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Cultura

Mis Maestros

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No se olvida cuando se inicia La Primaria, es mi caso que no fui al Kinder. La maestra Florentina Castillejos, de Ixhuatán fue mi maestra de primer año. Ahora, el salón con su pizarrón y arriba de él pegadas unas láminas. En una un gallo que con pico arriba cantaba quiqui riquí. En otra, una vaca blanca con lunares negros que mugía. Quedó como recuerdo una foto del grupo con la maestra en el centro. Entre los niños sentados en el suelo, uno de «Acámbaro» con overol.

 

Los recuerdos pasan de grado en grado, según el tono de los afectos. En Quinto año con la maestra Carmina Lima, del Estado de Puebla. Aquí mis compañeros/as la imagen es también nítida, como si fuera ayer.
De ahí los profesores de La Secundaria: Gastón Pineda Cacho, y eso por suplir una hora al Profr. titular. Ese recuerdo de la duda resuelta en esa hora, forma parte del aprecio inolvidable.
«El rojo» Altamirano que nos daba química, era un maestro que sin laboratorio, nos supo motivar, captar nuestro interés en su materia.
En 1963 se funda en Juchitán La Preparatoria Técnica parece que un grupo inicia en un local de la familia Musalem, ahí sobre la calle de Hidalgo y 2 de Abril.
En 1965 concluimos La Secundaria, en los 5 salones del Tecnológico del Istmo – esos salones que están en la dirección del árbol de Morro -.Donde estaba la oficina del director, don José Pineda López. Un hombre que le debo gratitud por su interés en mis estudios. Relación que inicia el destacado alumno Armando Coronado y que compartió conmigo. Éramos grandes amigos.
Al terminar «La Prepa» me fui a La CDMX,con el objetivo de inscribirme en el I.P.N. para estudiar ingeniería química. Me inscribo al inicio de 1968. Entonces los ciclos escolares se iniciaban al inicio del año.
Dejar Juchitán, sus calles, sus comidas, la familia. No era cualquier cosa, hubo nostalgia del terruño, de la madre- en mi caso -, de los amigos. Ya no decir de la novia.
Los profesores de la escuela superior de ingeniería química…Una diversidad en perfiles, temperamentos en el trato. Algunos cordiales, sociables, otros ásperos, rígidos, y sin olvidar los cargados de prestigio por su brillante trayectoria.
No olvido a mi maestro Marco Polo, nos daba Fisicoquímica, era impecable en su vestido, sus zapatos boleados. Su exposición brillante. Nada de leer o copiar fórmulas. Todo era de memoria, hasta la deducción matemática de La Fórmula tal. Además un comentario que podía ser chusco, para entretenernos.
Queda pues en la carpeta de los recuerdos, las imágenes en voz, en palabras de mis maestros.
Por intuición pensé que era necesario la historia, la poesía, la literatura; las raíces grecolatinas…Es así que la vida me presenta al maestro Andrés Henestrosa. En esta relación cumbre, es como entrar a La Universidad, el pensamiento se abre dispuesto aprender, escuchar, nutrirse de una cultura universal. Aprender palabras del zapoteco, desde cómo comportarse en una mesa con personalidades. Saludar, pararse para hacerlo. Si se espera algún invitado/a recibirlo de pie, con palabras afectuosas, cordiales. Y después de comer, hasta el modo de dejar los cubiertos. Simplemente soltarlos con naturalidad, al azar.
Viajamos a La Habana, Cuba, entregar un libro a la biblioteca Nacional de Cuba – Versos Sencillos de José Martí, dedicado con su puño y letra al poeta Manuel Gutiérrez Nájera -.
En España, en Cd Real, donde él presentó un libro, en La Universidad Castilla La Mancha. Y otro día en la mañana, en Madrid, nos abre sus puertas La Real Academia Española. Él a la cabeza del grupo que éramos. Donde al responder una pregunta inició diciendo:»didcha, es palabra en zapoteco…»
Es por el maestro Andrés que llego a conocer mi otro maestro, Arrigo Coen — lingüista, musicólogo, teólogo…Filólogo –.Un judío de ojos azules, que sin duda de joven un Hércules hermoso. Fui su asistente muchos años. Le comenté un día, que buscaba un libro sobre raíces grecolatinas. Encontré uno — le dije –, de un tal Mateo, y cuando lo abrí estaba escrito en griego. Es así que llegué afirmarle un día:– Con Ud. maestro es como si hallara el libro –.Sólo que en forma de una gran Enciclopedia de lujo. Como dijera López Dóriga al arrancar su programa en la noche del día que él fallece: «Murió!… Arrigo Coen, una enciclopedia andando.»
Cuando cumplí 30 años como profesor del Poli. Nos ofrecieron un desayuno en el hotel Melía de Reforma. En representación del Srio. de Educación, una funcionaria. Que al iniciar su discurso dijo: » El maestro es el sembrador de auroras.»:–frase del maestro Andrés Henestrosa:– agregó –.
Enhorabuena! Por mí haber conocido estas personalidades que fueron mis maestros. Y sembraron en mí una Aurora, a todos mi gratitud eterna.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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