Connect with us

Cultura

Operador de un Aguila de Acero

Published

on

En uno de los tantos días de aquel mes que se pierde en los laberintos del recuerdo, fuimos invitados a un desayuno por el bardo de la escultura Moisés Cabrera Orozco, en un reconocido restaurant de esta localidad, donde nos encontramos con el amigo de siempre Juan Heriberto Ruíz  Chiñas, con quien entablé pláticas sobre temas triviales, que únicamente causaban risas. Repentinamente, se me ocurrió preguntarle quién había apodado “juánchi”, contestando –parece que “Tarú”, él mismo apodó a Héctor Santibáñez< Olivera “Zapopan Romero” porque andaba aprendiendo a manejar bicicleta y accidentalmente chocó contra la banqueta de la casa donde hoy en día está la Casa del Pintor.

Después de estos comentarios, surgió el tema sobre la persona de Tarú es el segundo piloto aviador que el pueblo juchiteco ha dado, porque el primero  fue Lucio Chiñas Luis..-Espetando Juan Heriberto, -a propósito de Lucio Chiñas, fue mi tío, hermano de mi madre, mis abuelos se llamaron Esteban Chiñas y Cliseria Luis.

“Nos comentaba mi mamá que Licio a muy temprana edad se sentía soldado, porque se colocaba la escoba sobre sus hombros y marchaba diciendo: uno, dos, uno dos… Mis abuelos veían y sonreían.

De esta manera surgieron los años, Lucio se convirtió en adolescente y aprendió el oficio de platero o joyero. Empero, un día no esperado, apareció en los portales del palacio municipal, un anuncio, donde el gobernador del estado de Oaxaca de aquella época, invitaba a los jóvenes a estudiar la carrera magisterial. El tío Lucio apresurado le anunció a su padre de aquella oportunidad, propuesta que fue aceptada por mis abuelos.

Advertisement

Llegó el día de partir, los participantes y familiares se citaron frente al inmueble municipal, en el espacio se dibujo la presencia de Daniel Pineda Corcia, Germán López Trujillo, Lucio Chiñas Luis y otros paisanos más. De esta manera se despidió a los aspirantes a  Profesores. Al paso del tiempo el tio Lucio concluyó su academia magisterial nivel primaria; y siempre comentaba que el profesor Daniel Pineda Corcia eras un hombre muy inteligente e inclusive participó en un concurso de oratoria yt ganó el primer lugar. Más tarde se apunto en otro concurso del arte de hablar con elocuencia en la ciudad de México, donde le quitaron el gallardete y lo situaron en segundo lugar. Se cuenta que el público presente se inconformó con rechiflas y la presea se lo dieron al hijo de un político de aquel entonces.

El tío Lucio ejerció la docencia durante un tiempo, pero dado a que el gobierno no les pagaba en forma oportuna porque transcurrían seis u ocho meses no se veía claro, le hizo saber a sus padres que ya no quería seguir  prestando sus servicios  a la docencia que mejor renunciaría y además que no tenía carácter para estar soportando griterío de infantes, y que lo mejor era integrarse al ejército. Mi abuelo se opuso y le dijo: -mira Lucio, si te sales con tu tonto capricho, considera que ya no tienes familia. El tío no dijo nada más y se retiró del escenario.

UN DIA, que no puedo precisar porque mi madre no nos pudo comentar, el tío desapareció emigrando a la ciudad de México donde ingresó al glorioso Colegio Militar, ahí egresó con el grado de Subteniente y como estaba sentenciado por el abuelo, ya no arribó a su tierra natal. En el transcurrir de los años, alcanzó el grado de Teniente y participó en la escuadra militar aérea.

UN 26 de mayo de 1935 arribó en suelo juchiteco un aeroplano comandado por el Capitán José Pérez Allende, donde estaban integrados, el teniente piloto aviador Lucio Chiñas Luis, José Preciado Acosta, Isaias Francisco Aguilar, Filiberto Mendívil Gómez y el sargento mecánico José Paniagua.

Los operadores de naves aéreas, para no olvidar a sus finados en esta aventura, aprovecharon la ocasión para denominar el campo de aterrizaje (hoy campo deportivo municipal) con el nombre de Leopoldo Suárez Alcázar.

Advertisement

Por las tardes, los guias del aeroplano Isaias  Francisco Aguilar y Lucio Chiñas Luis, invitaron a las bellas y simpáticas damas Sofía Cazorla Vera y Maria Luisa Musalem Cruz, a un paseo bajo el cielo azul del Istmo de Tehuantepec y en breve retornar al campo de aterrizaje. Al arribo de Lucio a la ciudad, fue como reguero de pólvora la noticia que llegó a oídos del señor Esteban Chiñas , mismo que se negaba ir a recibir a su hijo desobediente. Sin embargo, a insistencia de la señora Cliseria quien dijo: Esteban, ve al campo a saludar a nuestro hijo Lucio y dile que quiero verlo y abrazarlo como cuando era niño.

Bajo aquella súplica, el progenitor de Lucio se hizo acompañar de su primo Gaspar Chiñas y otros vecinos. Llegando al lugar de aterrizaje Lucio estaba dialogando con sus colegas y las damas, cuando repentinamente divisó la avejentada silueta  de su progenitor, abandonando de inmediato la reunión e ir al encuentro con su padre y acompañantes. Ambos se abrazaron efusivamente, exhortando el señor Esteban “hasta que cumpliste con tu capricho y además quiero que olvides todo lo malo que te dije”. Traigo un recado de tu mamá: que si quieres y tengas tiempo que vayas a verla, porque está ansiosa de verte. Lucio abandonó  por un momento a su papá para hablarle al comandante de la planilla y encaminarse con su padres, tío y vecinos rumbo a la casa, donde aguardaba su madre. La señora Cliseria abrió sus brazos en cruz, para darle la bienvenida al hijo consentido.

Después de un cálido recibimiento por el rumbo de la Iglesia de El Calvario, Lucio abandonó el recinto familiar para incorporarse con sus compañeros y emprender el vuelo abandonando suelo juchiteco.

En el transcurrir de los días, una doliente noticia llegó al pueblo  anunciando el lamentable deceso del Capitán Piloto Aviador Lucio Chiñas Luis, al despegar sobre una pista improvisada donde el aparato perdió potencia y se estrelló contra un cerro en Tayultita, Durango. El pueblo juchiteco recuerda siempre a tan valeroso juchiteco.

 

Advertisement
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultura

Juana Hernández López: La Voz de la Mixteca que resuena en la Guelaguetza 2024

Published

on

Una vida de lucha y dedicación que une fronteras y preserva la riqueza cultural de su comunidad

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- (Cortamortaja) 22 de Junio de 2024.- En el corazón de la Guelaguetza, la festividad más emblemática de Oaxaca, ha emergido una figura que encarna la resistencia, el amor por la cultura y la dedicación incansable a su comunidad. Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, ha sido coronada como la Diosa Centéotl 2024, una distinción que celebra no solo su belleza y carisma, sino también su extraordinaria trayectoria y compromiso social. Hoy, en un momento aún más significativo, Juana celebra su 65 cumpleaños, un detalle que añade más emoción y significado a su historia de vida.

Juana no es solo una docente de español e historia; es una narradora de la realidad y una guerrera por la justicia educativa. Su camino ha estado marcado por la adversidad y la migración, habiendo tenido que dejar su amado Juxtlahuaca para buscar oportunidades en Estados Unidos. Esta experiencia no la quebrantó, sino que la fortaleció, convirtiéndola en una voz poderosa para la comunidad migrante mixteca.

En Fresno, California, Juana tomó las riendas de Radio Bilingüe, entendiendo que cuando los migrantes cruzan las fronteras, llevan consigo más que pertenencias; llevan su lengua, su cultura y su identidad. Desde los micrófonos de la radio, Juana se convirtió en un faro para aquellos que añoraban su tierra, ofreciendo no solo información y compañía, sino un puente que conectaba corazones divididos por la distancia.

El regreso de Juana a Juxtlahuaca no fue un retorno a la comodidad, sino una extensión de su misión. Desde 2019, ha dirigido un programa en XETLA, La Voz de la Mixteca, donde comparte su lengua materna, las tradiciones ancestrales y las historias de la comunidad migrante. A través de las ondas radiales, sigue tejiendo la trama de su cultura, manteniéndola viva y vibrante.

Juana Hernández López no solo representa a las mujeres de su comunidad; representa a todas aquellas personas que han tenido que abandonar su hogar en busca de un futuro mejor. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, un recordatorio de que la cultura es un tesoro que nos sigue, nos define y nos une, sin importar cuán lejos estemos de nuestro lugar de origen.

Hoy, como Diosa Centéotl y celebrando sus 65 años, Juana ilumina la Guelaguetza con su presencia y su historia, una luz de esperanza y fortaleza para todos aquellos que, como ella, creen en el poder transformador de la educación y la cultura.

Advertisement

Continue Reading

Cultura

Cuentos y dichos del niño y el adulto zapoteca espinaleño

Published

on

Profesor Luis Castillejos Fuentes / Libro El Espinal: génesis, historia y tradición / Foto: Internet

El terror a la muerte es la base del animismo primitivo de los zapotecas y los niños de antaño, mezcla resultante en alguna forma de este grupo étnico, traen consigo esta mentalidad que tiende a manifestarse en su vida cotidiana. La oscuridad de la noche era propicia para que, sentados sobre un pequeño montículo de arena fresca de río, la chamacada contara historias  sobre fantasmas: “Guenda ruchibi”. Unas veces las oían en voz de los “viejos”, otras de  algún niño que con buena memoria se las transmitía. Se hablaba del bidxaa, espíritu de alguien que se creencia le atribuye madad, que se hace presente o no, deambula en lo oscuro provocando ruidos y gritos extraños imitando la expresión gutural de algún animal. El “sombrerote,” personaje vestido elegantemente y “con mucha plata” para ofrecerla al incauto que cae en su seducción y dominio, convertirlo en su vasallo y llevarlo a vivir lejos, en la cumbre de una montaña o en alguna cueva para en un momento dado hacer el “mal” a otros, pues supónese que tiene pacto con el diablo, binidxaba. Se Cuenta también la historia de “la llorona”, mujer vestida de una blanca y sudada manta que gime desgarradoramente, ya que de esta forma expresa que su alma en pena vaga hasta que algo pendiente que ella dejó en el mundo de los vivos se vea realizado. Todos, “entes” imaginarios, pero eso sí con la creencia de ser portadores del mal y en la charla se da como si lo que se expone fuera una realidad, que aunque provoque miedo,  se torna, interesante para la mente infantil.

En el ambiente de pueblo, todo mundo se conoce, se respeta y se saluda. Y no falta alguien peculiar en su modo de ser, que lo hace distinto del otro, ya sea por poseer  congénito o adquirido algún vicio, cualidad, virtud, etc., sea por defecto físico o por algún hábito fuera de lo común que despierta curiosidad, gracia, burla, admiración y risa en niños y adultos. Este tipo de personaje se hace “relevante”, queda su dicho y su hecho para el comentario grato: Tá Llanque Castillejos “Chiquito”, empedernido tomador de mezcal, su saludo es un grito desgarrado y su gracia colocar un cigarrillo de hojas sobre sus pobladísimas cejas y exhibirse, “zou náa la o zahua lii” ese era su dicho habitual,  José “Huipa” ex-soldado de leva en la revolución, donde alcanzó el grado de cabo, traumado por lo que sufrió en sus andanzas y de mal comer en la brega, después de ingerir “anisado” marchaba solo por las calles haciendo ademanes con saludo militar. Genaro Clímaco, Naro Lele por sus largas extremidades inferiores, semejando al alcaraván, con unas copas que impactaban su cerebro le daba por filosofar: “si tu mal no tiene remedio, porqué sufres y si tu mal tiene remedio también porqué sufres” solía decir con cierta visión premonitoria hacia lo que en la vida es bueno o es malo. Ta Rafé Lluvi, músico por afición y por su adicción al “trago” ya no lo contrataban, de un instinto vivaz, con un papel u hoja verde de lambimbo sobre un peine, de su ronco pecho entonaba melodías para que algún parroquiano le obsequiara una copa y después a su “banquete” que era residuo de tortilla y sobras de comida que con los cerdos compartía en una canoa de madera. Y Tá Rafé aguantó más de un siglo a pesar de esa “vida”. Erasmo Toledo perspicaz y agudo charlador, su plática amena y entretenida despertaba interés y sus frases quedan: Naa Tá Llamo. Xi tal xa llac, le dice un amigo a otro, zaquezi naa marínu. ¿Cómo estás? es la pregunta y la respuesta, es “como siempre”, aunque hayan pasado varios años, hasta los 81, que ya pesaban sobre el cuerpo de Beto Marinu y que por lo mismo no podía conservarse igual, y tiempo después fue hallado muerto en un basurero.

 En las fiestas patrias, la noche del grito y el desfile obligado del l6 de septiembre, con la tabla calisténica organizada por el profesor Bruno Escobar Fuentes, acto muy concurrido porque era de regocijo para la gente del pueblo. Era especie de fiesta popular. Al terminar  el acto literario y el presidente municipal en turno de dar “el grito”, la concurrencia abandonaba el escenario. Quedaban algunos, ya “encopetados”, que a la voz de tribuna libre arengaban a la multitud: Ta Queño Cueto ngüí, Pedro Ché Vale, José “Huipa” y otros, lo hacían habitualmente, sus dichos incoherentes y burlones sobre algún hecho que la autoridad hacía mal, provocaba risas entre los espectadores para luego abandonar el lugar hasta el amanecer.      

Allá por los años cuarenta, antes de abrirse la carretera internacional, mercaderes oaxaqueños, “vallistos”, pasaban por Espinal, estancia de descanso después de un largo peregrinar. Cargaban sobre sus espaldas gruesas y pesadas pacas de pescado seco de san Mateo del Mar para llevar a Oaxaca. Tenían que cruzar en el trayecto la sierra de Guevea y Escuintepec y bajar a Mitla. En algún corredor de casa grande, estancia descansaban y los niños por curiosidad se asomaban y los rodeaban para hacerles picardía, robar algo de su mercancía mientras dormían y reírse de su indumentaria y de su menudo pero macizo cuerpo, al mismo tiempo, admirar su resistencia.

Advertisement

El apodo para diferenciar al común ciudadano o simplemente para distinguirlo de otro, es de uso común  en los pueblos zapotecas, Al sustantivo se le acompaña con un adjetivo para la fácil identificación: así se dice de Luis “nanchi”, Luis “niño”, Luis “valor”, Luis “guitu”, de José; ché “cuachi”, ché “benda”, ché “bachana”, ché “tita”, ché “huabi”, ché “mistu”, de Antonio; Toño “morral”, Toño “músico”, Toño “neta”, Toño “llúu”, etc.

Continue Reading

Tendencia