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Cultura

Divorcio, Relato de una mujer istmeña (2da. Parte)

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Acoso Sexual mujer

Después de un largo peregrinar entre abogados que afilaban sus colmillos como cualquier animal salvaje, pude al fin contestar la demanda de abandono de hogar que mi marido había interpuesto en mi contra.

Había logrado demostrar que no hubo abandono de hogar, hui por malos tratos y una vida de infierno que me estaba dando desde hacía mucho.
Él muy “cabrón” no se quedó con la derrota inmediatamente me demando el Divorcio.
En esta segunda etapa de mi vida descubrí el infierno sobre la tierra, la verdadera corrupción que se daba entre algunos abogados y las autoridades,
Algunos que yo había contratado al primer encuentro donde conocían a mi marido, inmediatamente recibían sobornos para chicanear mi asunto, a veces se hacían los ausentes para no comparecer en la fecha citada o simplemente me pedían dinero para invitarle a comer al Juez, se convertían en barriles sin fondo, muchas veces dude de eso y otras, pude ver cómo el Juez transfería las fechas a su antojo.
Juchitán es una ciudad pequeña, aunque pareciera tan grande, no deja de ser un pueblo grande que se vive como se puede y con lo que se pueda.
Los comentarios de corrupción de los abogados en quien depositaba mi confianza llegaban a mí, bajando mi esperanza hasta los suelos, haciéndome sentir como la persona más “jodida”.
Acoso Sexual mujer
Nunca pude escapar del acoso y las miradas lascivas de los abogados hasta que un día ya con la moral muy por debajo del suelo, por azares del destino una mujer que encontré en el Juzgado de lo Familiar me platico sobre un abogado de la ciudad de México, me dio su teléfono y dirección, no lo pensé dos veces, me comunique con él y le explique mi situación, le hice llegar los documentos por fax.
Me dio mucha confianza y finalmente pude descansar del burdo deseo carnal.
Supongo que la homosexualidad del nuevo abogado detuvo abruptamente esa lucha entre quienes me deseaban y el rechazo que yo daba.
Una vez que se obtuvo el divorcio creí que todo había terminado, sin embargo, dio comienzo a la locura impensable. Mi marido raptó a mi hijo y se lo llevó con él.
Sin saber el paradero de mi hijo, comencé con la búsqueda, viajes, llamadas telefónicas, buscar por todas partes, sin saber dónde iniciar, con quien acudir.
Para iniciar; las autoridades daban tres días para reconocer que se había extraviado y por lo tanto no podían hacer nada para recibir el reporte de extravió o robo.
Cerca de dos años mi hijo estuvo ausente de mi lado, hasta que un día, una paisana que me conocía y que viajaba de Oaxaca a Juchitán vio de pura casualidad a mi ex marido con un niño en el Camarón y supuso que era mi hijo, no perdí tiempo esa misma noche viajé al Camarón, indagué como pude y de casualidad me dijeron que, en uno de los pueblos metidos, ahí vivía un profesor con el nombre de mi ex marido con un niño y su esposa.
Subí a la montaña y llegué al pueblo, afortunadamente en la Casa del Maestro, donde vivía mi ex marido con mi hijo quien en ese día se encontraba jugando en el patio con otros niños de su edad, mi corazón latió con fuerza, era mi corazón de madre que hablaba y estaba a punto de salir.
Mi cara se llenó de alegría y coraje, como pude, tomé a mi hijo y lo metí entre mis brazos, salí rápidamente del lugar, nadie me había visto, busque un vehículo para salir del lugar lo más pronto posible, encontré una camioneta de los que acarrean leña, le pague y le pedí que me llevara al Camarón, afortunadamente no hizo ningún comentario y accedió, Dios estaba nuevamente conmigo, me dije, llegando al Camarón de pura casualidad llegaba un autobús Oaxaca-Istmo, lo aborde con destino a Juchitán.
Mis dos hijos hoy el mayor se encuentra a punto de concluir su carrera de ingeniero, mi hija estudia en la Universidad Pedagógica Nacional, a un paso de concluir sus estudios para luego hacer una maestría que es mi sueño y el de ellos.
La mayoría de las mujeres solas son expuestas como carne sexual para muchos, nadie, absolutamente nadie tiende su mano amiga para ayudar si no es a cambio del sexo.
Conocí el infierno de ser pobre y las leyes te ignoran, cómo los profesionales se aprovechan de tu condición y los grupos políticos te ven como un voto, alguien que puede gritar a su favor en un mitin.
Nunca fue beneficiada con una despensa de los partidos políticos.
Mi historia a nadie servirá, porque soy una mujer común, una mujer que no va a los días internacionales que se festejan, una mujer común, que diariamente se gana la vida partiéndose el alma en la decencia y con el amor de sus hijos.

Carmen

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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