujaba al murmullo de la selva el perene arrullo del mar y, de pronto, en la linde incierta, donde ya el cielo se confunde con las olas, empezó asomarse la luna llena, como una perla gigante, radiosa, impecable y pura.

En estos instantes se desliza sigilosa sobre el estero ESPANTA PERROS una canoa, que lleva esculpido un beedche –tigre- y ricas pieles como alfombra, que ha de pisar el gran magnate Cosijopi en su incursión secreta. Esto lo hacía en cada plenilunio, sin saber que en esta ocasión ya estaba vigilado por órdenes de los prominentes ministros de la nueva religión.

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La nave se estremece ágil al bullir del viento cuando la alborada el Rey Cosijopi, ocultamente, pero erguido y fiero, arrogante la postura; de plumas en rico timatl cubierta sus espaldas; con cintilantes joyas de preciado valor recamando su vestido; reluciente esmeraldas y empuñando en la diestra aquella maza que nadie sabía manejar.

La barca vuela sobre el estero hacía la isla que la espera como a novia deseada y llega al lugar que guarda escondido el Yúdu donde el monarca corre adorar a sus dioses ancestrales. Con la verde guiedana –cordoncillo- y con regias corolas de finísimas flores se encuentra engalanado el sacro altar y ante él desborda el Rey su triste plegaría, alzando de su diestra la paloma propiciatoria al sacrificio, ya con un hilo rojo sangrado en su blanco plumaje. La consagra con recogimiento en el pedestal y sobre el cuerpo del ave deshoja flores, implorando: Bidooca –dioses- Xunáxica –imágenes- ¿Dónde está mi salvación? ¿por qué ustedes callan? Si un día me postré ante otro Dios ignorado, nunca fue por mi voluntad sino presionado por el triunfo del extranjero. Mi alma, empero, su fe no retracta, pues la creencia en mis dioses es la única que como herencia en lo íntimo conservo…De súbita calla el Rey. La inexplicable presencia de un anciano le detiene. Lleva éste en la mano un Crucifijo en alto e iracundo le increpa: Desdichado Cosijopi, reniegas de la fe del Salvador que con tanto cariño te acogió; a un culto idólatra te entregas en artes diabólicas: apostata, ¿no temes las torturas del infierno? ¿Tampoco al verdadero Dios, puesto que en sucio aquelarre invocas al averno? Deja la impostura; cura con la penitencia tu alma convertida en pudridero; híncate y abjura. (Era éste un sacerdote espía que cautelosamente le había seguido con la mira de descubrir el lugar secreto de sus oraciones).

Cosijopi, entonces, le dice; con noble entereza: ¿Para qué quieres, pues, mi alma, si es pudridero? Te he dado cuanto de material tuvo mi vida: tierras, riqueza, palacios, todo; pero no hallarás maneras de que también mi creencia te dé; no podrás arrancar mi fe que es mi alma; nací en ella y con ella moriré. El fraile responde: tu conversación ha sido engaño, pues continúa practicando ritos antiguos; esto es audacia y felonía: sacrilegio se llama en la doctrina; y como con Dios nuestro Señor, no se juega obre su divina gracia que sea maldito en adelante!; que estas olas te cierren la boca-barra¡; que muerto seas de zarpazo seguro y no burles más la fe del Salvador! El fraile desapareció en su esquife veloz; pero el Rey no lloró penas ni agravios; y al verse de nuevo solitario ante sus primitivos dioses, exclamó: ¿En dónde estaré libre de enconó del conquistador? ¿Qué sería de mi pueblo del trono de mis dioses sin mí? ¿Qué de mi Patria entera, de sus altares, de sus corazones? Y al Dios de sus ancestros siguió dirigiendo fervorosa oración…De pronto la paloma consagrada se convirtió en nube blanca; las flores se tronaron en mística diadema: las paredes del teocali se iluminaron con gemas indecentes; las diademas se volvieron Biniguenda –gente encantada-que junto a él oraban con igual fervor; las olas del mar se enfurecieron; un cataclismo se operó: las rocas formaron muralla obstructora a la entrada del templo, pero solo por el lado conocido del monarca y sus espías; los Biniguenda transformáronse en Binigulaza –ídolos- y el Rey Cosijopi repudio desde entonces el nombre de Felipe Cortes y encontró nueva singladura por distinto sendero para continuar sus prácticas religiosas en un nuevo teocali, en San Francisco del Mar!

*Tomado del Periódico “NEZA”/Órgano Mensual de la Sociedad Nueva de Estudiantes Juchitecos/Mayo de 1936/México D.F.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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