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Cultura

El Ámbar de Tehuantepec

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Colaboración de Don Rafael Heliodoro Valle.
Noticia de Fr. Juan de Caballero al sabio Alzate


En las “Gacetas de Literatura de México”, que publicó Don José Antonio Alzate—2ª. Edición. Puebla, 1831, Tomo I, pagina 63 a 65—se encuentra esta preciosa información, que reproducimos para recreo.
“Amigo y muy señor mío: Habiendo practicado (por complacer a V.) varias diligencias en orden a descubrir, si era cierto que en este obispado se daba el Karbe o el ámbar amarillo, supe de boca D. Matías Gómez, boticario de esta ciudad que hacia el pueblo de Tecoantepec se encontraba esta goma o resina, de donde à él le traían considerables porciones, no solo para el consumo de su oficina, sino para remitir a España: y con efecto me manifestó cuatro arrobas que tenía destinadas para este fin. Asegurado yo con esta noticia, escribí a un amigo bastante hábil residente en la villa de Tecoantepec, pidiéndole me formará una ecsacta relación dl origen de esta droga, y de otras circunstancias que me parecieron muy conducentes para aclarar de una vez esta materia, y sacarla de la confusión y dudas en que la han envuelto la variedad de opiniones”.
“Cumplió sin demora el amigo en cuanto pudo mi encargo, y de su relación lo que he comprendido es: que a diez y seis leguas de la villa de Tecoantepec, en los montes que se dirigen hacía el pueblo de Petapa, se crían unos árboles llamados Quapinoles, bastante corpulentos y de una consistencia y dureza casi igual a la del árbol llamado Bálsamo. Estos en la fuerza de los colores del Estío, destilan por lo troncos y ramas un humor blanco como leche que después toma la dureza y color del Succino ò Karabe: mas esta destilación es el único, y verdadero manantial de las cuantiosas porciones que se recogen de esta resina. Lo singular en estos árboles es que sus raíces brotan con tanta abundancia este jugo que aun estando algunas ocasiones à la profundidad de media vara de la superficie de la tierra, suele ser tanto y tan grande el volumen que se acopia de esta materia, que abre y raja la tierra como lo hacen las cebollas, y otras raíces tuberosas. De aquí es de donde sin otro beneficio , que el de cavar uno poco y recogerlo, juntan los indios considerables porciones para venir a venderlo à Tecoantepec, en donde lo conocen por incienso de Petapa , al que en su idioma Zapoteco llaman Nere: esto no obstante, algunos le dan el nombre de goma de la tierra, porque en ella la hayan”.
“Esto es todo cuanto he podido averiguar del origen del Ámbar ò Succino que se da en este obispado; pero porque el amigo me remitió junto con la relación un pedazo de media libra de peso, y por mano de dicho D. Matías, había conseguido otro de no menos parte pegado à la raíz del Quapinole, no puedo menos &c. ya he dicho à V. que el árbol Quapinole destila por sus raíces con una prodigiosa abundancia esta resina: mas es digno de admiración y refleja el modo; pues antes de que llegue a cuajarse un pedazo. v.g. de una libra, tiene ya contaminada (permítaseme el decirlo así) una atmosfera en circuito suyo de más de ocho ò diez dedos d grueso por que insensiblemente se ha ido insinuando entre las mismas partículas de la tierra, penetrándola hasta esta ò mayor distancia. De suerte que si se arroja en el fuego un pedazo de la costra d la tierra con que suele salir cubierta la resina, se abraza y consume con ella, despidiendo el mismo olor que eta goma. Los Quapinoles de Petapa no solo proveen à todos los indios de el pueblo, para incensar cuasi continuamente la Iglesia, y los Altares de sus Xacales, sino que lo llevan à vender à Tecoantepec por arrobas”.
Por carta del Reverendo Padre Fray Juan de Caballero su fecha à 12 de diciembre de 86, recibí la apreciable noticia acerca de remitirme un pedazo de Karabe, unido a la raíz del Quapinole (que conservo) y la promesa de indagar con prolijidad los conocimientos que aun se deseaban para completar materia de tanto interés; mas el fallecimiento de mi infatigable correspondiente, acaecido en 20 de abril de 1786, perturbó mis fundadas esperanzas. Pero empeñado en que la demostración acerca dl origen del Karabe debía ejecutarse por la nación Española; pues en sus dominios se lograban las mejores proporciones, procuré solicitar sugeto de habilidad que coadyuvase al complemento de mis ideas.
Soy feliz por haber logrado en la eficacia y perspicacia de D. Juan de Castillejo, vecino d Tecoantepec un sugeto que se empeñase en la averiguación del origen del Karabe: su carta con fecha de 24 de enero de 88 la copiare como que es de mucho interés.
“Muy señor mío: No se si habré acertado à servir à V.; pero me lisongeò el gusto mi hijo D. Mariano con el encargo de V. y me parecieron muy cortas las diez y seis leguas desde esta villa à Petapa”.
“Dirijo à V. con esta las ojas y porciones de goma que tomé del árbol, y cito en la adjunta descripción: encargando lo mismo de la semilla, raíz y goma en el estado que aquí se vende, à persona de mi confianza en Oajaca que las encaminará &c.”.

*Tomado del Periódico Neza/Órgano Mensual de la Sociedad Nueva de Estudiantes Juchitecos/1936/Se respetó la ortografía original.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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