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Cultura

A Macario Matus en su aniversario luctuoso

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• De una entrevista hecha por Luz García Martínez. El universo del búho 2009.

Acerca de su libro Lemura
–Oye Macario Matus, ¿quién es Lemura, ¿qué significa Lemura?
–¿Si te lo puedo decir?… Tu sabes que amo a César Vallejo y el primer libro de César Vallejo cuando tenía menos de 20 años, se llama Trilce, esa palabra no existe, nació de dos: triste y dulce, entonces formó: Tri, il, ce.
Jaime Sabines es otro poeta que amo, Tarumba es una palabra que no existe, existe un grupo étnico en el África con ese nombre pero él no lo sabía, también hay una palabra en español que se llama ‘taramba’ pero es fea porque tiene puras ‘aes’, en cambio tú le metes una “u” y mira como suena con Sabines: ¡Tarumba…!: “Con inquietud igual a la de antes; estos días, Tarumba, te abren los ojos, el viento largo y fino te levanta…”
Oye Luz, mi novia se llama Laura, es mi amante y se parece mucho a ti…
–Sí Macario ¿por qué?
–¡Porque no es pendeja! es guapa, y mi mujer se llama Maura que es una palabra fea, pero tampoco puedo ponerle Laura porque se va a enojar ella, entonces para pasar a mi propia inmortalidad –sonríe– le puse Lemura: Lé-mura… La “ele” de Laura y ‘mura´ de Maura: Lemura, pero esta palabra existe, los animales del África más amorosos cohabitan todos los días, en las ramas de los árboles, en la tierra, en el agua, ¡Lemura ni es Laura ni es Maura, pero las dos están felices conmigo…!
–Yo pensé que quizá era una palabra de origen zapoteco…
–No, yo la inventé y no te olvides de la música, como se oye: “¡Lemura!” y leerlo… “Eso eres amada de los años idos, música, te imagino en aparamientos múltiples, en cópulas seriales e insalvables…”, esto es un esdrújulo, los esdrújulos embellecen un poema.
Esto es pura música:
“La boca de Lemura sabe a miel,
la piel de Lemura huele a pez,
los senos de leche, los dedos de lirio, las manos a caramelo… la hierba de Lemura es un jardín de flores negras que aromatizan las noches interminablemente mías…”
–Yo lo sentí como un éxtasis y de pronto pensé: “esto lo siento, creía que no existía y ahora lo veo en un poema de Macario Matus…”
-Tienes razón, ando buscando lo que no existe en la palabra, amo a Vallejo porque está inaugurando un nuevo lenguaje.
–Otro poema es “Abrázame Lemura que me estoy cayendo…”
–Ése es muy bonito, hay un juego de palabras, me encanta jugar con las palabras, ése es Xavier Villaurrutia, él dice: “el latido de un mar donde no se nada, en el que no sé
nada, porque he dejado pies y brazos en la orilla…”, juega con la palabra, es lo que hice, es una copia de Villaurrutia, es el juego, yo juego con cayéndose, pero erótico…
“Abrázame Lemura que me estoy cayendo…”, es una imagen bíblica: María, la virgen sostiene a su hijo Jesucristo, pero también tiene ese simbolismo, “Abrázame Lemura que me estoy cayendo… me estoy yendo, viniéndome por ti, yendo, yendo…”, todo mundo espera lo que sigue, pues no, la cambio y cómo la cambio, “viniéndome por ti…” ah, caray bíblico y después erótico.
“Sostenme el cuerpo que se arquea, cúbreme con tu estertor de marsupial, písame las ansias dobladas en tus hombros, en tu pelvis…” ¿te acuerdas de Villaurrutia?: el mar, “no se nada, no sé nada”, “revíveme Lemura que me muero de ti…”
–Eso es bellísimo…
–Porque te gusto, porque eres mi amiga… Ahora éste tiene otro truco, no se siente, pero te lo voy a explicar: la estructura no es abstracta, es el arte concreto o el arte lumínico, puras luces o palabras: traca, traca.
“En las escaleras no Lemura, sobre la alfombra tampoco,
no en los columpios, no arriba de los árboles, jamás bajo la regadera, no en una silla del siglo XVI, ni en la hamaca azul, no de cara al sol o la luna, es alcahueta del lado invierno, ni bajo la mesa ni sobre el vestidor, no sobre la taza del baño de madera, ni sobre el sillón rojo, no dentro del coche amarillo, no frente al espejo y por detrás,
no en el ruidoso autobús de Texcoco, ni el avión en picada en Oaxaca, no, Lemura, todo debe ser sobre la cama,
con las sábanas blancas para que oiga tu grito de virgen púdica y loca frente a la pared, para que no libres la espada entre tu ingle profuso….”
Taca, taca, fíjate como la corto, tampoco no, si, no, si, corto, esto no se hace en poesía, nunca dejas colgada una palabra sobre todo cuando es preposición o conjunción, ¿pero por qué no?: Esto es, no Leda y el Cisne elegante, “sólo que no te despojas del largo vestido negro Lemura, los rebujos hacia el cuello…”, en cambio Leda está desnuda con una diadema de oro en la cabeza…, es decir, yo, ahora tú, son trucos, pero eso te lo da el leer siglos de poesía.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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