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Cultura

Las corridas de toros

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A las populares corridas de toros, de las cuales goza el pueblo en sus fiestas; en España se le denomina Fiesta Nacional, por haber tenido cuna en este país y, ser el lugar donde con más entusiasmo se cultiva. Esta diversión induce a pensar en la lucha del hombre primitivo con los toros salvajes.

Corriendo el tiempo en la Edad Media, los nobles caballeros, solían divertirse picando con lanzas a los astados, siendo esto motivo de regocijo para la plebe. Después de esto, la lanza fue sustituida por el “Rejón”, vara de metro y medio de largo que, el rejoneador desde su caballo clava en el cuello de los toros. Se piensa que en estas lides surge la idea de las corridas.

A mediados del siglo XVIII, el juego con los astados pierde el carácter aristocrático para ser netamente popular. Después de la conquista los poderosos españoles importaron a nuestras tierras ganado caballar, bovino, caprino, porcino y lanar. Don Hernán Cortés fue uno de estos señores privilegiados. Este señor fue nombrado por los reyes de España, Marquéz del Valle, por habernos conquistado. El ganado de su propiedad lo estableció en el lugar que el llamó La Marquezana, sitio conocido hoy en el Istmo Zapoteca como La Venta. Entre el ganado vacuno llegó a la Nueva España en 1528, venían los de Lidia, muy famosos por su bravura. Registra la historia que en los años de 1529, se efectuó en México la primera corrida. Esta señalada diversión por ser netamente del pueblo cundió inmediatamente en toda la república mexicana en sus tradicionales fiestas. Es de suponerse que al paso del tiempo esto se fue superando; tanto en toros, toreros y la construcción de grandes plazas para estos menesteres.

En nuestra Heroica Ciudad de Juchitán; hubieron tres lugares de ex profeso, donde se efectuaban los acontecimientos comentados. Refiérome a la explanada que hoy es el Parque Revolución; entre otras ocasiones en la cerrada 16 de septiembre –pista Vela Agosto- y otras veces en lo que fuera gran patio ubicado frente al panteón Domingo de Ramos. Con respecto al corral y entablado por ordenes de la Autoridad municipal, se hacían por tequio. El ganado se traía de los llanos de la Salinera. Actuaban como toreros los espontáneos, entre estos surgieron para ser populares los hermanos Emilio y Vicente Malo. Se hizo de renombre en estas lides Miguel Ríos (El Cuatrito), joven que tuvo exquisitez, figura y cualidades de ser estrella en estas artes.

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Las populares corridas se realizaban; por lo menos en Juchitán, en los primeros días de Enero (Iza cubi); a mediados de Septiembre y en las fiestas titulares del mes de Mayo. Entre los aficionados a la idea, surgió otro grupo de valientes, dedicados a la monta de los toros dándole al espectáculo otro tipo de emociones. De este conjunto destacó con bizarría, intrepidez y hombría un vecino de la cuarta sección, señor de años que aun vive, recordando anécdotas de su vida taurina, como el siguiente:

Nos cuenta que en cierta ocasión asistió a las fiestas del vecino pueblo de Espinal, lugar donde se venera a la Virgen del Rosario en el mes de Noviembre; a su llegada al pueblo de referencia, inmediatamente se dirigió al lugar donde se efectuaba la fiesta brava para participar en la monta, recibiendo a la vez algún premio. Llegó el momento preciso. Se monto todo confiado en un carnudo medio arisco, con la seguridad de tener ya los mil pesos de premio en la bolsa.

Lamentablemente a las primeras de cambio, nuestro amigo se fue de bruces al suelo, de ribete el animal le pisó la oreja, todo sangrado se lo llevaron a curar de ahí a su domicilio. Nuestra gente como siempre muy acomedida con el Guenda Lissá, fueron a visitarlo, dejándole a su familia un pequeño óbolo para su curación. Una tía media lépera, fue a verlo, diciéndole en zapoteco: “Pa ñuu spianilu la, nicou’ Seúl, nigui’ ba lu la, ne ñetelu naguidxi dista; ñeu tincu tincu ti xiga dxuladi, sin pena. Yanna nexhu raca sica ti binni guidxa. Traducción: Si fueras inteligente, te subieras sobre tu esposa, te bajaras bien y hasta te premiara con una jícara de chocolate. No que ahora estás ahí acostado como gente tonta causando lastima.

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Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

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Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

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Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

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Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

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El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

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