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Cultura

Recordando a Velma Pickett y María Villalobos

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I

La lingüista norteamericana Velma B. Pickett no era considerada una “gringa” más en Juchitán, fue siempre una “gringa” de Juchitán, porque durante las tres décadas en la población y en La Ventosa, agencia municipal zapoteca, se integró a las actividades sociales de la comunidad y ésta la integró a sus espacios, así la recordó Víctor Toledo Martínez, miembro de la Iglesia Bautista de San José California, E.E.U.U.

Velma Pickett nació el 14 de agosto de 1912 en Dunning, Nebraska, Estados Unidos. Fue hija única de los norteamericanos Claude Pickett y Chloe Patrick. A los 18 años se mudó a California donde ingresó a la Universidad de Los Ángeles California. Se convirtió al cristianismo después de graduarse.
En 1943 llegó a Juchitán aprender el zapoteco acompañada de la joven Madxi Yermo, pero ésta la abandonó al contraer nupcias, aunque después llegó auxiliarla Virginia Embrey. Con el apoyo de los zapotecas María Villalobos Villalobos y Candido Cabrera, tradujo la Biblia al zapoteco en 1972.
Para el investigador Vicente Marcial, gran importancia tuvieron sus aportes a la ciencia del lenguaje, las cuales se centraron preponderantemente en la descripción de los sonidos y la estructura gramatical del zapoteco.

II

En el 2011 murió la traductora zapoteca María Villalobos, lo que fue calificado por la Unión Nacional de Traductores Indígenas como una gran pérdida en este campo.
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La juchiteca María Villalobos, fue miembro fundador de la Unión Nacional de Traductores Indígenas, durante 50 años estuvo dedicada a la traducción en zapoteco del Istmo, sobre todo lo referente a la Biblia.
El día que murió sus compañeros de la Unión la recordaron de esta manera: “María fue una gran amiga de muchos de nosotros, una traductora indígena zapoteca que sirvió con todo su ser en la traducción de las Sagradas Escrituras durante más de 50 años. María trabajó a favor de su gente zapoteca y a favor de todos los pueblos indígenas hasta el último día de su vida, pero desafortunadamente el día de hoy su corazón simplemente dejó de latir debido a un infarto.”
Para esta organización la muerte de María Villalobos fue una gran pérdida “ pero su trabajo y su legado se quedaron con nosotros y seguramente con las futuras generaciones de zapotecos que aprovecharán los frutos de su labor”.
María Villalobos escribió varios libros de cuentos en zapoteco bajo la tutela del Instituto Lingüístico de Verano ( ILV) y de la doctora Velma Pickett. La zapoteca empezó a leer y escribir a la edad de 18 años. Después gracias al ILV tomó clases de escritura del zapoteco
Ella fue parte importante para los lingüistas del ILV en su entrada a la región del istmo con el proyecto de evangelización en la lengua indígena. Durante una entrevista que le realizó la periodista Rosa Rivera para la emisora Radio Naciones Unidas en mayo del 2004, la traductora resaltó la transformación que le dio a su vida comprender lo valioso de saber una lengua indígena.
“Me abrieron los ojos de que mi lengua vale mucho, que mi lengua se puede escribir, que tiene todo. Entonces cuando estaba en la secundaria, en el recreo, en vez de salir empecé a escribir cuentos en zapoteco”, narró a la entrevistadora.
En el 2009 la traductora zapoteca organizó junto con la Casa de la Cultura de Juchitán un homenaje póstumo a la lingüística norteamericana Velma B. Pickett, con quien trabajó y mantuvo una gran amistad.
El día de su muerte ni autoridades culturales ni municipales le realizaron un pequeño homenaje a una valiosa zapoteca juchiteca, que elevó el nombre de su pueblo a nivel nacional e internacional.

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III

Cada vez que Velma B. Pickett arribaba a la dirección de la Casa de la Cultura de Juchitán para saludar a su amigo extinto el poeta Macario Matus allá por los años 70s, aprovechaba la ocasión para practicar su incipiente zapoteco diciendo
-¿Xhi tal xa Macario? y éste le corregía ¿Xhi nuu xou Macario? se dice Velma”.
Esta notable lingüista llegó a Juchitán, allá por los lejanos años 40s por invitación del escritor, poeta y militar juchiteco Enrique Liekens, pero su presencia se debió más al deseo del general Lázaro Cárdenas del Rio, en aquel entonces Presidente de la República, quien invitó a las iglesias protestantes para iniciar una campaña masiva de alfabetización en las comunidades rurales e indígenas a cambio de permitirles la divulgación del evangelio.
Por esta razón Velma Pickett llegó al Istmo de Tehuantepec. Aunque su preocupación no sólo fue de constituirse en una evangelizadora, sino que realmente se interesó de una manera científica en documentar y registrar una lengua que apenas estaba perfilando su escritura. Ella fue respetuosa del trabajo que los propios zapotecos realizaron en aquellos años para definir su escritura. Siguió de cerca los debates acalorados que sostuvieron el abogado juchiteco Vicente E. Matus contra el lingüista de San Blas Atempa, Eulogio Ramírez Valdivieso.
En el momento que se requirió su presencia participó de manera activa en la mesa redonda que definió el actual alfabeto que emplean los zapotecos del Istmo de Tehuantepec para registrar su lengua, este acto se llevó a cabo el 6 de febrero de 1956 en el Palacio de Bellas Artes en la ciudad de México, en la que participaron además los escritores zapotecos Andrés Henestrosa, Gabriel López Chiñas y el lingüista Mauricio Swadesh, cabe aclarar que ella fue la única que empleó y difundió ese alfabeto práctico popular que se aprobó en ese año.
Según la lingüista Martha C. Muntzel , Velma Pickett fue profesora de ligüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la década de los 70s, varias generaciones aprendieron el oficio de ser lingüistas, siguiendo muy de cerca el trabajo que ella escribió juntamente con Benjamín F. Elson, titulado “ Introducción a la morfología y sintaxis”, trabajo que está fundamentado en su versión original en inglés “An Introduction to Morphology and Syntax”. Esta obra fue esencial en aquellos años para comprender la estructura gramatical de las lenguas indígenas que aun carecían de escritura.
Velma Pickett fue discípula de Charles Hockett ( investigador interesado en explicar los procesos de cambio lingüístico por las que atraviesan las lenguas) y Eugene Nida. Sus dos maestros fueron los fundadores de la Escuela Americana de la Lingüística Estructural, ellos fueron los que desarrollaron el modelo elemento y distribución.
Martha C. Muntzel es enfática cuando dice que los aportes de Velma Pickett son dos: sus más de 40 años dedicados al estudio de las lenguas zapotecas, especialmente el zapoteco del Istmo, y la formación de lingüistas en México, sobre todo en el área de la documentación rigurosa de las lenguas indígenas.
En el Istmo de Tehuantepec escribió un Vocabulario zapoteco-español que se publicó en 1959 y que desde esa fecha ha sido reeditada en varias ocasiones. Esta obra fue corregida y aumentada en su última versión en 1973. También elaboró juntamente con Virginia Embrey la obra titulada “Zapoteco del Istmo, Juchitán, Oaxaca” para el Archivo de Lenguas Indígenas del Estado de Oaxaca (1974) coordinado por Gloria Ruiz de Bravo Ahuja. En 1999 sale a la luz su “Gramática Popular del Zapoteco del Istmo”, obra de gran valía para la comprensión de la estructura sintáctica del zapoteco del Istmo.
El recuerdo que queda de Velma Pickett es la de una anciana espigada de semblante sereno, de voz pausada y con un acento muy cuidado cuando hablaba el zapoteco de Juchitán.
“Quizás porque nunca se olvidó de la manía de Macario Matus por corregirla, por eso empleó de una manera exquisita todas las expresiones femeninas que tiene el idioma: las interjecciones, las risas, las exclamaciones, las admiraciones, etc.”
Otro recuerdo es verla vendiendo todos los 24 de diciembre los almanaques en zapoteco después de las sesiones en las iglesias evangélicas.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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