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Cultura

El Primer Pueblo Zapoteca

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A punto fijo no se sabe de dónde ni de cuando llegaron los primeros zapotecas que poblaron el Valle de Oaxaca.
Burgoa asegura que llegaron del norte, que descendían de la raza asiática y que fundaron su primer pueblo, Zaachila o Teotzapotlán que más tarde fue la capital del Gran Reino Zapoteco. Al asegurar Burgoa que llegaron del norte, toma como base una de las tantas pinturas encontradas en Coatlán en la época de la conquista.

El trato de los primeros pobladores de Zaachila era afable y además poseían una vasta inteligencia. Eran magníficos artífices, hacían verdaderas filigranas en oro y plata y cuando el Reino Azteca necesitaba un artista para la fabricación de sus joyas, tenían que búscalo entre los zapotecas. El arte de cultivar la tierra estaba bastante adelantada entre ellos, y así como los mixtecas por dedicarse al cultivo de la grana edificaron su “lugar de grana” que hasta la fecha es Nochixtlán, los zapotecas también edificaron su “lugar de maíz” que fue Etla, Villa que se encuentra al norte de la ciudad de Oaxaca.
Extendiendo sus dominios en el Valle de Oaxaca, llegaron hasta Mictlán o Mitla (que en mexicano quiere decir infierno) donde construyeron sus famosos palacios que hoy en ruinas nos hablan de una civilización bastante avanzada en aquellos hombres. Calculase que los palacios de Mitla datan de hace 1700 años. El visitante de Mitla al contemplar sus palacios se pregunta cómo los levantaron y fueron colocados en su lugar esas enormes masas de piedra que forman los quicios de algunas de las puertas de los salones; estas piedras miden nueve metros de longitud por uno de grueso y poco más o menos un metro cincuenta centímetros de ancho, existiendo un contraste entre estos enormes monolitos y las diminutas piececitas de piedra que forman las caprichosas grecas que adornan los muros de sus salones.
Torquemada dice que los zapotecas fueron caníbales, cosa que desmiente el Padre Gay, y es digno de crédito este último. Porque hay que tener en cuenta que no se puede ser afable y al mismo tiempo ejercer el canibalismo.
Los zapotecas que fundaron el asiento del Reino, se creyeron los primeros pobladores de la tierra, aunque esto mismo creyeron las demás razas que poblaron el territorio mexicano, y a esto se debe todavía que el zapoteca puro de hoy se crea superior a cualquier otro individuo que no sea de su raza y hasta lo considere extranjero llamándolo xhu.
Después de poblar el Valle de Oaxaca y la Sierra de Ixtlán, extendieron sus dominios hasta el Istmo de Tehuantepec entonces poblado por los aztecas, con los cuales se vieron en continuas y sangrientas guerras, hasta que una vez vencidos los aztecas se formó la alianza Zapoteca-Azteca, siendo el Rey de Zaachila Cosijoeza y de México Ahuitzotl. Para cimentar esta alianza entre zapotecas y aztecas, el Rey del Imperio Azteca, concede que su hija la princesa Coyolicaltzin, a quien los zapotecas llamaron “bela xia”1 (carne blanca) por su excesiva blancura, se case con el Rey Zapoteca y de esta unión nacieron Cosijopi “rayo de aire” que llego a ser Rey de Tehuantepec, la princesa Pinopia que murió virgen en Tehuantepec, la Princesa Donaji que en la conquista española fue bautizada con el nombre de Magdalena.
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El idioma zapoteca, al correr de los tiempos ha sufrido modificaciones de más o menos consideración, y esto ha sido con especialidad en la región del Istmo de Tehuantepec donde hoy se habla un zapoteco españolizado; digo españolizado, porque al hablar hoy el idioma zapoteco de en Tehuantepec o Juchitán, se le intercalan palabras del idioma castellano. Aún en el zapoteca istmeño que pudiera llamarse puro, existe algunas diferencias entre él y el zapoteco “vallisto y serrano” y esto es fácil de notarlo comparando el hablar de un “vallisto” y el de un “serrano” esto es fácil notarlo comparando el hablar de un “vallisto” y el de un “serrano” con el de un istmeño. Para comprobarlo citaré algunos ejemplos: un istmeño para decir perro dice: “biccu” y el “vallisto” y el “serrano” dice: “beccu”; el istmeño para decir culebra dice: “beenda” y el “vallisto” y el “serrano” dice: “beela”; y así como estos casos, se presentan otros muchos que sería largo enumerar; pero a pesar de esta diferencia, un istmeño que viste el Valle de Oaxaca y la Sierra de Ixtlán, puede perfectamente entenderse con sus habitantes; tal me sucedió cuando tuve la oportunidad de conocer algunos pueblos del Valle de Oaxaca y de la Sierra de Ixtlán.
Hoy el antiguo asiento del Reino Zapoteca (Zaachila) es una pacífica y pintoresca Villa circundada de verde y frondosos nogales situada a doce kilómetros al sur de la ciudad de Oaxaca, donde a diario a su paso para Ejutla, una locomotora jadeante pone la nota de la evolución de los tiempos mientras en los cerebros de aquellos indios, bulle el pensamiento de la grandeza de su raza.
1 El Padre Gay escribe: “Bellaxia”. no sé si con el tiempo esta palabra se ha modificado o el historiador la escribió mal.
Texto Tomado del periódico “NEZA”/Órgano Mensual de la Sociedad Nueva de Estudiantes Juchitecos/ Diciembre de 1935/México Distrito Federal.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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