Conecta con nosotros

Cultura

El Lago de santa Teresa*

Publicado hace

el

Las ciudades fundadas hasta entonces eran tan nuevas, y los hombres que las habitaban tan recientes, tan primitivos, que conservan el color de los adobes; pero no por eso algunos hubieran dejado de cometer, en tan pocos días, todo el mal posible. Dios sabía muy bien todo esto, y queriendo remediarlo, mando llamar desde el cielo al hombre más bueno de toda ciudad para tornarlo santo y darle poder para restituir la bondad perdida de aquellos hombres. Y desde allí todas las ciudades tuvieron un santo patrón.

Aquellas ciudades, por pequeñas, no podían contener dentro de sí, como sus latidos, a todos los hombres, y algunos andaban dispersos por los montes. Esto también era sabido de Dios y así fue que le dijo a Santa Teresa, quien tuvo siempre su morada en el cielo, que bajara a la tierra y fundara, en la más bella región una nueva ciudad para congregarlos.
Como con luz de cirio, la santa buscó el rincón de tierra deseado hasta encontrarlo, un medio día, en Ciénaga Grande o Cienigrande, como decimos hoy, cerca de Juchitán, cerca de san Mateo del Mar. Quieta, larga hasta el pacífico donde hasta entonces desembocaba, y de aguas tan profundas, tersas y transparente, parecía contener luz solidificada. El calor era en ese momento limpio, grande, sin mezcla de aire. Y Santa Teresa, bajo una sombra, cerca del agua, vio llegar, revueltos, a todos los animales de la selva a borrar sui sed y también a todas las aves. Llegaron asimismo, uno tras otro, tres hombres: un rico primero, después un hombre bueno y un ladrón al último. Con varias bolsas de dinero, el mercader parecía volver de un viaje de negocios de los poblados del contorno. Bebió y al irse dejó olvidado su dinero a la orilla del agua. No había caminado lo que hoy sería una legua, cuando recordó su olvido, y el ladrón después de beber recogió el dinero y huyó con él. Mientras el rico llegaba y el ladrón desaparecía, el hombre bueno llego para bañarse. Estaba hundido hasta el cuello en el agua cuando el rico comenzó a lanzarle desde la orilla, tal si fueran piedras, las palabras duras, ásperas, de su reclamación. Y el hombre de Dios, con un poco de espanto en las pupilas, contestaba que nada sabía. El rico esperó a que el supuesto hurtador volviera a la orilla y entonces, con un medio desconocido, le apagó la vida.
Desde la sombra donde descansaba santa Teresa observó, sin intervenir, el crimen. Después subió al cielo y refirió esta historia.
– No podrá fundarse nación alguna con esos hombres. Habrá que destruirlos.
Eso se oyó en el cielo. Y añadida una discusión escabrosa, poblada de objeciones, entre Dios y la santa que defendió a aquellos seres hasta sublevarse. Y que esta vez, sin la licencia de Dios, volvió a Tehuantepec para poner, unos tras otros, los cerros enfrente de la otra afirmación celestial.
– El mar saldrá de sus caminos para llevárselos.
Santa Teresa llevó junto al agua, con las manos una cordillera. Por lata, creyó que las olas no podrían saltar por encima de sus hombros. Pero el mar no lo intento siquiera sino que afiló sus olas en una sola punta y golpeó la muralla hasta agujerearla.
Y una noche, después de que los hombres habían dormido, despertado y vuelto a dormir, el mar, angosto, por aquella boca salió para ahogar a la tierra. Antes de morir, la santa pidió perdón y Dios refreno la bravura del océano, y el océano, manso, volvió a su cauce, pero mantuvo dos brazos fuera. Y nosotros les llamamos Lago Superior o de Santa Teresa, al más grande, y Lago Inferior al otro.

*Tomado del libro Los Hombres que Dispersó la Danza/Andrés Henestrosa/Edición conmemorativa de los 50 años de su publicación y de las Bodas de Oro Literarias de su autor/1979.

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Publicado hace

el

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Anuncio

Continuar leyendo

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Publicado hace

el

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Anuncio

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continuar leyendo

Tendencia